EL MUNDO › EL INFORME DE CáRITAS Y EL DE LA FUNDACIóN MIGRANTES SOBRE LA SITUACIóN EN ITALIA
Cáritas destaca que la pobreza, generalmente concentrada en el sur del país, se extendió también al norte. Y la Fundación Migrantes dice que en 2015 creció casi un cuatro por ciento la cantidad de italianos que emigraron en busca de trabajo o para estudiar.
› Por Elena Llorente
Página/12 En Italia
Desde Roma
Que la crisis económica comenzada en 2009 no ha terminado para Italia y que queda mucho por hacer lo demuestran dos análisis estadísticos realizados por la Fundación Migrantes y por la organización católica Cáritas, en los que se habla de casi tres millones de pobres más en siete años y de que en 2015 más de 100.000 personas, especialmente jóvenes, se fueron a otros países a buscar trabajo, sobre todo en Europa pero también a Brasil.
Según el Informe 2016 de la Cáritas Italiana, ente muy comprometido en la ayuda a los pobres y migrantes, en 2007, es decir antes de la crisis económica, los pobres en Italia eran 1,8 millón. En 2015 esa cifra llegó a 4,6 millones. Sobre todo se trata de familias del sur de Italia, con ancianos o con al menos tres niños pequeños y en las cuales nadie tiene un trabajo fijo. Pero el fenómeno de la pobreza, que generalmente estaba concentrado en el sur del país, ahora se ha extendido también al norte, entre familias con al menos dos niños pequeños y aunque uno de los componentes trabaje.
De acuerdo con el informe, algunas medidas para las familias tomadas por el gobierno del primer ministro Matteo Renzi han sido positivas pero no son suficientes. El gobierno italiano debería disponer al menos 2 mil millones de euros en los próximos años para ayudar a los pobres del país, dijo el análisis que precisó que no se trata sólo de dinero sino que hay que construir un sistema de asistencia a los pobres adecuado a las condiciones italianas.
El informe de la Fundación Migrantes, por su parte, incluye datos sólo hasta 2015. Dice entre otras cosas que la mayor parte de los jóvenes que escapan de Italia tiene entre 18 y 32 años. Son jóvenes que intentan emprender una nueva vida de trabajo y/o de estudio sobre todo en países europeos, como Inglaterra, Alemania, Suiza, Francia, entre otros, pero algunos se lanzan hasta Brasil. En 2015, el total de italianos residentes en el exterior y registrados en el AIRE –una institución estatal en la cual están obligados a inscribirse los italianos que residen en Italia y luego parten a otros países–, era de 4,8 millones, el 3,7 por ciento más que en 2014. Sólo en 2015 se inscribieron en el AIRE 107.529 personas, 6000 más que el año precedente.
El Reino Unido era uno de los destinos predilectos de los jóvenes italianos, tanto para estudiar como para trabajar. En Londres especialmente encontraban trabajo rápidamente, tal vez en las decenas de restaurantes italianos desparramados por la ciudad. Pero con el Brexit, es decir la salida del Reino Unido de la Unión Europea, prevista para marzo de 2017, las cosas comenzarán a cambiar. Aunque luego fue suavizado por el gobierno, las declaraciones de la ministra del Interior británica, Amber Rudd, son una muestra de lo que puede llegar a pasar. La ministra pidió que todas las empresas hicieran la lista de los empleados extranjeros que tienen, obviamente para poder expulsarlos más rápidamente si así lo deciden.
Los estudiantes italianos en el exterior suman casi 48.000 actualmente, según los datos de Migrantes, sobre todo en Inglaterra.
Federico, 24 años, originario de Roma, está haciendo un doctorado en biología en la Universidad de Oxford, después de haber estudiado en la Universidad de York, siempre en Inglaterra. “Me fui a estudiar al Reino Unido hace más de cinco años porque había más oportunidades que en Italia en materia de biología y no era tan caro como ahora –contó a Página/12–. Además yo sabía inglés. No sé si volvería a trabajar a Italia. Mis amigos italianos que viven aquí se fueron del país en parte también porque Italia tiene un sistema que no respeta el mérito. El que seas bueno en lo tuyo no quiere decir que vayas a encontrar trabajo. Además pagan menos y hay menos oportunidades en general.”
Erika, 26 años, originaria de Bolonia, vive en París desde 2011 y en la Universidad de la Sorbona hizo dos maestrías después de haber estudiado en la Universidad de Bolonia, una en Información y Comunicación y la otra en Ciencias Sociales. “Cuando vine a vivir a París –contó a Página/12– me di cuenta de que el país me gustaba y había un poquito más de ayudas en comparación con Italia, por ejemplo el Estado te ayuda como estudiante a pagar una parte del alquiler. Aunque no es fácil encontrar un buen trabajo, mal o bien algo se encuentra, mientras en Italia es más difícil. Mis amigas que se han quedado en Italia no lo están pasando muy bien, no encuentran trabajo aún si viven en Bolonia, una ciudad que tiene bastante movimiento. Yo no volvería a Bolonia a buscar trabajo. Hice algunos contactos en el último mes que estuve allí, mandé currículos y cartas, y nadie me contestó.”
Es que encontrar trabajo en Italia, que está pagando todavía el precio de la crisis económica, sigue siendo una empresa muy difícil. Decenas de compañías y comercios grandes y pequeños cerraron sus puertas desde 2009. Y esto generó una altísima desocupación, que a principios de 2016 era del 12,1 por ciento y en julio pasado del 11,4 por ciento. Pero la desocupación juvenil (15-24 años), es decir los jóvenes desocupados sobre el total de jóvenes ocupados y desocupados, la supera ampliamente. La desocupación juveni era en el mes de julio del 39,2 por ciento, mientras en abril había sido del 36,5 por ciento, según datos oficiales del instituto italiano de estadísticas.
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