EL MUNDO
› MATARON A 57 PERSONAS EN ATAQUES CONTRA DOS SEDES PARTIDARIAS EN KURDISTAN
Ningún amigo de los okupas estará a salvo
El Kurdistán iraquí, que hasta ahora había permanecido en paz gracias a su apoyo a las fuerzas angloamericanas, recibió ayer un doble golpe que dejó al menos 57 muertos y 235 heridos. Las acusaciones apuntaron a Ansar al Islam, un grupo local con conexiones iraníes y afiliado a Al-Qaida.
Por Patrick Cockburn *
Desde Bagdad
Atacantes suicidas perpetraron ayer dos atentados devastadores contra varios líderes kurdos mientras éstos celebraban una fiesta islámica en la ciudad de Erbil. Murieron al menos 57 personas y cerca de 235 resultaron heridas. Los líderes, la mayoría sobrevivientes de la salvaje guerra kurda contra Saddam Hussein, saludaban a la gente en el inicio del Eid Al Adha, la Fiesta del Sacrificio, cuando los atacantes corrieron hacia ellos y detonaron los explosivos que llevaban en el cuerpo.
Los ataques de ayer podrían ser los más sangrientos desde agosto pasado, cuando los combatientes suicidas empezaron a atacar a los aliados o potenciales aliados de Estados Unidos en Irak. Mientras los hospitales de Erbil, una gran ciudad ubicada en las faldas de las montañas kurdas, pedían donantes de sangre, el número de víctimas confirmadas era de 57 muertos y 235 heridos. Pero mientras los paramédicos y policías se llevaban más cuerpos del lugar del atentado, un ministro kurdo dijo que creía que los muertos ascienden a 140.
Cientos de personas abarrotaron las entradas de los hospitales de Erbil mientras el piso de la morgue del hospital Rizgari se inundaba con la sangre de los cuerpos que yacían en los corredores tapados con frazadas porque no había otro lugar donde ponerlos. Entre los muertos figuran Sami Abdul Rahman, un viejo líder kurdo que era viceprimer ministro de esta región; Akram Mintik, gobernador de Erbil, y otros dos ministros del gobierno regional kurdo.
Los atacantes lograron burlar un fuerte dispositivo de seguridad –el sábado, una bomba colocada en un camión mató a nueve personas en una comisaría en Mosul, cerca de Erbil– mezclándose con la muchedumbre que se juntó para rendir homenaje a los líderes kurdos en la sede central de su partido. Además, por primera vez en Irak, los atacantes estaban descalzos, tenían explosivos atados a sus cuerpos y no manejaban vehículos, el mismo modus operandi utilizado por los militantes extremistas palestinos.
Los atacantes entraron en la sede central del Partido Democrático del Kurdistán (PDK), que controla Erbil, y la Unión Patriótica de Kurdistán (UPK), que también tiene una oficina en la ciudad. “Creo que cerca de 60 personas murieron en el UPK y 80 en el PDK”, dijo Mohammed Ihsan, el ministro de Derechos Humanos kurdo.
Los ataques, que fueron cuidadosamente organizados, demuestran que el que dirige esta campaña de atentados suicidas puede golpear en cualquier lugar del país. El miércoles, un vehículo pintado como una ambulancia explotó en la entrada de un hotel utilizado por un ministro del gobierno interino en Bagdad. El sábado, la policía en Mosul fue atacada y ayer les tocó a los líderes kurdos de Erbil.
Nadie está seguro de quién está orquestando esta campaña suicida. Hoshyar Zebari, el ministro de Relaciones Exteriores iraquí, que también es un líder kurdo, declaró que “fue un ataque perpetrado por terroristas, A-Qaida y Ansar Al Islam”. Esta última agrupación es una organización kurda islámica con vínculos con Al-Qaida que solía tener sus bases en las montañas, cerca de Halabja, en la frontera iraní. Pero incluso antes de ser atacada el año pasado por las fuerzas norteamericanas y del UPK, durante la guerra, nunca fue un jugador importante en la política kurda.
Los despiadados ataques suicidas que se están planeando en este mismo momento deben contar con el apoyo de iraquíes para su organización, para conseguir casas seguras y hacer trabajos de Inteligencia. Un árabe no iraquí resaltaría inmediatamente en Irak, donde los extraños son identificados enseguida ya que en este país todos pertenecen a una gran familia o tribu.
Los comandantes iraquíes y norteamericanos insisten con que los ataques suicidas no forman parte de la tradición iraquí. Políticamente, a ambos les resulta conveniente culpar a los extranjeros. Pero entre los árabes sunnitas, los principales perdedores de la guerra del año pasado, los fundamentalistas islámicos, casi todos pertenecientes a la tradición Wahabi y Salafi, crecen con cada día que pasa. En ciudades abiertamente antinorteamericanas como Faluja la tendencia es hacia el fundamentalismo islámico.
Los líderes kurdos eran blancos obvios ya que son los únicos dirigentes iraquíes aliados a Estados Unidos que comandan sus propios ejércitos. En Erbil no hay unidades de combate norteamericanas. Y tampoco las hay en las tres provincias kurdas del norte. Los kurdos iraquíes, que representan el 15 por ciento de la población, son el tercer grupo de Irak más importante y los únicos que apoyan la ocupación estadounidense. Durante la época de Saddam Hussein, mantenían en el norte una autonomía de facto. Ayer, los atacantes querían demostrar que cualquiera que esté a favor de los estadounidenses pagará un precio muy caro.
De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Milagros Belgrano