Mar 16.03.2004

EL MUNDO  › EL HOMBRE QUE SE OPUSO A LA GUERRA RETIRARA LAS TROPAS DE IRAK

Cae la primera ficha de Bushlandia

El nuevo primer ministro español electo, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, prometió retirar a las 1300 tropas españolas de Irak si las Naciones Unidas no toman el control en junio, mes en que Estados Unidos ha fechado el traspaso de poder a los iraquíes.

El electo primer ministro socialista de España, José Luis Rodríguez Zapatero, inesperado vencedor en las elecciones generales del domingo, lanzó ayer un ataque contra Tony Blair y George W. Bush: “No se puede armar una guerra con mentiras”. El líder de hablar tranquilo dijo a una radio española que su triunfo fue una primera consecuencia de la “inmoral, injusta, ilegal” guerra de Irak y su impopularidad con los votantes. “Lo segundo es que las tropas españolas regresarán, por supuesto”, de ese país del Golfo. “El señor Blair y el señor Bush deben hacer alguna reflexión y autocrítica”, insistió. Exhortó a recuperar los ejes tradicionales de la política exterior de España: además de Europa, América latina y el Mediterráneo”. En particular, a que su país sea “el puente” entre europeos y latinoamericanos. El líder socialista anunció la conformación de un nuevo gobierno “monocolor”, que dará prioridad en la agenda a los temas de inmigración y lucha contra el terrorismo.
Las rupturas decisivas de Zapatero de las políticas de su predecesor conservador, José María Aznar, surgieron con su promesa de retirar a 1300 tropas españolas de Irak si las Naciones Unidas no toman el control en junio. También prometió relanzar la política de su país de cooperación con Europa, volviéndole la espalda a la intención de Blair de establecer una esfera alternativa de influencia en la Unión Europea. “La intervención militar en Irak es un error político”, dijo ayer Zapatero. El tiempo ha demostrado que los argumentos carecían de credibilidad. No se puede bombardear por si acaso. No se puede hacer una guerra con mentiras.” El presidente Bush hizo un llamado felicitándolo y expresó la esperanza de que ambos países sigan cooperando para enfrentar el terrorismo, pero evitó ahondar en el asunto del retiro de tropas.
Zapatero precisó que hasta su asunción se propone colaborar con Aznar en la lucha antiterrorista y garantizar que su gobierno tenga todo el poder de decisión desde el primer día de gestión. De hecho, el líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) anunció que su “prioridad inmediata” es el “combate permanente y sistemático de todo tipo de terrorismo”. Consideró que hay que “unir esfuerzos, toda la determinación y toda la energía del Estado de derecho” para enfrentarlo. Señaló la conveniencia de convocar a una reunión inmediata de todas las fuerzas políticas, aunque advirtió que esa iniciativa le corresponde al gobierno en funciones. Entre sus objetivos principales, también incluyó la recuperación de las relaciones de España con los países latinoamericanos y de su papel en la UE. En esa línea, el futuro jefe de Gobierno respaldó la labor de las fuerzas de seguridad que investigan los atentados del 11 de marzo pasado y recordó a las víctimas y a sus familias destruidas por la “vileza de un asesinato injusto y absolutamente reprobable”.
Como otro asunto prioritario, Zapatero garantizó que el país contará con una política de inmigración “más ordenada” en la que la “legalidad será la norma y la irregularidad la excepción”. Zapatero se comprometió a crear un “gran pacto ante el fenómeno de la inmigración” en el que se reunirán el gobierno central, ejecutivos regionales, empresarios, sindicatos y fuerzas políticas. “Para mejorar (el tema inmigratorio) hay que cambiar algunas cosas en los ámbitos normativos, en la gestión de la administración y especialmente en la relación exterior mediante los procedimientos de flujos de inmigrantes”, explicó el líder socialista.
En su primera rueda de prensa, Zapatero insistió en que los inmigrantes deberán gozar de “derechos y políticas sociales y de integración, pero también de deberes”.
Asimismo, el gobierno socialista español “no intervendrá en el mundo económico”, pero hará más esfuerzos para aumentar la productividad y el desarrollo de nuevas tecnologías”, dijo el vencedor de las elecciones generales del domingo. “Haremos una política económica que haga que España crezca más, con más productividad y más esfuerzos en investigación y desarrollo de nuevas tecnologías”, anticipó. Zapatero, de 43 años, insistió en esa línea que “quiero un poder político que tenga muy claras las reglas del juego de separación entre lo que es poder y el mundo económico. Mi mensaje es de diálogo. Todo el mundo sabe que ése va a ser el estilo del gobierno”.
Acerca de la conformación del futuro gobierno, Rodríguez Zapatero definió que será “monocolor”, criterio que justificó porque el PSOE fue “la primera o segunda” fuerza política más votada ayer en todas las comunidades autónomas del país. Los sufragios obtenidos por los socialistas son “una garantía de cohesión” y de “estabilidad territorial”. Tal como lo había anticipado en su primer discurso del domingo, tras conocerse el triunfo del PSOE, Zapatero aseguró que cambiará “bastantes cosas”, entre ellas “la humildad de los gobernantes” como estilo de relación con los ciudadanos.
La victoria de Zapatero fue casi por una absoluta mayoría –ganó 164 bancas en el Parlamento de 350 bancas– y prometió abrir un proceso de diálogo: “Voy a mantener un diálogo constante con todos los partidos políticos”, dijo. Se ve obligado a esto por su necesidad de aliados, y responde a la repulsión de los españoles por el estilo confrontativo del ex gobierno de los populares y la guerra en Irak. Acotó que había hablado con el jefe del gobierno vasco, el “lehendakari” Juan José Ibarretxe; un diálogo que citó como ejemplo de su intención de tener buenas relaciones con todos los presidentes autonómicos.
Los planes de Zapatero son de gobernar en minoría y conseguir acuerdos ad hoc con partidos simpatizantes, en lugar de forjar una coalición gobernante. Sin embargo, en Irak y Europa puede contar con el apoyo de todas las fuerzas parlamentarias salvo el PP. Y sobre la inmigración y la lucha contra el terrorismo, prometió luchar para incluir al PP en amplios pactos que atraviesen los partidos. Los españoles ayer todavía estaban digiriendo la asombrosa transformación política después de la tragedia del jueves. Las explosiones mortales produjeron una masiva y decisiva movilización del electorado: votó un 77 por ciento, 9 por ciento más que en 2000. Fueron emitidos más votos socialistas que en el histórico triunfo de Felipe González en 1982 y 3 millones más que en 2000.

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