Sáb 24.01.2004

EL MUNDO  › LULA CONFORMO UN GABINETE DE BASE AMPLIA CON EL CENTRISTA PMDB

El arte de quedarse sin opositores

Sólo socialdemócratas y derechistas quedan fuera del nuevo gabinete brasileño, lo que resta a Lula de toda oposición práctica.

Por Juan Arias *
Desde Río de Janeiro

Cinco meses de reflexión y de dudas le han costado al presidente Luiz Inácio Lula da Silva hacer la primera reforma a fondo desde que inició su mandato, tanto para dar espacio a la entrada en el gobierno del importante partido de centro del PMDB (Partido del Movimiento Democrático Brasileño) –que lo convierte así en un gobierno de centroizquierda– como para resolver el tema de las reformas sociales que no le estaba funcionando, mientras había sido un éxito el de la macroeconomía. De hecho, los cambios han tenido lugar fundamentalmente en los ministerios más sociales, dejando prácticamente intactos a los económicos.
Ha habido cambios y también sorpresas importantes. Salen del ámbito de lo social cuatro personajes emblemáticos: José Graziano, ministro del famoso Proyecto Hambre Cero, amigo personal de Lula de toda la vida; Benedita da Silva, ministra de los Asuntos Sociales; la política negra salida de una favela de Río y que había llegado a ser gobernadora del Estado de Rio, quien, decepcionada, no ha querido aceptar la Secretaría Nacional de la Mujer; Ricardo Berzoini, ministro de Seguridad Social, compañero de toda la vida del presidente Lula en la lucha sindical, y Cristovam Buarque, Ministro de Educación, ex Rector de la Universidad de Brasilia y ex gobernador del Estado Federal, un intelectual no alineado del partido de Lula que había criticado que el PT hubiera llegado al poder sin haber hecho una revisión política, y que el gobierno no estaba poniendo en el centro de su interés un problema tan importante y social como el de la educación de calidad para todos. Lula, que le comunicó a Buarque su decisión por teléfono al hallarse el ministro en Lisboa, justificó su salida por el hecho de que quiere hacer una reforma universitaria y para eso necesita un ministro “no académico”. Para sustituir a Buarque, ha sido nombrado otro personaje emblemático del PT, Tarso Genro, el mítico ex alcalde de Porto Alegre que ha dejado la Secretaría de Desarrollo Económico y Social. La hija del nuevo ministro de Educación, la diputada Luciana, fue hace poco expulsada del PT por sus posturas radicalizadas.
El PMDB adquiere los ministerios de Seguridad Social y de Comunicaciones, y al ministro de Ciencias, Roberto Amaral, que días atrás había presentado su dimisión a Lula, lo sustituye el joven Eduardo Campos, del PSB (Partido Socialista de Brasil), sin experiencia en el campo científico, pero considerado un hábil político, famoso además por lo bien que cuenta los chistes, y por su forma original de masticar chicle, según informó ayer la prensa. El diputado del PMDB Eunicio Oliveira será el nuevo ministro de Comunicaciones. Quedaba por decidir el nombre del nuevo ministro de Seguridad Social, probablemente un senador del PMDB.
La entrada en el gobierno del PMDB, el partido que había sido desde los tiempos de la Constitución el adversario político del PT, supone un cambio estructural en el gobierno de Lula, que pasa a ser de centroizquierda y que podría condicionar parte de su política, ya que el PMDB cuenta con 77 diputados federales, 23 senadores, 6 gobernadores, 1226 alcaldías, seis millones de afiliados y 15 de simpatizantes. Es el partido del ex presidente José Sarney, actual presidente del Senado, hoy aliado fiel de Lula y que durante las elecciones había lanzado al ruedo a su hija Roseana Sarney, ex gobernadora de Maranhao, para disputar a Lula la presidencia de la República. Tuvo que retirarse por un presunto escándalo de corrupción de su marido. Hasta ahora el gobierno de Lula era sólo de izquierdas, con el poder centrado en el PT, al que apoyaba un puñado de partidos menores sin gran peso político. Quedan en la oposición el PSDB (el Partido Socialista Democrático de Brasil) del ex presidente Cardoso y el Partido Frente Liberal (PFL), que difícilmente podrán ejercer una oposición homogénea siendo dos partidos en los antípodas, socialdemócrata el primero y de derecha el segundo. En la práctica, por el momento, Lula se va a quedar sin oposición.
El nombramiento de Patrus Ananias, ex alcalde de Belo Horizonte, como superministro de Desarrollo Social, también ha sido una sorpresa de última hora. Ananias es católico y practicante fervoroso, amigo de los obispos y de los religiosos más empeñados en la defensa de los pobres. Lula ha querido tranquilizar a la Iglesia. Otra sorpresa ha sido el hecho de que el ministro de la Presidencia, el todopoderoso José Dirceu, ex guerrillero en Cuba, brazo derecho de Lula durante todo este año, va a tener que dividir su poder con Aldo Rebelo, diputado del Partido Comunista de Brasil (PCdoB), para el que ha sido creado el nuevo Ministerio de Articulación Política, función que desempeñaba Dirceu, quien se queda sólo con la articulación del gobierno. Hay quien piensa que Lula ha querido redimensionar el poder de Dirceu, criticado incluso dentro del gobierno y del PT, quien, al revés, asegura que se ha tratado de liberarlo de las relaciones con el Parlamento y con los gobernadores para centrarlo en el mando del gobierno, constituyéndolo de este modo en una especie de “primer ministro”, cargo que no existe en Brasil, pero que de hecho venía ejerciendo Dirceu, el hombre al que más escucha el presidente.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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