EL MUNDO › TRAS LA PRESIóN DE WASHINGTON A QUITO PARA QUE WIKILEAKS NO FILTRE MáS CORREOS DE CLINTON
La Cancillería ecuatoriana justificó la decisión basándose en que su gobierno no se inmiscuye en procesos electorales en curso en otros países y la filtración de los correos tuvo un gran impacto en la campaña norteamericana.
Ecuador restringió el acceso al sistema de comunicaciones de su embajada en el Reino Unido, donde está asilado desde 2012 Julian Assange, luego de que Wikileaks denunciara que el gobierno de Estados Unidos había reclamado a Quito que evite que el periodista australiano divulgue información clasificada sobre Hillary Clinton.
“Durante las últimas semanas, Wikileaks ha publicado una gran cantidad de documentos que tienen un impacto sobre la campaña electoral en Estados Unidos”, señala uno de los primeros párrafos de la Cancillería de Ecuador bajo el título “Sobre el caso Julian Assange”. Afirma que el gobierno ecuatoriano respeta el principio de no intervención en los asuntos de otros países y no se inmiscuye en procesos electorales en curso ni apoya a un candidato en especial.
“En ese sentido, Ecuador, en ejercicio de su derecho soberano, ha restringido temporalmente el acceso a parte de su sistema de comunicaciones en su Embajada en el Reino Unido”, añade la declaración, que explica que esta restricción temporal no impide que la organización Wikileaks lleve a cabo sus actividades periodísticas.
El comunicado se conoció después de que Wikileaks, fundada por Assange, denunciara que el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, le pidió a Ecuador que evitara que el periodista australiano divulgara información clasificada sobre Hillary Clinton durante las negociaciones de paz de las FARC. “Múltiples fuentes de Estados Unidos nos dicen que John Kerry pidió a Ecuador que evitara que Assange publicara documentos relacionados con (la candidata demócrata a las elecciones presidenciales estadounidenses) Clinton durante las negociaciones de paz de las FARC”, dijo Wikileaks en las redes sociales.
Assange no puede abandonar la misión ecuatoriana, tras haber solicitado la ayuda del gobierno de Quito a fin de evitar su extradición a Suecia, país que lo requiere para interrogarlo por delitos sexuales (que él niega) contra dos mujeres. En la red social Twitter, Wikileaks indicó que el encuentro privado de Kerry con autoridades ecuatorianas se produjo en el contexto de las negociaciones (del proceso de paz con las FARC) que tuvieron lugar principalmente el 26 de septiembre en Colombia.
Desde el 7 de octubre, el sitio web Wikileaks divulgó miles de correos electrónicos conseguidos de una cuenta de Gmail que supuestamente pertenece al jefe de la campaña de Clinton, John Podesta. El equipo de Clinton se encontró así en la difícil situación de no confirmar ni negar la autenticidad de los correos pero al mismo tiempo acusar a Rusia de estar detrás del ataque para influir en la elección del 8 de noviembre en favor de Donald Trump.
Los mensajes de Podesta no contienen, hasta ahora, revelaciones explosivas. Las revelaciones más delicadas provienen de las transcripciones de conferencias que Clinton ofreció a bancos de inversión y otras instituciones financieras entre 2013 y 2015, a un costo de centenas de miles de dólares. Clinton se niega de forma terminante a divulgar las transcripciones, una decisión que durante la disputa interna con Bernie Sanders hizo que la acusaran de ser una candidata demasiado próxima a Wall Street.
Los textos divulgados por Wikileaks incluyen fragmentos de varias conferencias y la transcripción completa de tres ponencias en Goldman Sachs, que especialmente muestra cómo la candidata presidencial se encontraba cómoda entre los banqueros. En esas conversaciones, Clinton mostró pragmatismo y propuso un entendimiento, una posición mucho menos rígida que la que defiende en los debates sobre Wall Street. En otra conferencia, ante un grupo de especulación inmobiliaria en abril de 2013, Clinton dijo: “La política es como hacer salchichas. Es necesario tener una posición pública y una privada’’.
En octubre del año pasado, Clinton se opuso a la Alianza Trans-Pacífico (TPP), un gigantesco acuerdo de libre comercio negociado por el presidente Barack Obama con 11 países. Pero los mensajes internos revelan el dilema de una candidata que anteriormente defendió el controvertido acuerdo. Dan Schwerin, quien escribe los discursos de Clinton, mencionó: “Es en realidad un equilibrio muy difícil de conseguir, porque no queremos generar burlas al oponernos con demasiada vehemencia a un acuerdo que ella una vez defendió, ni exagerar lo malo que es ese acuerdo, ya que tiene sus méritos’’.
De acuerdo con la transcripción de una conferencia ante el Banco Itaú, Clinton dijo en 2013 que su sueño era un mercado común hemisférico, con comercio abierto y fronteras abiertas, una visión que generó sorpresa en el ala más proteccionista del Partido Demócrata. En la campaña, prácticamente todos los candidatos cuestionan que la apertura de esos acuerdos termina por motivar la salida de puestos de trabajo hacia otros países.
Los mensajes también revelan choques entre la hija de Hillary Clinton, Chelsea, y Doug Band, un experimentado auxiliar de su padre y ex presidente Bill Clinton, por las operaciones en una rama de la Fundación Clinton. Chelsea envió varios correos a Podesta alegando una conducta inapropiada de Band (miembro del directorio de la Iniciativa Global Clinton) por los lazos entre esa organización y Teneo, la consultora de Band. En un mensaje de noviembre de 2013, Band calificó a Chelsea de “niñita engreída que no tiene nada que hacer más allá de crear problemas’’.
En abril de 2015 el equipo de Hillary Clinton tuvo que tomar una decisión sobre si debían aceptar donaciones de campaña de cabilderos que representan a países extranjeros. En las discusiones, se tornó claro que se podían meter en problemas al aceptar dinero de lobistas que representaban a Irak, Azerbaiyán, Egipto, Libia y los Emiratos Arabes Unidos. Después de muchas discusiones, marchas y contramarchas, uno de los responsables de la campaña, Robby Mook, expresó que en su opinión deberían aceptar las donaciones y “administrar los ataques’’. La jefa de comunicaciones de la campaña, Jennifer Palmieri, se limitó a escribir: “¡Tomen el dinero!”.
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