EL MUNDO › OPINION
› Por John Lichfield y
Harry Cockburn *
Nuevamente Francia había comenzado a respirar normalmente.
El campeonato de futbol de 2016 había pasado sin un ataque terrorista. El presidente François Hollande había anunciado que el estado de emergencia, declarado después de los ataques del 13 de noviembre finalizaría a fin de este mes. La vacaciones de verano comenzaban. La economía empezaba a revivir.
Y ahora esto. El ataque del camión sobre la multitud que miraba los fuegos artificiales festejando el aniversario de la Revolución Francesa sobre la rambla de Niza tiene todas las huellas de un plan diabólico planeado por el Estado Islámico (EI).
El ataque sucedió un día que los franceses y los occidentales celebran los valores de la democracia y la fraternidad. Apuntó a las familias, incluyendo niños y bebes en un momento de alegría y relajación. Apuntó a una ciudad que simboliza a Francia como el destino turístico más popular del mundo y un modelo de la alegría de vivir.
Hay algo doble y triplemente aterrador sobre el uso de un banal camión de reparto de 20 toneladas para causar 84 muertes brutales, crueles y sin sentido. Los servicios de seguridad pueden buscar armas de fuego y explosivos para vigilar y controlar. Pero ¿cómo se puede detener un camión que conduce contra una multitud? Puede resultar que el autor del atentado del jueves haya sido un “lobo solitario” no controlado por el EI directamente. Eso también sería doble y triplemente aterrador.
Quizás el EI no puede mover todos los piolines, pero su estrategia y propaganda han implorado a los simpatizantes a que encuentren sus propios métodos y oportunidades para matar a los “sucios franceses y estadounidenses” y otros “malhechores”.
Ningún grupo extremista se ha adjudicado hasta ahora el ataque, pero la agencia de noticias del EI, Amaq, le dijo a los partidarios que “esperaran la confirmación que de estaba detrás de la masacre”. Mohamed Lahouaiej Bouhlel, de 31 años, un residente de Niza con doble nacionalidad francesa-tunesina, fue identificado como el hombre que llevó a cabo el ataque. Era conocido por la policía francesa por delitos menores, incluyendo robo y violencia, pero no había sido conectado a ninguna actividad terrorista y no estaba en la lista de sospechosos de los servicios de inteligencia.
El aumento de los llamados “lobos solitarios” es una amenaza creciente para los servicios de inteligencia, y una que el EI ha capitalizado, dijo Will Geddes, un especialista en seguridad. Hablando para la BBC Radio 5 Live, Geddes dijo: “Todo es parte de un medio muy inteligente e insidioso de reclutamiento que los extremistas islámicos están usando actualmente. Mantienen las redes de aquellos que saben planificar un ataque limitado y están recurriendo a los desencantados e incluso aquellos con enfermedades mentales. Esa comunidad es mucho más susceptible a este reclutamiento remoto”.
“La situación con la que antes tratábamos era una en la que los individuos iban a un campo de entrenamiento en Afganistán o Paquistán o Irak. Estos en cambio, son lo que yo llamo lobos solitarios, que han sido reclutados remotamente y por lo tanto hacen que sean increíblemente difíciles de detectar para las agencias de inteligencia”.
Mi especulación sobre esto, y es especulación, es que comparado con el ataque al aeropuerto de Estambul o los ataques de Bruselas o de París, donde había grupos más grandes de individuos que estaban altamente motivados, bien equipados,con buenos recursos y bien planeados, el ataque que vimos en Niza el jueves fue llevado a cabo por un individuo probablemente desencantado que estaba más inspirado que lo que estaban los otros directamente instruídos a través de una cadena de comandos.
Los ataques del 13 de noviembre en Paris fueron, en un sentido engañosos. Necesitaban considerable logística y planificación. La verdadera guerra que ahora enfrenta occidente –no sólo Francia– ha sido abiertamente presumida por los líderes del EI. Se trata de ataques al azar y apenas planeados inspirados por individuos, sobre una Europa que se presenta como el “vientre blando” de Occidente , sólo apenas guiados por el Evangelio jihadista de odio y venganza.
El objetivo tambien fue claramente establecido: provocar una reacción blanca contra las poblaciones musulmanas de Europa, empezando por los 4,7 millones de musulmanes en Francia. Esto, a su vez, cree el EI, reclutará a muchos más jóvenes musulmanes para su causa.
Después de los ataques de Charlie Hebdo en febrero del año pasado, del Bataclan de París y demás ataques en noviembre y los ataques de Bruselas en marzo, esta estrategia fracasó. Es gracias a la gran mayoría de ciudadanos franceses y belgas comunes que no haya habido ninguna reacción violenta antimusulmana. Es gracias a las grandes mayorías de las poblaciones musulmanas en Europa que han rechazado la retorcida lógica del EI.
Pero, ¿cuánto tiempo podemos esperar que la gente reaccione con tanta tolerancia y sentido común? La elección de Niza como blanco, calculada o no por el EI, es potencialmente explosiva.
Paris y Bruselas son cosmopolitas, de tendencia izquierdista, amplias de pensamiento. Niza es por lejos la más derechista de las ciudades de Francia, un bastión de la más dura versión del centro derecha de Nicolas Sarkozy y también de la extrema derecha del Frente Nacional.
Gran parte de su población blanca desciende de los colonos franceses pied noir, que fueron obligados a dejar Argelia a comienzos de los 1960. Niza también tiene una gran población musulmana. Viven dentro de las fronteras de la ciudad, no encerrados en los banlieu (suburbios) o los suburbios multiraciales pobres como en París o Lyon.
Si uno quisiera encender la mecha de una guerra racial en Francia, Niza sería una elección inteligente.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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