Por Eric Silver *
Desde Jerusalén

Ariel Sharon, el primer ministro de Israel, canceló anoche una reunión que tenía planeada con su contraparte palestina Ahmed Qureia en protesta contra un doble atentado suicida que mató a 10 israelíes e hirió a otros 20 en el puerto de Ashdod. Habría sido su primer encuentro desde que reia tomó posesión del cargo en octubre.
Dos organizaciones palestinas, Hamas y las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa, vinculada con Al Fatah de Yasser Arafat, reivindicaron el atentado. Los atacantes, ambos de 18 años, vivían en el campo de refugiados de Jabaliya en Gaza. Fueron los primeros palestinos con cinturones explosivos que penetran la valla de seguridad que sella la Franja de Gaza en tres años y medio de Intifada. Los únicos otros atacantes que cruzaron desde allí fueron dos musulmanes británicos que atacaron un pub de Tel Aviv en abril.
El ataque de ayer fue un doble golpe para Israel. Ashdod, un puerto en el Mediterráneo de gran importancia entre Tel Aviv y Gaza, fue también el primer puerto en ser golpeado desde mayo de 1972, cuando tiradores radicalizados japoneses atacaron el aeropuerto internacional de Lod. Ashdod, reconocido por los israelíes como un blanco terrorista de gran importancia, estaba vigilado por una firma privada de seguridad.
Un atacante se hizo estallar justo afuera del perímetro de seguridad; el segundo, apenas un par de minutos después, en un taller que se encontraba apenas adentro del lugar. Testigos afirmaron que uno de ellos abordó a un trabajador del lugar y le pidió un vaso de agua, y seguidamente detonó su cinturón.
Sammy Pinto, titular del sindicato portuario, dijo que todos los muertos israelíes eran trabajadores portuarios de 20 y 30 años. Especuló que los atacantes pueden haber sido trabajadores palestinos con acceso al puerto, que también sirve a los territorios palestinos. Es improbable que el ataque afecte el funcionamiento normal del puerto.
Pinto dijo que escuchó las explosiones y vio cómo ascendía el humo. “Había cinco cadáveres dentro del puerto y dos más afuera.” Equipos de socorristas todavía estaban recuperando partes humanas tres horas después. Dijeron que algunas de las víctimas habían sido voladas a una larga distancia por la explosión.
Abdel Aziz Rantisi, un líder político de Hamas, advirtió a los israelíes que estos ataques continuarían, no importa cuántas vallas de seguridad construya Sharon. El ataque de ayer, afirmó, era en venganza por la sangre de 44 palestinos muertos por Israel desde el comienzo de marzo. “Este es un regalo a nuestra nación árabe e islámica –prosiguió diciendo–. Ha llegado el momento de enfrentar a los asesinos. Le digo al pueblo israelí que Sharon lo ha destruido. Tienen que dejar nuestra tierra. Atacaremos en todas partes. Hamas no reconoce la soberanía israelí en parte alguna de la Palestina histórica.”
La Autoridad Palestina condenó el ataque y urgió a todos los palestinos a cesar estos ataques inmediatamente. También llamó a Israel a comprometerse a un cese del fuego “para romper el ciclo de violencia”. David Baker, un portavoz de Sharon, repuso: “Los palestinos siguen adheridos a la opción del terror y no están dispuestos a ceder ninguna oportunidad de golpear blancos israelíes. Esta estrategia descaminada no los llevará a ninguna parte y sólo sirve para evitar cualquier progreso”. Ayer en Gaza, previo a los atentados, guardias israelíes mataron a tres palestinos armados que detectaron tratando de sembrar minas en el camino que llevaba al punto de cruce Karni que lleva a Israel. En Cisjordania, soldados hirieron a cinco palestinos que intentaban bloquear las topadoras que estaban ayudando a construir una sección de la valla de seguridad al oeste de Ramalá. Fue arrestado un manifestante israelí. Los palestinos dijeron que las tropas dispararon gas lacrimógeno y granadas de impacto y golpearon a los manifestantes con bastones policiales.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.