EL MUNDO
› REACCION EN IRAK POR LA RESOLUCION DE LA ONU
“No habrá un poder político real”
En Bagdad, la gente dice que no reconoce al nuevo gobierno interino y mira con escepticismo el calendario de Washington.
Por Patrick Cokburn *
Desde Bagdad
Los iraquíes son escépticos respecto de que la ocupación norteamericana finalice el 30 de junio y esperan peores ataques si no se le entrega a Irak el verdadero poder. “No creo que haya transferencia de poder”, dijo Ali Hashimi, un vendedor de accesorios para computadora. “Es sólo un espectáculo para la comunidad internacional.” En Bagdad, la calle no se hizo eco, ayer, del optimismo de Nueva York ante la votación unánime del Consejo de Seguridad de la ONU sobre la transferencia de soberanía al gobierno iraquí.
La mayoría del pueblo iraquí no cree que haya una reducción de violencia y teme que empeorará. “Los iraquíes rechazamos esta decisión de llevar a Irak de vuelta al período de ocupación inglesa”, dijo Haidar Mahmoud, un comerciante minorista. “En aquel entonces había un gobierno iraquí, pero era sólo un títere.” Iraquíes de las comunidades chiítas y musulmanes sunnitas expresaron que ansiaban el fin de la violencia, pero que no creían que Estados Unidos cediera verdaderamente el poder. La opinión generalizada de los iraquíes no reconoce al nuevo gobierno interino como representativo del país. Bassam Najam, un conductor de mediana edad, dijo: “De alguna manera, los norteamericanos están transfiriendo el poder a sus propios agentes. El nuevo gobierno sólo es un fachada de la CIA”. El ánimo de los iraquíes es de incertidumbre y escepticismo respecto del retorno de la soberanía a Irak, en las últimas tres semanas.
Un guardia de seguridad uniformado de azul permanecía parado frente a un hotel palestino. Cercano a él había un cartel pegado en la pared, de los diseminados por la Autoridad Provisional de la Coalición, en el que se veía a un niño que sostenía un mapa de Irak y decía: “El 30 de junio, todos somos ganadores”. Lo consulté al guardia acerca de si creía que fuera cierto lo que decía el cartel. Estudió las palabras, cuidadosamente, y respondió con una sonora risa, “tal vez el 3000 de junio”.
El cinismo manifestado por los iraquíes sobre la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU se debe a la sensación de que ninguna de las promesas de Estados Unidos desde la caída de Saddam se ha cumplido. Una muestra de la lentitud en cualquier mejora de las condiciones de vida son los continuos cortes de electricidad en una Bagdad que se derrite bajo el sol. Varios iraquíes responsabilizaban al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas de las sanciones de 1990 que empobrecieron a Irak y no lograron derrocar a Saddam. El enfrentamiento del ejército norteamericano con la resistencia sunnita en Faluja, en abril, y con la resistencia chiíta del clérigo radical Muqtada al Sadr en Kufa, Najaf y la ciudad de Sadr evidenciaron las limitaciones del poder norteamericano en Irak. El ejército y los marines norteamericanos no fueron capaces de convertir su indudable superioridad militar en ventaja política.
Hay pocos signos en Bagdad de que Estados Unidos logre recuperar su influencia. Luego del 30 de junio habrá todavía mil norteamericanos en la Embajada de Estados Unidos, ubicada en la fortificada Zona Verde, en los cuarteles de la CPA. La embajada estará en un edificio pequeño, pero el inmenso palacio republicano será usado como paragolpe. Habrá, además, 200 asesores norteamericanos que se incorporarán a los ministerios gubernamentales.
El nuevo gobierno interino es más popular que el antiguo Consejo de Gobierno iraquí. Los nombramientos del jeque Ghazi Al Yawar como presidente –a pesar de sus pocas atribuciones– y de Iyad Allawi como primer ministro fueron en general bienvenidos. Pero el nuevo gobierno tiene demasiadas desventajas comunes al anterior. La mayoría de los ministros estuvieron exilados en Estados Unidos. Algunos en posiciones claves, como el nuevo ministro de Defensa, Hazam Shaalan, un próspero agente inmobiliario del Reino Unido, no han tenido experiencia anterior en sus puestos. El nuevo gobierno dependerá totalmente de las fuerzas norteamericanas, por lo que la transferencia de soberanía del 30 de junio tendrá poco sentido. Las fuerzas armadas iraquíes se están formando y, en teoría, ya cuentan con 200 mil soldados. Pero, durante los combates de abril, el 40 por ciento desertó y un 10 por ciento se unió a las milicias insurgentes, como admitieron fuentes oficiales.
Aun antes de asumir formalmente, el gobierno interino ya está aquejado por la crisis. Los líderes kurdos Massoud Barzani y Jalal Al Talabani se han sentido estafados. Querían ver el principio de federalismo concretado en la resolución del Consejo de Seguridad, como estuviera en la Constitución interina conocida como Ley Administrativa Trasnacional, que fue vetada por el gran ayatola Ali Al Sistani, el líder religioso chiíta más influyente. Un año atrás, el nuevo gobierno interino podría haber tenido un cambio de rumbo. Ahora, puede que sea demasiado tarde. La guerrilla, si bien fragmentada,tiene raíces profundas. Puede, a su voluntad, cortar las calles de Bagdad.
La carta fuerte de Estados Unidos en Irak es su poderoso y bien equipado ejército. Pero esto no es suficiente para compensar la débil política estadounidense en Irak. Y si intenta aplastar a sus enemigos militarmente, romperá el frágil gobierno interino que intenta asumir, en su lugar.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página 12.
Traducción: Alicia B. Nieva.