Lun 19.01.2004

EL MUNDO  › GREENPEACE Y AMNISTIA INTERNACIONAL HICIERON SUS PROPUESTAS

Limitando al poder corporativo global

En el tercer día del Foro Social Mundial presentaron dos iniciativas de control a las empresas que puedan vulnerar los DD.HH.

Por Alicia Cytrynblum
Desde Bombay

Para la mayoría de los habitantes de Bhopal, un pueblo cercano a Bombay en India, el2 de diciembre de 1984 fue un día como tantos. No imaginaban que esa misma noche una nube de gases tóxicos se cobraría la vida de 20 mil personas y dejaría seriamente dañada la salud de otras 150 mil. Sucedió que los sistemas de seguridad de la planta de pesticidas de la empresa Union Carbide no sólo eran deficientes en su diseño sino que, por reducción de costos, no habían recibido ningún mantenimiento durante ese año.
Rasheeda Bi, una sobreviviente de esa noche negra, aseguró que hubiera preferido morir antes que pasar por ese horror. “Mucha gente murió ahogada en sus propios fluidos y hay muchas mujeres que todavía están muy afectadas”. Otro caso estremecedor: la etnia Karen de Burma, está localizada en la frontera de ese país con Tailandia. Allí el multipremiado investigador, Ka Saw Wa, fue apresado y torturado en 1988 por los militares. Participaba de una revuelta estudiantil contra el trabajo forzado en una refinería de gas al que estaba sometido todo su pueblo. “Allí todavía la gente es forzada a trabajar contra su voluntad –explicó Saw Wa–. La violencia es extrema: las mujeres son violadas y las familias son obligadas a trasladarse continuamente. Lo mejor de todo es que nos tenemos a nosotros mismos como comunidad.
“Ambos hechos dejan al descubierto la relación indisoluble que existe entre los crímenes contra el medio ambiente y la vulneración de los derechos humanos. En un ejemplo concreto de complementación de ambas temáticas, las organizaciones Greenpeace y Amnistía Internacional desarrollaron un panel conjunto en el tercer día del Foro Social Mundial. Allí los organizadores presentaron dos propuestas que tienen por objetivo delimitar el control de las empresas sobre los bienes comunes y, al mismo tiempo, las responsabiliza de los abusos que puedan producir en materia de derechos humanos, saludpública y medio ambiente. “La globalización ha aumentado el alcance del poder corporativo, y por eso es más urgente que nunca obligar a las empresas a respetar los derechos humanos”, dijo la bengalí Irene Khan, Secretaria General de Amnistía Internacional (www.amnesty.org).
En este sentido, destacó el paquete de normas que Naciones Unidas estableció en agosto del año pasado para regular la protección de los derechos humanos en los negocios de las empresas globalizadas. “Son un avance muy importante –enfatizó– en vistas de creación de un tratado internacional que obligue legalmente a las empresas a tener políticas que preserven los derechos humanos. Es muy necesario buscar estándares de comportamiento corporativo porque algunas empresas, como por ejemplo, las que trabajan con diamantes, son absolutamente impunes.”
Por su parte, la organización ecologista Greenpeace (www.greenpeace.org) propuso establecer una “Comisión Mundial del Crimen Corporativo”, un organismo formado por ONGs, empresas, gobiernos y especialistas que realicen un control sobre el comportamiento internacional de las compañías. “Las empresas son responsables y deben pagar si destruyen el medio ambiente o generan tanto sufrimiento innecesario en las personas”, dijo Gerd Leipold, director ejecutivo de la entidad (ver reportaje aparte).

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