Mar 24.02.2004

EL MUNDO  › COCHE BOMBA CONTRA UNA COMISARIA EN IRAK

El objetivo es la nueva policía

Por Angeles Espinosa *
Desde Bagdad

Como si se tratara de una secuencia preparada, el coche bomba hizo explosión en una comisaría de Kirkuk poco antes de que el avión de Donald Rumsfeld aterrizara ayer en Bagdad. Y sin embargo, se trataba de una visita sorpresa, la cuarta que el secretario de Defensa norteamericano realiza a Irak desde el derribo del régimen de Saddam. En esta ocasión, irónicamente, para discutir la reducción de tropas y su sustitución por fuerzas de seguridad iraquíes. Once policías murieron en Kirkuk, lo que eleva a 250 los iraquíes víctimas en atentados este mes.
“Quieren perturbar el plan de EE.UU. para transferir el poder a los iraquíes el próximo 30 de junio”, declaró el administrador civil norteamericano, Paul Bremer. “Está claro que en las tres últimas semanas hemos asistido a una escalada de los atentados suicidas por parte de terroristas profesionales de Al Qaida y Ansar al Islam”, aseguró a los periodistas que acompañaban a Rumsfeld.
Se repite el método: un Oldsmobile blanco se acerca a toda velocidad al recinto policial justo a la hora en que los agentes cambiaban de turno y los recién incorporados estaban cargando sus armas. Por eso había tantos policías juntos. Eran las ocho y media de la mañana. Los 50 kilos de TNT mezclados con clavos arrebataron la vida de 11 policías, además de los dos suicidas. Medio centenar de personas más resultaron heridas, entre ellas dos niñas de 9 y 11 años que se dirigían al colegio.
Washington ha apostado por los cuerpos de seguridad iraquíes para reemplazar a sus tropas, pero este ataque, el sexto de este tipo en lo que va de año, confirma las sospechas de los iraquíes. “¿Cómo van a protegernos estos policías si ni siquiera pueden protegerse a sí mismos?”, se preguntan muchos ciudadanos. Desde hace unos meses, los agentes del orden se han convertido en objetivo de la insurgencia que trata así de frenar su cooperación con EE.UU. Al menos 300 de ellos han muerto en este tipo de ataques desde la creación del cuerpo el pasado verano.
“El éxito (de la reconstrucción) de Irak está en vuestras manos”, aseguró Rumsfeld a los reclutas del cuerpo de Defensa Civil, a los que visitó en una base a las afueras de Bagdad. Las medidas de seguridad para su desplazamiento bloquearon el tráfico de la capital. Blindados y vehículos artillados controlaban cada cruce, mientras numerosos helicópteros sobrevolaban cada palmo de la ciudad.
Rumsfeld anunció orgulloso cómo esta nueva promoción de guardias paramilitares va a elevar a 226.000 el número de agentes iraquíes. Eso es lo que va a permitir la reducción de las tropas estadounidenses. Sólo en Bagdad, el general Martín Dempsey le informó que van a pasar de 36.000 a 24.000 de aquí al 15 de mayo. Su lugar será ocupado por 12.000 nuevos policías y 7 batallones de la Defensa Civil.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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