Sáb 24.01.2004

EL MUNDO  › SISTANI ORDENO DETENER LAS MANIFESTACIONES EN IRAK

Tregua en la (pre) guerra civil

Es una especie de tregua. El líder religioso de la mayoría chiíta de Irak, el ayatola Alí Sistani, pidió ayer en el rezo del viernes a sus seguidores que cesen las protestas hasta que la ONU se pronuncie sobre la conveniencia de celebrar elecciones, aunque añadió condiciones a su propuesta. El jefe espiritual del 60 por ciento de los iraquíes hizo llegar ese mensaje por medio de representantes durante el rezo del viernes en las ciudades santas chiítas de Najaf y Karbala, que se convirtieron en el nuevo escenario de la pulseada que mantiene con Estados Unidos a través de la organización internacional.
En Karbala, el clérigo Abdelmajed Al Kerbali se dirigió a los fieles para pedirles en nombre de Sistani que pongan freno a las manifestaciones populares hasta que la ONU se pronuncie sobre la oportunidad de celebrar en breve plazo los comicios. “Les pido que cesen las protestas hasta que conozcamos la opinión de la ONU sobre nuestra propuesta”, dijo Al Kerbali, considerado uno de los asistentes más próximos a Sistani, citando al ayatola. Según el anuncio de Naciones Unidas, especialistas de la organización internacional viajarán pronto a Irak para dictaminar si existen condiciones para la convocatoria electoral, a lo que Sistani parece mostrarse de acuerdo, aunque ayer agregó un matiz. En su plegaria de Najaf, otro de los clérigos que cuentan con mayor grado de confianza del ayatola, Mohamed Al Mawsawi, tomó la palabra para puntualizar que Sistani estima necesario que en ese trabajo de verificación participen representantes iraquíes. “Sería peligroso que no fuera así”, dijo Al Mawsawi en su oración ante un auditorio de creyentes compuesto de doscientas mujeres.
Si la orden de parar las marchas era un secreto a voces desde que se anularan las previstas esta semana en Najaf y Karbala –en principio convocadas tras la que el lunes congregó a decenas de miles de personas en Bagdad–, la petición de que expertos locales se unan a los de la ONU para establecer la conveniencia de la cita a las urnas constituye otra vuelta de tuerca por parte del ayatola. Según fuentes diplomáticas, la nueva condición refleja la desconfianza de Sistani a una mediación de Naciones Unidas que él mismo solicitó pero que, una vez aceptada por el secretario general de la Organización, Kofi Annan, en medios chiítas se contempla como parte de la estrategia del administrador civil del país, el norteamericano Paul Bremer, de que la ocupación gane credibilidad.
Tras entrevistarse con Annan en Nueva York, Bremer se mostró dispuesto a realizar ajustes al actual calendario de traspaso del poder a los iraquíes, en el que se prevé la proclamación en junio de un Parlamento de representación indirecta, antes de la celebración de comicios por sufragio universal en 2005. No obstante, Bremer insistió en la imposibilidad de convocar las elecciones con anterioridad a ese año. En caso de que los temores del entorno de Sistani se hagan realidad y la ONU apoye la agenda estadounidense, queda por saber si el líder chiíta rechazará, y en qué términos, el dictamen de Naciones Unidas y la ocupación, algo para lo que no podría contar con la totalidad del resto de grupos étnicos y religiosos del país. Conscientes de su inferioridad numérica, sunnitas, cristianos, kurdos y turcomanos, o varios de sus sectores más representativos, se oponen a la celebración inmediata de elecciones directas, y de seguir adelante con su desafío Sistani alimentaría las posibilidades de guerra civil, un espectro que planea desde la caída de Saddam.

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