EL MUNDO › EN EL NORDESTE BRASILEñO, EL EX PRESIDENTE DESAFIó A LA JUSTICIA A ENCONTRAR PRUEBAS EN SU CONTRA
En el interior del nordestino estado de Ceará, el líder del PT fue aclamado por miles de personas y habló como posible aspirante a la presidencia. Volvió a proclamar su inocencia.
El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva lanzó ayer una contraofensiva proselitista frente al juicio por corrupción y lavado de dinero abierto en su contra, afirmó que está con la “conciencia tranquila”, desafió a la Justicia a encontrar pruebas de los delitos que se le achacan y aseguró que existe un proyecto para destruir al PT y hacerlo inviable en las elecciones presidenciales de 2018.
En el interior del estado de Ceará, en el noreste del país, Lula fue aclamado por miles de personas y habló como posible aspirante a la presidencia en 2018, además de proclamar nuevamente su inocencia ante la denuncia de la fiscalía aceptada por el juez Sergio Moro, que investiga el escándalo del “Petrolao”, la red de corrupción originada en Petrobras.
“Hay quien dice que están haciendo esto, acusar a Lula, investigarlo desde hace dos años, porque están con miedo de que vuelva a ser candidato en 2018. Hay quien dice que haber destituido a Dilma Rousseff fue para impedir que Lula vuelva en 2018”, dijo a la multitud en la localidad de Barbalha, a 550 kilómetros de Fortaleza.
En el llamado “Brasil profundo” –el nordeste rural semiárido– Lula llegó para participar de las campañas municipales para los comicios del 2 de octubre, pero los actos se concentraron en rechazar el juicio que le inició el juez Moro. “Si ellos prueban que robé diez centavos, con la misma honradez de siempre, con la cabeza en alto, sabré pedir disculpas al pueblo”, declaró Lula, quien agregó que si se comprueba su inocencia, será él quien esperará un pedido de perdón. Según Lula, la “persecución judicial” que sufre es obra de una “elite económica y política” que no perdona que “un obrero haya llegado al poder” en Brasil, un país del cual afirmó que “desde el descubrimiento había estado gobernado por la aristocracia”.
Con una multitud que pidió la renuncia del presidente Michel Temer, el acto también sirvió como un repaso de la gestión de Lula, entre 2003 y 2010, época donde según los fiscales se consolidó el “Petrolao”, la red de sobornos a cambios de contratos en Petrobras para abastecer financieramente a las campañas políticas.
“Hace dos años que buscan delitos en mi vida y no encuentran. Me buscan por haber mejorado la vida del pueblo. Cometí muchas barbaridades, mejoré la vida del pueblo, ahora comen tres veces por día, los hijos de las mucamas y campesinos son ingenieros y médicos. Eso no lo perdonan. No perdonan que la mucama compre el mismo perfume que la patrona”, arengó. Según Lula, sus rivales “buscan la destrucción del Partido de los Trabajadores” desde que él llegó a la presidencia, en 2003.
El ex mandatario se refugió en el nordeste, el reducto electoral que fue clave para la elección de Rousseff en 2010 y 2014 y que se transformó en una región clave para preparar el plan de regreso del PT al poder.
En su fallo, el juez acepta juzgar a Lula, a su esposa y a otras seis personas por la propiedad de un apartamento en el balneario de Guarujá. El magistrado Moro recordó que Lula es sometido a otra investigación referente a la propiedad de una casaquinta en Atibaia, estado de San Pablo, donde pasó varias temporadas desde que en 2010 dejó la primera magistratura brasileña.
Lo dijo el propio Moro en el fallo con el que ayer aceptó investigar la denuncia de la fiscalía contra Lula, en la cual lo acusa de recibir ventajas indebidas de la empresa OAS como parte de los beneficios que esa compañía constructora obtuvo en contratos de Petrobras durante su gobierno (2003-2010).
La casaquinta de la ciudad de Atibaia, en el interior del estado de San Pablo, es propiedad de dos amigos de Lula y fue reformada por las empresas Odebrecht y OAS, ambas vinculadas con el caso Petrobras, aunque la investigación busca un nexo entre las ventajas recibidas por la empresa en contratos con la petrolera y estas refacciones. La defensa de Lula sostiene que esa propiedad no le pertenece y sí a sus amigos, que se la cedieron para que viva con su familia una vez abandonada la presidencia de Brasil.
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