Dom 15.02.2004

EL MUNDO  › LAS ACUSACIONES DE INFIDELIDAD PUEDEN AYUDAR

El pecado que lo hace humano

Por Deborah Orr *
Desde Washington

Hace unos quince días, cuando empecé a ver que los titulares decían “Kerry se prepara para ganarle a Bush”, supuse que el periodismo finalmente se había vuelto loco. Supuse que la historia no era demasiado interesante porque no había nadie en la carrera excepto Howard Dean. Estaba muy errada, pero me consuelo pensando que no estaba sola en juzgar mal el desarrollo de esta historia.
Los titulares hoy son extremadamente predecibles. Un escándalo sexual, dicen los chismes en Internet, amenaza con hundir los esfuerzos de John Kerry por ganar la primaria demócrata. Los demócratas tachan este supuesto escándalo como un intento de la derecha por manchar a Kerry. Si es así, no es un muy buen intento. Francamente, estar sentado cerca de Jane Fonda en los ’70 podría ser más dañino para los esfuerzos del veterano de Vietnam. Pese al hecho de que esta historia surgió de la misma página web que la historia de Monica Lewinsky, nadie parece haberse dado cuenta de que el público norteamericano ya no les da tanta importancia a las historias sobre políticos sexualmente incontinentes.
Ha pasado mucho tiempo desde que Gary Hart tuvo que retirarse de la carrera presidencial después de que saliera a la luz que había tenido un affaire con una modelo llamada Donna Rice. Una historia de este tipo podía arruinar a un hombre allá por el año 1987. Pero, llegado 1992, cuando Bill Clinton fue acusado de tener un affaire con Gennifer Flowers, un discurso de “apoyo a mi hombre” de su esposa fue suficiente para matar el escándalo. Las acusaciones del affaire con Flowers más tarde fueron confirmadas, lo cual demostraba que el presidente Clinton no solamente era un adúltero sino también un mentiroso. Pero no fue suficiente como para causar daño. Resultó ser que ella no era la única mujer con la que el presidente le había sido infiel a su esposa, lo cual lo convertía en un adúltero y mentiroso serial. Cuando salió a la luz el escándalo Lewinsky, ya era obvio que Clinton era un adúltero y mentiroso serial que nunca jamás aprendió a no bajarse el cierre de sus pantalones, pero que en lugar de eso se concentró en pulir sus técnicas para no decir la verdad. Nada de eso pudo mellar la presidencia de Clinton, así que es difícil imaginar que una historia similar pudiera ser una amenaza para Kerry. Es más, si se puede aprender de la experiencia de Arnold Schwarzenegger, podría salir ganando. Las denuncias sexuales parecen haber aumentado el atractivo de un hombre que resultó ser un terminator en la vida real.
Hasta ahora, Kerry había sido retratado como un hombre aburrido que había logrado poco desde Vietnam. Esta supuesta “mancha” podría ser justo lo que necesitaba para convencer a votantes difíciles de que Kerry es lo suficientemente varonil como para ser presidente. Lo peor que le podría pasar es que la acusación sea totalmente infundada.
*De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Ximena Federman.

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