La Policía española detuvo ayer a dos hombres de origen marroquí que estaban “plenamente integrados” a la organización jihadista Estado Islámico (EI). Ambos hombres, según el gobierno español, son piezas claves en el entramado propagandístico y de captación del EI: se dedicaban a difundir su ideario en las redes sociales, a alentar al reclutamiento y a incitar a cometer actos terroristas. Y si bien realizaban labores similares, mostraban peculiaridades diferentes en su dinámica de actuación y en sus relaciones. Según el Ministerio del Interior, uno de ellos, arrestado en Gijón, tiene nacionalidad española, mientras el otro, detenido en San Sebastián, es residente legal en España.

El marroquí detenido en Gijón había divulgado, a través de las redes sociales, que rendía lealtad al Califato y al califa Abu Baker Al Bagdadi y solicitaba a todos sus seguidores que se unieran a ese juramento. Según la pesquisa, el hombre enviaba mensajes desde su domicilio, donde había creado una importante y organizada red de difusión virtual, con dispositivos de comunicación muy seguros para dificultar su detección. El detenido en San Sebastián, además de su actividad en Internet, mantenía un estrecho contacto con el entorno radical jihadista afincado en el País Vasco, lo que favorecía su labor de captación y radicalización, mayoritariamente entre personas susceptibles de exclusión social.