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› ATENTADO FRENTE A LA EMBAJADA NORTEAMERICANA EN PERU
Un bombazo para la bienvenida
El terrorismo volvió a Lima con un atentado que dejó nueve muertos y más de 30 heridos en vísperas de la llegada de George W. Bush.
Por Carlos Noriega
Desde Lima
Una bomba de 50 kilos de dinamita y anfo que estalló en un concurrido centro comercial ubicado al frente de la Embajada de Estados Unidos dejó nueve muertos, más de 30 heridos y una sensación de inseguridad y temor que parecían haber quedado en el pasado. El ataque terrorista, ocurrido minutos antes de las 11 de la noche del miércoles (1 de la madrugada del jueves hora argentina), estremeció no sólo los establecimientos comerciales y viviendas de una de las zonas más elegantes de Lima, sino, también, los recuerdos de los peruanos que creían haber dejado atrás una época reciente de violencia política, que entre 1980 y la primera mitad de los ‘90 dejó cerca de 30000 muertos.
Ningún grupo se ha atribuido la autoría de este atentado que ocurrió tres días antes de la llegada a Perú del presidente norteamericano George W. Bush, y luego de varios años sin que ocurra ninguna acción terrorista de importancia. Las autoridades han preferido la cautela antes de señalar posibles responsables. El presidente Alejandro Toledo, que horas antes había viajado a Monterrey, México, para asistir a la Convención de las Naciones Unidas sobre Financiamiento para el Desarrollo, debió acortar su estancia en ese evento para retornar de emergencia al Perú. Por otro lado, Bush, en medio de especulaciones sobre una posible cancelación de su viaje a Lima por razones de seguridad, confirmó su visita al Perú para este sábado.
El centro comercial El Polo, de una activa vida nocturna, se encuentra separado de la embajada norteamericana por una avenida. La bomba estaba en una mochila que un individuo arrojó bajo un automóvil estacionado en el lugar. Los policías que custodiaban la embajada norteamericana, que no sufrió ningún daño, se percataron del humo que despedía la mecha del artefacto explosivo y corrieron para intentar apagarla y despejar la zona, pero la bomba estalló antes que la mecha pueda ser apagada, matando a un policía, dos miembros del serenazgo municipal y seis civiles. Los cadáveres, varios de ellos mutilados, quedaron regados por toda la zona. Muy cerca al lugar donde fue arrojada la bomba se encuentra un hotel en el que se hospedan cerca de 200 agentes norteamericanos, llegados como una misión de avanzada para preparar la seguridad del presidente Bush.
La bomba disparó no solamente los peores recuerdos, sino, también, todo tipo de especulaciones. Se habló de Sendero Luminoso, de un comando terrorista internacional y de un grupo paramilitar montesinista como los posibles autores del atentado. Esas tres hipótesis son las que baraja la policía en sus investigaciones. El vicepresidente Raúl Diez Canseco, encargado del despacho presidencial por el viaje de Toledo, el ministro del interior Fernando Rospigliosi y otros miembros del gabinete llegaron rápidamente al lugar. “Esto nos ha sorprendido a todos”, admitió un afectado Diez Canseco. En medio de un total desorden y desconcierto, Rospigliosi dio sus primeras declaraciones muy cerca de uno de los cadáveres que yacía en el piso tapado con una bolsa. “No podemos descartar ninguna posibilidad”, señaló el ministro del Interior preguntado por los autores del atentado. El gobierno también prohibió cualquier manifestación pública durante la visita de Bush.
Desde México, Toledo anunció “mano dura” contra el terrorismo y calificó el atentado como “cobarde y de oscuro origen”. Lo atribuyó a grupos que “buscan frustrar el esfuerzo de un pueblo que quiere reconstruir su democracia”. Otros miembros del gobierno y de diversos grupos políticos coincidieron en sospechar de “aquellos que quieren desestabilizar la democracia”. Y en esta sospecha aparece en primer lugar el nombre de Vladimiro Montesinos, el ex hombre fuerte del gobierno autoritario delahora prófugo Alberto Fujimori. Montesinos, que en sus años de poder llegó a controlar a las Fuerzas Armadas y policiales, se encuentra en una prisión militar, desde la cual todavía podría tener alguna capacidad de maniobra. Pedro Vidaurre, abogado de Montesinos, negó la participación de su cliente en el atentado. Haya sido o no algún grupo ligado al régimen fujimorista el autor del atentado, lo cierto es que los sobrevivientes del fujimorismo no perdieron la ocasión para reaparecer en escena buscando sacar provecho del hecho. Y lo hicieron reivindicando al gobierno de “mano dura” de Fujimori y acusando a una supuesta debilidad de la democracia como responsable de lo que llaman “un rebrote terrorista”.
El grupo maoísta Sendero Luminoso, muy activo en los 80 y comienzos de los 90 pero ahora bastante debilitado, es otro de los principales sospechosos. “No tenemos nada que ver con ese atentado, lo rechazamos”, señaló desde la prisión el camarada “Arturo”, miembro de Sendero. “En Sendero hay varias facciones, así que ese desmentido no demuestra nada”, respondió el ministro del Interior. La policía investiga la posibilidad de que alguna facción senderista disidente de la línea oficial de su jefe Abimael Guzmán, en prisión desde 1992, pueda ser responsable del atentado. Un miembro del guevarista y ahora casi desaparecido MRTA también llamó desde la prisión a la prensa para decir que su agrupación no tenía nada que ver con lo sucedido.
Las investigaciones también apuntan a una posible acción de orígenes internacionales. Y ahí entran en escena el terrorismo islámico y las FARC. Pero hasta el momento no hay ninguna evidencia concreta en uno u otro sentido. Sin embargo, la policía no quiere cerrar ninguna posibilidad y la conexión internacional también entra en la baraja de opciones a investigar.
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