EL MUNDO
› BANDAS CON PODER DE FUEGO SON FIELES AL PRESIDENTE HAITIANO
La última esperanza para Aristide
La ciudad Hinche cayó en manos rebeldes (hubo 5 muertos) y el gobierno pidió apoyo policial de otros países. Aquí, los de su lado.
Por Andrew Gumbel *
Desde Puerto Príncipe
El líder de la banda, al que llaman Billy Calecon-de-fer (“Billy pantalones de hierro”), tiene un tatuaje en su brazo que dice “No confío en nadie”. El parecido con su héroe, el Che Guevara, empapela todo el territorio que controla en Cité Soleil, la villa miseria más grande de Haití. Detrás de su cama, en la tapera que llama hogar, hay un rifle automático M-13, el más temible pero no la única arma de su arsenal. Sus tenientes, la mayoría de ellos adolescentes, también están armados con revólveres y pistolas, incluyendo Glocks de 9 mm que meten en sus cartucheras. Fascinados con la posibilidad de la extrema violencia, tienen nombres de calles como Blang Blang y Bin Laden. Hablan naturalmente de la gente a la que han matado y de la que querrían matar. Parecen ser lo único con lo que cuenta el presidente Jean-Bertrand Aristide. La crisis empeora: la ciudad Hinche (centro) cayó en manos de los rebeldes que controlan Gonaives desde hace diez días. La violencia se cobró otras dos vidas en Saint Marc, 40 km al sur de Gonaives, y tres en Hinche, en un ataque a una comisaría.
La vida es precaria, miserable y barata en Cité Soleil, un basural lleno de químicos tóxicos, pedazos de metal y de concreto del malecón de Port-au-Prince. Es el más arruinado de los lugares de la Tierra. El sida es incontrolable, junto con la desnutrición y las enfermedades. Pero ser miembro de la banda provee cierto consuelo, en especial el padrinazgo del hombre más poderoso de Haití, el presidente Aristide. Billy y sus amigos forman parte de un ejército informal que creó el presidente Aristide para intimidar o atacar a los opositores políticos. A cambio, ellos reciben dinero, beneficencia del gobierno y ocasionalmente empleos reales en empresas estatales. Aman al presidente y éste parece quererlos.
Con una rebelión en marcha en el norte de Haití y un sentimiento antigubernamental creciendo en el país, las bandas de Cité Soleil bien pueden resultar la mejor esperanza de Aristide, quizás su única esperanza de sobrevivencia política. Un ejemplo: luego del ataque de ayer a una comisaría en Hinche, donde murió el director departamental de policía, Jonas Maxime, los policías abandonaron la ciudad de 87 mil habitantes.
El padrinazgo de Aristide de las bandas urbanas es un pacto político con el diablo. Es verdad, hay alguna coherencia ideológica en la idea de un cura radical convertido en presidente que les da poder a los más pobres de los pobres. El problema es que Aristide ha convertido al crimen en una institución del Estado. Es el principal motivo por el cual desconfían de él los líderes extranjeros y es criticado en el país. Es también una estrategia de alto riesgo, ya que los criminales son difíciles de predecir o controlar.
La rebelión en Gonaives comenzó cuando un inmensamente poderoso líder de una banda local, Amiot Metayer, discutió con el presidente y fue brutalmente asesinado. Un cambio de lealtades muy similar está empujando a Cité Soleil al borde de una guerra de bandas. Por otra parte, es fácil demonizar a las bandas de Cité Soleil, pero muchos de sus líderes están motivados en parte por un deseo genuino de sacar al lugar de la miseria. El interés de Aristide en las bandas está en primer lugar en la política haitiana; hasta los invita al palacio presidencial casi regularmente. El hecho de que dependa de su poder de fuego también les da una posición en los asuntos públicos. El poder de este tipo es algo que ellos nunca han experimentado.
Por todo su bravato, Billy también tiene ambiciones cívicas para su barrio. Construyó un escenario para conciertos de rock (él quiere ser rockero), y un monumento pintado de concreto de su héroe, el Che. Aprendió inglés de los marines y a través de ellos tocó su primer arma 9 mm. Existe la evidencia de que las bandas nacieron cuando gente como Billy se apoderó de los abastecimientos de Estados Unidos. Los informes sobre armas distribuidas por los hombres de Aristide datan de 1997. Este es elremolino que Haití está cosechando ahora. Billy puede querer ser una estrella de rock, pero él y sus muchachos se dirigen por el camino hacia la confusión y la guerra civil.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12. Traducción: Celita Doyhambéhère.