EL MUNDO
› BUSH PIDIO TERMINAR LAS ACCIONES ISRAELIES, LA COLONIZACION Y LA OCUPACION
Una luz roja que nadie sabe cuánto durará
El secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, viajará a Medio Oriente la semana que viene para intentar imponer un cese del fuego, después de un nuevo cambio de la posición de George W. Bush, quien pidió el fin de las acciones israelíes en Cisjordania.
Por Julian Borger y Ewen Mac Askill *
Desde Washington y Londres
El presidente Bush cedió ayer a la presión internacional y abandonó su política de no intervención hacia la ofensiva israelí en Cisjordania, demandando un inmediato cese del fuego, el fin de las incursiones israelíes y un alto a la colonización israelí, al tiempo que envió a la región al secretario de Estado, Colin Powell, a tratar de asegurar el cumplimiento de sus demandas. El primer ministro israelí, Ariel Sharon, citado por la televisión de su país, dijo que las operaciones no cesarán. “La operación Muralla seguirá –dijo el primer ministro–. Negociar antes de que el terrorismo esté contenido sólo puede conllevar su persistencia.” Yasser Arafat, titular de la Autoridad Palestina, emitió un comunicado declarando que aceptaba los principios norteamericanos “sin condiciones”.
Hablando en el Jardín de Rosas de la Casa Blanca, Bush hizo claro a ambos lados del conflicto israelo-palestino que su paciencia se estaba acabando. Bush echó nuevamente la mayor parte de la culpa por la violencia al líder palestino Yasser Arafat, a quien acusó de “traicionar las esperanzas del pueblo que se supone que lidera”. Pero también formuló las demandas estadounidenses más fuertes que nunca hacia Israel, insistiendo que la ocupación de 35 años de Cisjordania y Gaza debía terminar. En su advertencia más severa al primer ministro Ariel Sharon, el presidente retiró un anterior apoyo a las operaciones militares en Cisjordania y llamó a un retiro de las tropas israelíes. Los palestinos comunes deben ser tratados con dignidad evitándoles “humillaciones diarias” al pasar por los puestos de control militar, dijo. El presidente agregó que las muertes de israelíes y palestinos habían causado pena a la gente en todas partes, no sólo por hoy sino por mañana. “Cuando una chica palestina de 18 años se ajusta explosivos a su cuerpo, terminando con su vida y con la de otra niña de 17 años, el futuro mismo está muriendo”, dijo.
La negativa personal de Bush a condenar el asalto militar en áreas palestinas la semana pasada, y su tendencia a asimilar la “guerra contra el terrorismo” de Washington con la campaña israelí, fueron ampliamente interpretadas como mostrar una luz verde al líder israelí. Por contraste, la declaración formal de ayer pareció representar una luz roja. Bush dijo que, en línea con una propuesta de paz avanzada por el ex senador George Mitchell el año pasado, “la colonización en los territorios ocupados debe detenerse. Y la ocupación debe terminar a través una retirada a fronteras seguras y reconocidas consistente con las Resoluciones 242 y 338 de las Naciones Unidas”. Esas resoluciones piden el retiro israelí de Cisjordania y Gaza, pero son vagas en torno a cuáles deben ser las nuevas fronteras.
La administración Bush había sido reticente hasta ahora a presionar a Israel a que cesara construyendo colonias en los territorios ocupados. Incluso la palabra “ocupación” ha sido evitada por la Casa Blanca debido al temor de ofender al lobby israelí.
El presidente también admitió la justicia de antiguos reclamos palestinos por la naturaleza de la ocupación y el impacto de la presencia militar en la gente común. “El gobierno israelí debería ser compasivo en los puestos de control y en los cruces de frontera, evitando la humillación diaria de los palestinos. Israel debería tomar acciones inmediatas para tranquilizar las fronteras y permitir a la gente pacífica regresar a trabajar”, dijo Bush. Pero el presidente balanceó sus amonestaciones a los israelíes con su crítica más áspera contra Arafat hasta la fecha: “La situación en que se encuentra hoy es por su propia culpa”. Y siguió: “El perdió sus oportunidades y por eso traicionó las esperanzas del pueblo que supone liderar. Dados sus errores, el gobierno de Israel siente que debe golpear a las redes del terrorismo que están asesinando a sus ciudadanos”.
Powell viajaría a la región la semana próxima, adelantó Bush; una jugada que la administración y el propio secretario de Estado habían resistido ante la falta de signos claros de que podría lograrse algo. El Departamento de Estado estaba anoche intentando apresuradamente juntar un paquete de propuestas, y de palos y zanahorias para hacerlas efectivas. Todavía no estaba claro, sin embargo, cuánta influencia real será capaz de ejercer Powell. Sus dos misiones previas fallaron totalmente por los ataques terroristas y la pérdida de apoyos sólidos de la Casa Blanca, una vez agotada su habilidad para forzar concesiones de Israel y los líderes palestinos.
Las declaraciones de ayer en el jardín de rosas llegaron en la víspera del arribo de Tony Blair a Estados Unidos para la cumbre de fin de semana con Bush en su rancho en Crawford, Texas, donde la cuestión de Medio Oriente está en el primer puesto de la agenda.
Horas antes de las declaraciones de Bush, Sharon declaró que la ofensiva israelí continuaría. Pero mostró su primer signo de flexibilidad cuando aceptó que el enviado especial a la región, el general Anthony Zinni, pudiera reunirse con Arafat en Ramalá, en el primer encuentro de este tipo desde que los tanques israelíes rodearon al líder palestino la semana pasada. Powell también quiere ver a Arafat. La respuesta inicial de los palestinos fue negativa: su jefe de negociaciones, Saeb Erekat, replicó enojado a las críticas de Bush contra el líder palestino: “El presidente Arafat es el líder electo del pueblo palestino. No creo que el confinamiento y el cerco de Arafat se lo esté haciendo él mismo”. Pero otros funcionarios dijeron que el resto de las declaraciones de Bush indicaba un cambio “positivo” en la política norteamericana.
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, instó a Israel a escuchar a Bush y a iniciar el retiro de sus tropas de las ciudades palestinas. A su vez, el canciller británico Jack Straw, volvió del Caribe anoche para iniciar una ronda de llamados telefónicos a Medio Oriente durante el fin de semana. Straw declaró ayer: “Todavía es una crisis pero está al borde de la catástrofe”.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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