Sáb 30.07.2016

EL MUNDO  › EL PROCESO DE FORMACION DE GOBIERNO SE ESTIRA EN ESPAÑA TRAS LAS CONSULTAS AL REY

Rajoy juega a la ambigüedad

El líder del Partido Popular aceptó el encargo de Felipe VI como candidato a la presidencia, pero no asegura si se someterá a la votación tras el debate de investidura. Entonces sigue sin poder formar una mayoría.

› Por Flor Ragucci

Desde Barcelona

Parecía que, por fin, algo iba a moverse en la anquilosada situación política española cuando el rey convocó la nueva ronda de consultas con los candidatos para reactivar el proceso de investidura tras nueve meses sin gobierno –o con “gobierno en funciones” que a términos prácticos vendría a ser lo mismo– pero no, todo sigue igual. Tras los tres días de reuniones que mantuvo el monarca con los representantes de las formaciones que obtuvieron diputados en las elecciones del 26 de junio, Felipe VI propuso finalmente como postulante a la presidencia a Mariano Rajoy y el líder del Partido Popular (PP) aceptó, aunque no se sabe si efectivamente aceptó.

España no despierta del sueño de la marmota. Las escenas en la Moncloa, en el Palacio de la Zarzuela, en el Congreso y en los medios de comunicación se repiten con mínimas diferencias respecto a las vividas hace casi nueve meses, luego de los comicios del 20 de diciembre. Si entonces el presidente en funciones, Mariano Rajoy, declinaba la oferta del rey a someterse al debate de investidura por falta de apoyos, ahora acepta la propuesta pero sin especificar si esto también implica que esta vez sí que se presentará a la votación de los parlamentarios.

Al finalizar su encuentro con Felipe VI, el candidato conservador comunicó que, efectivamente, aceptaba el encargo para intentar la presidencia, pero si durante el proceso que ahora se inicia no consigue los apoyos necesarios para ser jefe del Ejecutivo podría bajarse del tren y dejar las cosas en el mismo punto en el que estaban antes de la reunión con el monarca. “No adelantemos acontecimientos”, dijo Rajoy a los periodistas ante la unánime pregunta de si en esta ocasión accedería o no al debate de investidura. “Lo importante es que me he comprometido a seguir trabajando para intentar formar Gobierno; a ver si todos somos capaces de actuar con altura de miras”, repitió una y otra vez para eludir la incógnita.

El líder del Partido Popular prometió retomar este mismo viernes los contactos con el candidato socialista, Pedro Sánchez, y el de Ciudadanos, Albert Rivera, porque, dijo, ve más viable “llegar a un mínimo entendimiento programático con los partidos que respetan el orden constitucional”. Su opción preferida es la de la gran coalición con los dos grupos moderados y así lo remarca en cada una de sus intervenciones públicas: “Son más cosas las que nos unen que las que nos separan”, declaró Rajoy tras el encuentro con el monarca y enumeró la concordancia de las tres formaciones para “hacer frente a los retos” del país: “la amenaza de la unidad y la soberanía nacional [haciendo referencia a la última votación del Parlamento catalán a favor del proceso secesionista], el terrorismo yihadista y el futuro de la Unión Europea”.

Sin embargo, la claridad con la que el presidente en funciones ve el acuerdo entre los tres grupos no se corresponde con la negativa a su gobierno que los líderes del Partido Socialista (PSOE) y Ciudadanos transmitieron al rey durante los encuentros de esta semana. “Vamos a votar en contra de Mariano Rajoy porque el PSOE no va a apoyar aquello que quiere cambiar”, reiteró Pedro Sánchez tras la reunión con Felipe VI. El secretario general de los socialistas remarcó que lo “realmente trascendente es que se celebre ya la sesión de investidura” y no tanto el resultado de dicho proceso porque así se “pone en marcha el motor de la democracia”, dado que sin ese debate no se puede activar la cuenta regresiva de dos meses para tratar de formar un Gobierno y desbloquear a España. “Esa es la responsabilidad constitucional que tiene Mariano Rajoy, el presidente en funciones y líder de la fuerza con más escaños: debe someterse a la investidura, debe dar un paso al frente”, insistió Sánchez.

El socialista no se mueve ni un milímetro de la postura que el comité federal de su partido acordó el pasado 28 de diciembre- por la cual se descartó completamente facilitar la presidencia del PP- y blandiendo esta resolución también le respondió al líder de Ciudadanos, Albert Rivera, quien propuso al rey que todos los grupos se abstengan para permitir un gobierno en minoría de Rajoy. La idea, según transmitió Rivera a Felipe VI, es que si no se logra el consenso entre socialistas, populares y ellos, al menos se eviten unas terceras elecciones dejando al PP que encabece el Ejecutivo en minoría, gracias a la abstención en la sesión de investidura de todos los partidos.

De momento ninguna de las dos opciones planteadas por Ciudadanos tiene buenas perspectivas, la primera porque los de Rivera exigen que Rajoy se retire de la Moncloa para darle el sí en las votaciones y este ratificó una y mil veces que continuaría al mando del Gobierno –además de la negativa con la que ya cuenta el líder del PP por parte de los socialistas– y la segunda porque tanto Sánchez como Pablo Iglesias rehúsan la abstención.

Por la izquierda, las posibilidades de acceder a la presidencia en forma de coalición también continúan remotas. Unidos Podemos y todas sus confluencias le pidieron al secretario general de los socialistas que lidere una “vía alternativa” e intente formar Gobierno con ellos y los nacionalistas, pero desde el PSOE no quieren hablar de “especulaciones ni hipótesis” e insisten en que “es el tiempo de Rajoy”. Pablo Iglesias se mostró bastante pesimista a la salida de su reunión con el rey y lamentó ante los periodistas que “en el PSOE haya gente que no nos quiere ver ni en pintura”. De hecho, el secretario general de Podemos confesó al terminar el encuentro que cree que España no irá a terceras elecciones porque “al final el PSOE acabará absteniéndose y permitirá así que Rajoy sea investido presidente del gobierno”.

El riesgo de un bloqueo institucional ad infinitum y de una tercera convocatoria a las urnas en menos de un año mantiene a los partidos en una olla a presión que les deja poco margen de maniobra. De momento, el único que puede –y debe– mover ficha es Mariano Rajoy aclarando si accede o no al encargo de Felipe VI y revelando el calendario a seguir pero, mientras el presidente en funciones mantenga el misterio con declaraciones como “al rey le he dicho lo que le he dicho salvo lo que no le he dicho”, y el resto de partidos continúe dándole la espalda, el debate de investidura sigue en el aire y el país paralizado.

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