Sáb 28.02.2004

EL MUNDO  › HABLA EMIR SADER, SOCIOLOGO BRASILEÑO DE IZQUIERDA

“El Waldogate es una herida”

El escándalo de las coimas del juego ilegal va en contra del ala política del gobierno de Lula y en favor de su ala económica, que es neoliberal. Este es el análisis del sociólogo Emir Sader.

Por Darío Pignotti
Desde San Pablo

Waldogate suena parecido a Watergate. El escándalo de corrupción protagonizado por el ex asesor Waldomiro Diniz y un capo de las apuestas clandestinas estremeció al gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva y alimentó comparaciones de todo tamaño. Para el sociólogo Emir Sader las semejanzas entre el escándalo de Waldomiro y el Watergate que acabó con el presidente Richard Nixon no pasan de un juego de palabras mediático. “Lula no va a caer por esto, pero su gobierno quedó desgastado” tras el golpe sufrido por el ministro José Dirceu y la erosión del capital simbólico del Partido de los Trabajadores. Profesor de las universidades de San Pablo y Río de Janeiro, Sader es un intelectual de referencia en la izquierda brasileña. En su opinión, tachar al PT de corrupto carece de rigor, pero nadie debiera sorprenderse si nuevos casos como el escándalo Waldomiro son revelados. Durante la entrevista que concedió a Página/12, Emir Sader analizó al PT, la composición de fuerzas del gobierno, sus contradicciones, su política externa y la indiferencia brasileña ante la negociación argentina de la deuda. Al referirse al Waldogate, Sader lo calificó como una herida.
–¿Por qué una herida?
–Porque el Waldogate hiere la historia construida durante años y justamente ocurre cuando el PT está negando sus propias tesis. Fue herida el aura ética. El caso pareciera un complemento de ese renunciamiento del gobierno a formulaciones típicamente petistas como la acción política con bases ideológicas y utópicas.
–¿Lula salió indemne del escándalo?
–No exactamente indemne, pero me animo a decir que Lula es el presidente más fuerte del mundo en términos de apoyo de las elites, de la opinión pública, de la prensa y de su prestigio. Pero Lula se ha desdibujado ideológicamente a lo largo de su primer año de gobierno. Ahora escandalizó a toda la dirigencia sindical al proponer la flexibilización laboral.
–¿En términos políticos quién salió herido entonces?
–José Dirceu. (El ministro jefe de la Casa Civil) está herido, ha perdido mucha capacidad de articulación política, y él era el hombre fundamental para esa tarea.
–¿Eso fortalece el ala neoliberal del gabinete?
–Quiérase o no, Dirceu era el contrapunto al equipo del Ministerio de Economía a cargo de Antonio Palocci, que es doctrinariamente neoliberal. Sin entrar en el mérito de lo ocurrido, es un hecho que Dirceu debilitado fortalece a otro cuadro muy importante como es Palocci.
–¿El PT se corrompió?
–Creo que pudo haber manipulación ilegítima de recursos públicos. No veo que el caso del ex asesor Waldomiro Diniz demuestre corrupción en el PT, pero puede ser que ese tipo de conductas corruptas comiencen a reproducirse en el PT.
–Diniz era operador de Dirceu. ¿Parece imposible que el ministro ignorara la corrupción de su hombre de confianza?
–Aquí se colocan dos preguntas: Dirceu no sabía qué hizo su operador y fue incompetente o Dirceu sabía qué hacía Diniz y fue connivente.
–¿Usted qué supone?
–Creo que Dirceu no sabía expresamente lo que estaba haciendo su operador, que no pertenece al PT; creo que Dirceu es víctima de su falta de criterio o de un criterio muy laxo para reclutar cuadros para la gestión.
–¿El PT se asimiló al sistema político que siempre cuestionó?
–La política de continuidad neoliberal que el gobierno del PT está aplicando conlleva a una nivelación hacia abajo del partido respecto del resto del sistema partidario. Se ha impuesto un realismo rastrero que realiza alianzas con cualquier partido y emplea operadores políticos como este Waldomiro (Diniz), que ni conocen el programa del PT y a quien el gobierno dio la responsabilidad nada menos que de coordinar el trabajo en el Congreso.
–¿Lula es apenas la continuidad de Fernando Henrique Cardoso?
–No. Este gobierno es la continuidad del anterior en su política neoliberal, que es más radical que la de Cardoso. En lo social todavía está por verse y en la política externa el gobierno de Lula marca una ruptura con Cardoso.
–Argentina considera que Brasil no la apoyó en su negociación de la deuda.
–Brasil debe apoyar a la Argentina en su posición sobre la deuda externa y creo que Argentina está dando movimientos reales, consistentes y consecuentes en ese tema. Ocurre que Itamaraty (Cancillería) quiere impulsar ese respaldo, pero enfrenta los obstáculos que vienen del equipo económico que no quiere que ocurra nada que pueda entorpecer las relaciones con EE.UU. El gobierno brasileño recién dará algún paso concreto en este tema cuando la relación de fuerzas dentro del Planalto se vuelque a favor de Itamaraty. No sé si eso ocurrirá.

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