EL MUNDO
Como si fuera poco, los errores de la CIA llegan al ataque de Oklahoma
En 1995, en la ciudad estadounidense de Oklahoma, EE.UU. vivió el que hasta entonces fue el peor ataque contra territorio continental norteamericano. Al Qaida pudo haber estado involucrada ante la desatención de la CIA.
Por Andrew Gumbel *
Desde Los Angeles
El libro de Richard Clarke Contra todos los enemigos no sólo empujó a la administración Bush hacia la defensiva sobre su enfoque del terrorismo. También clavó una estaca en otro nido del avispero al preguntar si la bomba de 1995 en la ciudad de Oklahoma no estaba de alguna manera ligada a Al Qaida. Nadie, y menos aún Clarke, está sugiriendo que Al Qaida en realidad llevó a cabo la acción, que al principio fue endosada a Timothy McVeigh, con la ayuda de su viejo compañero del ejército Terry Nichols. Pero este libro agita algunas preocupantes preguntas sin respuestas sobre los muchos viajes de Nichols a las Filipinas en las años que precedieron el ataque con bombas y hace surgir la posibilidad de que él haya conocido y recibido entrenamiento de explosivos de Ramzi Yousef –el cerebro detrás de la primera bomba en el World Trade Center en 1993– que más tarde trató de hacer explotar una docena de aviones sobre el Pacífico.
Clarke señala que tanto Yousef como Nichols estaban en la ciudad de Cebú, un foco de actividad para el grupo filipino radical Abu Sayyaf, el mismo día a principios de 1995, y que Nichols siguió haciendo llamados telefónicos a Cebú durante un tiempo más. “¿Podrían los expertos en explosivos de Al Qaida haber sido presentados al iracundo estadounidense que proclamaba su odio hacia el gobierno de Estados Unidos?” escribe Clarke. “No lo sabemos, a pesar de algunas investigaciones del FBI. Sabemos que las bombas de Nichols no funcionaron antes de su estadía en Filipinas y que eran mortíferas cuando regresó”. La conexión Nichols-Yousef fue seguida vigorosamente en el momento por el abogado de McVeigh en el juicio, Stephen Jones, que estaba esperando probar que Nichols era el verdadero cerebro detrás de las bombas y que McVeigh era simplemente la cabeza de turco. La evidencia que surgió desde entonces en realidad tiende a indicar lo contrario, que Nichols eventualmente jugó un rol menor en el ataque con bombas, no estaba en la ciudad de Oklahoma ese día, puede no haber estado involucrado en el armado de la bomba y puede no, como se especulaba originalmente, haber llevado a cabo un robo crucial que los fiscales dicen que fue hecho para financiar la operación.
Nada de eso, sin embargo, disminuye el misterio de las actividades de Nichols en las Filipinas o la posibilidad de que los investigadores de Estados Unidos hayan dejado pasar una valiosa oportunidad para seguir claves que los hubieran ayudado a frustrar los ataques del 11 de septiembre, ya que por lo menos dos de los secuestradores suicidas estaban basados en las Filipinas. El mayor logro de Stephen Jones era obtener evidencia de un miembro fundador de Abu Sayyaf, Edwin Angeles, que se convirtió en informador en febrero de 1995 después de ser arrestado en las Filipinas. Angeles le dijo a un investigador local que trabajaba para Jones y que había conocido a un estadounidense con el sobrenombre de “El Campesino” que, resultó, tenía un fuerte parecido físico con Nichols. Ramzi Yousef también estaba en la reunión, dijo Angeles.
Jones vio asombrosas similitudes entre la bomba de Oklahoma y los dispositivos usados en las bombas del Trade World Center en 1993 y en las bombas del Khobar Towers en Arabia Saudita en 1996. Eso, a su vez, lo llevó a especular que el verdadero propósito de Nichols al visitar las Filipinas repetidamente durante el principio de la década de 1980 era obtener entrenamiento con explosivos. Jones presionó al juez en el juicio a McVeigh para que admitiera la evidencia de Angeles, pero fue rechazado. Poco después, un fiscal filipino le dijo a un juez en Manila que tenía evidencia insuficiente para seguir deteniendo a Angeles y peticionó, con éxito, su liberación. Angeles, que estaba comenzando a dar bastante información molesta sobre los funcionarios en su propio país, así como desafiando la teoría del FBI sobre Oklahoma, ha desaparecido desde entonces.
El libro de Richard Clarke no da indicación de nueva información después de que esta investigación llegó a un punto muerto. Pero desde entonces Jones sostiene que los investigadores de Estados Unidos no tenían idea allá en 1995 de lo importantes que eran los vínculos entre las Filipinas, Abu Sayyaf, Al Qaida y Osama bin Laden, y pueden haber dejado escapar una oportunidad de exponerlos antes de las bombas de la embajada africana en 1998, por no mencionar al 11 de septiembre. Las preguntas sobre Terry Nichols pueden llegar a reverse ya que está actualmente en juicio nuevamente en Oklahoma, donde los fiscales estatales esperan terminar la tarea dejada incompleta por sus contrapartes federales y asegurar la pena de muerte para él. La historia de Nichols es que estaba en Cebú para buscar una novia ordenada por correo llamada Marife Torres. Sin embargo, parece haberse quedado en las Filipinas sin ella. Después de que regresó a Estados Unidos, hizo no menos de 70 llamados a Cebú en los meses inmediatamente anteriores a las bombas de Oklahoma. Haya tenido o no un rol importante en el ataque con bombas, quedan muchas preguntas sobre exactamente en qué consistía su conexión filipina.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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