El presidente del gobierno autónomo rebelde de Ad- zharia, Aslán Abashidze, presentó la dimisión a su cargo tras la mediación de Rusia. “Aslán huyó, ¡Adzharia es libre!”, proclamó ante un grupo de periodistas en Tiflis el presidente de Georgia, Mijail Saakashvili, quien desde su elección, en diciembre pasado, proclamó como tarea prioritaria “acabar con el régimen feudal” de Abashidze.
El presidente georgiano llamó a sus partidarios en Adzharia a imponer el orden y tomar bajo control las instalaciones estratégicas, a impedir saqueos y desmanes en la región autonómica, plagada de hombres armados que hasta ayer compusieron los destacamentos paramilitares de Abashidze. “Los felicito por esta gran victoria, éste es el comienzo de la unificación de Georgia, el inicio de una nueva época en la vida del país”, dijo. Estas palabras son interpretadas en Georgia como alusión a Adzharia y Osetia del Sur, dos regiones georgianas que desde los ’90 no reconocen la soberanía de Tiflis y, tras sendas guerras de secesión, expulsaron a los georgianos de su territorio.
Poco después compareció ante las cámaras la presidenta del Parlamento, Ninó Burdzhanadze, quien confirmó que “Aslán se fue a Rusia”. Fuentes próximas al ex presidente adzhario informaron que Abashidze aceptó las “garantías de seguridad personal” ofrecidas por el presidente Saakashvili y firmó la dimisión. Poco después de presentar la renuncia, embarcó en un avión ruso con destino a Moscú en compañía del mediador del conflicto, Igor Ivanov, secretario del Consejo de Seguridad del Kremlin.
Abashidze, cuyos antepasados gobernaron la región ya en el siglo XIX, llegó al poder en 1991, en plena agonía de la URSS, cuando fue elegido presidente del Soviet Supremo de la república autónoma de Adzharia. En 2001 el Soviet Supremo, bajo su mando, instituyó el cargo de presidente de la autonomía, puesto para el que fue elegido a fines del mismo año.
A lo largo de prácticamente los 13 años que Abashidze reinó sin limitaciones en la región más rica de Georgia, situada en la frontera con Turquía a orillas del Mar Negro, la oposición local y representantes de las autoridades georgianas lo acusaron de ignorar la Constitución del país y reprimir toda disidencia.
Fiel amigo de Rusia, Abashidze mantuvo a Adzharia fuera de los conflictos que vivió Georgia a lo largo de los últimos años que siguieron a la desintegración de la URSS y convirtió en negocio familiar la rudimentaria economía de la autonomía, y el rico tránsito desde Turquía y a través de Batumi, el puerto más importante de Georgia. A partir de octubre pasado en Adzharia fueron sucediéndose y creciendo las manifestaciones contra “Babú”, abuelo en georgiano, como le llamaban sus seguidores.
Los últimos días las manifestaciones adquirieron carácter de protestas populares masivas y, en la tarde de ayer, varias decenas de partidarios armados de Abashidze dispararon al aire para dispersar a miles de opositores que festejaban la inminente dimisión del caudillo de Adzharia.