EL MUNDO › ACEPTó UN DEBATE EN EL PARLAMENTO BRITáNICO, PERO NO UNA VOTACIóN LEGISLATIVA SOBRE EL TEMA
El Partido Laborista criticó a la primera ministra por no detallar sus planes de cara a las negociaciones y le exigió una votación. Además, anunció que quiere plantearle a la mandataria 170 preguntas sobre sus propuestas para las futuras relaciones de la nación con la UE.
La primera ministra británica, Theresa May, rechazó ayer que el Parlamento vote sobre las negociaciones para la salida del país de la Unión Europea (Brexit), aunque prometió que permitirá un escrutinio apropiado al respecto y aseguró que quiere retener el máximo acceso posible al mercado común europeo.
En una parcial marcha atrás, la primera ministra británica aceptó tener un debate “completo y transparente” en el Parlamento antes de activar el proceso de salida de la Unión Europea (UE). La concesión de último momento de May llegó después de que los laboristas demandaran que los diputados tengan más voz en la estrategia del Brexit antes de que el gobierno conservador invoque el artículo 50 del tratado de la UE, el paso formal que da inicio al proceso de desconexión de un país del bloque comunitario.
La decisión de May, anunciada en un breve comunicado, no contempla que los diputados vayan a votar sobre cuándo activar el artículo 50 ni sobre el eventual acuerdo de Brexit que se alcance con la UE, y además agrega a la moción laborista la exigencia de que no se socave la posición negociadora del gobierno. Sin embargo, sí significa que deberá haber un debate en el Parlamento sobre la estrategia de Londres sobre el Brexit.
Por otro lado, la conservadora May se negó a responder si la salida del mercado común europeo es una “línea roja” en sus negociaciones sobre el Brexit. En sesión parlamentaria, la primera ministra aseguró que su objetivo es mantener el máximo acceso posible del Reino Unido al mercado común controlando a la vez la entrada de ciudadanos de otros países de la UE al país. “Mi interés es conseguir el mejor acuerdo para la nación”, añadió, sin dar más detalles al respecto. En las últimas semanas May se ha visto cada vez más presionada ante su negativa a develar su estrategia de cara a las conversaciones oficiales sobre el Brexit, que según anunció se iniciarían antes de finales de marzo.
Sobre todo el opositor Partido Laborista criticó a May por no detallar su estrategia de cara a las negociaciones y le exigió una votación parlamentaria antes del inicio de las mismas. El partido quiere nada menos que plantear a May 170 preguntas, anunció ayer. “Estamos ante un gobierno que no diseñó planes para el Brexit, que ahora no tiene una estrategia para negociar el Brexit y que no ofrece claridad, transparencia ni posibilidades de examinar el proceso para desarrollar una estrategia”, arremetió el líder laborista, Jeremy Corbyn.
La portavoz de Exteriores del laborismo, Emily Thornberry, aseguró en declaraciones al programa Today de la BBC Radio 4, que la oposición no dejaría que los ministros entren en una habitación cerrada con llave y salgan con un plan secreto, desconocido para el Parlamento. Antes del debate, los laboristas entregaron al ministro para la salida de la UE, David Davis, el listado de preguntas, entre las que figuran algunas relacionadas con asuntos de comercio e inmigración.
Pero también los diputados del propio partido conservador quieren más derecho de decisión y exigen claridad sobre el procedimiento a seguir. Medios británicos hablaron incluso de una posible “revuelta de los tory” y Davis pidió ayer que en las negociaciones arrojen una solución que recoja los intereses británicos.
La mayor preocupación es que el gobierno aspire a lo que se conoce como un “Brexit duro”, lo que supondría una salida del mercado único de la UE sin concesiones de libre comercio. El Tesoro británico advirtió en un documento citado el martes por el diario The Times que el “Brexit duro” puede traer consigo una contracción del producto bruto interno (PBI) de hasta un 9,5 por ciento durante los próximos 15 años. El porcentaje correspondería a una pérdida de ingresos fiscales por 66 mil millones de libras (73 mil millones de euros o 82 mil millones de dólares) al año.
Según The Times, con el documento filtrado a la prensa, el Tesoro pretende convencer a los miembros del gabinete de los daños potenciales que causaría un “Brexit duro”. El documento sostiene que tanto el volumen comercial como las inversiones extranjeras directas podrían caer alredor de un 20 por ciento a causa de un “Brexit duro”.
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