Por Patrick Cockburn *
Desde Bagdad

Irak vivió ayer una de las jornadas más sangrientas desde la ocupación del país por las fuerzas de la coalición. Ocho militares norteamericanos han muerto desde el viernes, mientras que casi 40 iraquíes murieron en distintos actos de violencia. Un doble atentado suicida contra dos terminales de petróleo en el sur de Irak, por donde transita la mayor parte de las exportaciones del país, interrumpió el cargamento de crudo. Murieron dos marineros que trabajaban para la coalición y cuatro resultaron heridos al interceptar un dhow (embarcación tradicional del Golfo) que se acercaba a la terminal petrolera de Jor Al Amaya para inspeccionarlo. Cuando la tripulación se acercaba en un bote neumático, el dhow explotó. Cuatro explosiones sacudieron Sadr City, el suburbio chiíta de Bagdad, matando a 14 iraquíes y dejando 36 heridos. En acusaciones cruzadas, un portavoz militar norteamericano afirmó que el atentado fue llevado a cabo por un miliciano de Muqtada al-Sadr, mientras que los habitantes de la ciudad acusaron a aviones norteamericanos de haber lanzado misiles contra su barrio. Sin embargo, los incidentes violentos son tan frecuentes en Irak que ya muchos ni siquiera se cuentan.
En un mercado de pollo en una villa miseria de esta ciudad, atestado de gente, cohetes y rondas de mortero mataron a siete personas e hirieron a 30. “Estábamos charlando cuando explotaron los dos cohetes”, dijo Bassam Abdul Rahim. “El segundo pegó contra un cilindro de gas y la explosión fue enorme. Había sangre y cuerpos por todos lados.” El bombardeo sobre el mercado, que no está cerca de ningún blanco militar obvio, puede ser un intento de los rebeldes por aumentar la temperatura política. Al norte de Bagdad, en la base estadounidense de Taji, cinco soldados norteamericanos murieron y siete resultaron heridos ayer por la mañana en un ataque con dos cohetes 57mm, dijo un vocero militar norteamericano. Tres de los heridos estaban en estado crítico y tres estaban listados como serios. Al menos 100 soldados norteamericanos han muerto en lo que va de abril, el peor mes en lo que se refiere a bajas desde que el presidente Bush invadió Irak el año pasado. El Pentágono intenta no ser demasiado explícito en cuanto a la cantidad de efectivos norteamericanas heridos y se niega a dar detalles sobre la seriedad de las heridas. Pero 900 soldados han sido heridos en acción desde principios de mes, tres veces la cantidad de marzo. Un marine norteamericano murió por las heridas que sufrió en combates en la región de Faluja. Aunque hay pocos combates en las afueras de Faluja y Najaf, las dos ciudades iraquíes que Estados Unidos amenaza con atacar, todavía hay un nivel excepcionalmente alto de violencia en toda Irak. Además de los siete muertos en el mercado de pollo, un hombre murió y tres hermanas fueron gravemente quemadas en el mismo barrio cuando tropas norteamericanas abrieron fuego. Varios autos y casas fueron incendiados. El ejército estadounidense, que no contabiliza las bajas civiles iraquíes, dijo no saber nada del incidente.
Otros cuatro iraquíes –dos civiles y dos policías– también murieron ayer por un autobomba cerca de Tikrit, antiguo feudo de Saddam Hussein. El viernes un soldado norteamericano murió por una bomba caminera y un soldado búlgaro murió cuando su convoy fue emboscado en la ciudad sagrada de Kerbala y al menos un vehículo se incendió. Tropas polacas dijeron que habían matado a cinco pistoleros que los habían atacado en Kerbala.
Se hizo un adelanto en Basra en la identificación de quien está por detrás de por lo menos algunos de los hechos violentos cuando la policía arrestó a cinco hombres sospechados de estar involucrados en los atentados suicidas que mataron a 73 personas, incluyendo a 16 niños, la semana pasada. Los hombres llevaron a la policía a un depósito donde descubrieron 20 toneladas de explosivos, incluyendo TNT, cohetes, morteros y proyectiles de artillería. Cinco vehículos, conducidos por kamikazes, habían sido utilizados en los ataques a tres comisarías en Basra y una academia policial en la ciudad cercana de Zubair. Otros dos vehículos cargados con explosivos fueron encontrados antes de que pudieran ser utilizados. Los iraquíes arrestados con estos vehículos son los que informaron dónde estaban escondidos los otros explosivos. Se detuvo a un camión llevando 3,5 toneladas de TNT y otra casa fue allanada y se encontraron una tonelada de explosivos. Los cinco hombres arrestados supuestamente dijeron que estaban trabajando con un sirio conectado con Al-Qaida que viaja entre Irak y Kuwait.
En general, los ataques suicidas en Basra son similares a aquellos que suceden en el resto del país. La organización, los depósitos, la inteligencia y los explosivos son provistos por iraquíes, en tanto que la intervención extranjera es limitada. Los atacantes no prestan atención a las muertes iraquíes, evidentemente calculando que el enojo popular estará dirigido contra la coalición liderada por los Estados Unidos por su fracaso en proveer seguridad para los iraquíes comunes.
Pareciera ser que Estados Unidos ha decidido no atacar a Kerbala, donde Muqtada al-Sadr se refugia con sus milicianos. Los comandantes norteamericanos han dejado en claro que tienen la intención de atacar a Faluja, donde hay un alto en el fuego de dos semanas, si las guerrillas no entregan su armamento pesado. Hasta ahora solamente han recibido un camión de morteros viejos, proyectiles de artillería y una ametralladora con señales de haber estado enterrado por un tiempo considerable.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Ximena Federman.