Mié 10.03.2004

EL MUNDO  › LOS ESTRATEGAS DE AMBAS CAMPAÑAS RECONOCEN EL PESO DE ESA MINORIA

Kerry y Bush pelean el voto latino

En esta primera fase de las campañas demócrata y republicana de cara a los comicios de noviembre, el senador John Kerry y el presidente Bush están apuntando al electorado hispano.

Por José Manuel Calvo *
Desde Washington

Los hispanos, primera minoría de Estados Unidos, no sólo tienen importancia electoral en las grandes concentraciones como California o Texas. Su papel es tanto o más relevante en estados pequeños o medianos: en Arizona, Nevada, Nuevo Mexico y Florida, con notable presencia hispana, las elecciones del 2000 se decidieron por menos del 6 por ciento de los votos. Por eso, en esta primera fase de la campaña, el candidato demócrata, John Kerry –que ayer ganó ya por rutina las primarias del sur– y el presidente George W. Bush cortejan agresivamente a los latinos.
Bill Clinton consiguió en 1996 el respaldo del 72 por ciento de los hispanos; cuatro años más tarde, Al Gore perdió diez puntos y George Bush logró el apoyo del 35 por ciento de la comunidad. Nelson Reyneri, responsable de la política para los hispanos en el Comité Nacional Demócrata, es el motor de una de las apuestas claves de su partido para ganar las elecciones: “Vamos a hacer un enorme esfuerzo para llegar a los hispanos, y lo vamos a hacer ya, sin esperar a la Convención, para conseguir un movimiento como nunca antes había tenido el Partido Demócrata”.
Pero el Partido Republicano es perfectamente consciente de la importancia del voto latino. La Casa Blanca ha lanzado propuestas de legalización temporal de inmigrantes, de las que Bush habló el sábado en Texas con el presidente mexicano, Vicente Fox, al que también prometió eliminar los controles de seguridad por carretera para los mexicanos con pases fronterizos. Entre los primeros anuncios de la campaña de Bush hay varios en español emitidos a través de Univisión y Telemundo. “El hispano es muy independiente, está más dispuesto a oír a cada partido y las posiciones que cada uno toma en los temas”, afirma Alex Burgos, del Comité Nacional Republicano en el Capitolio, que pone un ejemplo: “Cada voto es muy importante. En el distrito 7 de Colorado, en el que un 17 por ciento son hispanos, nuestro candidato ganó en las últimas elecciones por una diferencia de 121 votos”.
En Florida, el estado que dio la victoria a Bush en el 2000 por 537 votos, cuando el Tribunal Supremo interrumpió los recuentos, la pelea es especialmente dura, no sólo por el voto hispano, sino por los antecedentes. John Kerry anunció allí una vigilancia especial para evitar nuevos escándalos: “No sólo queremos un record de participación acá; queremos que cada voto se cuente”, dijo el candidato, que aseguró: “Vamos a controlar por anticipado, vamos a tener un equipo legal”. El gobernador de Florida, Jeb Bush, no sólo es hermano del presidente y casado con una mexicana, sino que aspira a ser el tercero de la dinastía en llegar a la Casa Blanca.
Los demócratas celebrarán una importante cumbre de líderes hispanos en Miami a mediados de mayo para subrayar su compromiso. A Kerry le ayudaría tener como candidato a la vicepresidencia a Bill Richardson, gobernador de Nuevo México e hijo de americano y mexicana, aunque Richardson dijo el domingo que no aspira al puesto. “Sin duda ayudaría, porque aporta muchas cosas a un ticket electoral”, dice Reyneri, que cree que lo que mejor convencerá a los latinos es el historial de la administración: “El desempleo entre los hispanos está en el 7,4%, muy por encima de la media. Las propuestas de reforma de las leyes de inmigración no tienen apoyo en el Partido Demócrata, pero tampoco en el republicano”. Alex Burgos admite que el debate sobre inmigración tiene muchos obstáculos y opiniones diversas en las filas republicanas. “Parece que no va a tener (la iniciativa de Bush) el impulso que necesitaría.”
Los republicanos quieren llegar al electorado hispano con mensajes de apoyo a los valores familiares, recortes fiscales y empleo. “Menos impuestos para pequeñas empresas, más educación, más escuelas concertadas,más atención a la cobertura médica”, destaca Burgos. En la estrategia demócrata se destacará el incumplimiento de promesas en educación y la necesidad de relanzar los programas de empleo y de ayuda educativa a los hijos de inmigrantes. Reyneri, que trabajó dos años y medio con Kerry en el Senado cuando el candidato estaba en el Comité de Pequeñas Empresas, confía en que los latinos diferencien lo que ha hecho cada uno. “Creo que va a haber mucha publicidad de los republicanos como la que ya ha empezado a salir en televisión, dirigida a los hispanos, pero cuando las cosas se han hecho mal, los anuncios no valen de nada.”

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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