Dom 20.06.2004

EL MUNDO  › AUMENTAN LOS ENFRENTAMIENTOS MIENTRAS SE ACERCA EL TRASPASO DEL PODER EL 30

Lluvia de violencia hacia la hora señalada

Mientras la insurgencia sigue redoblando sus golpes en Irak con vistas a la transferencia del poder el 30 de junio, una lucrativa industria se disputa los derechos para defender en el tribunal a Saddam Hussein. Y toda la operación en Irak sigue oliendo a fracaso.

Por Andrew Gumbel *
Desde Los Angeles

El traspaso de la soberanía en Irak –dentro de unos escasos diez días-parece haber entrado otra vez en crisis ayer después de un ataque aéreo norteamericano sobre hogares en Faluja. De esta manera, finaliza una semana en la que la violencia a gran escala ha vuelto a surgir. Veintidós civiles, incluyendo ocho mujeres y niños, han muerto en el ataque, que ocurre después del terrible coche bomba del jueves en las puertas de un centro de reclutamiento militar en Bagdad. Ayer el ejército norteamericano anunció que unos 20 iraquíes murieron o resultaron heridos en enfrentamientos el jueves en Ciudad Sadr, un barrio chiíta de Bagdad.
Estos incidentes ocurren después de una seguidilla de coches bombas más pequeños, el asesinato de dos funcionarios del gobierno y del jefe de seguridad de la principal empresa petrolera en Kirkuk, una escalada en los enfrentamientos entre fuerzas norteamericanas y militantes iraquíes en los alrededores de Baba y en Bagdad y una serie de ataques sobre el sistema de aprovisionamiento de petróleo que han cortado temporariamente las exportaciones del puerto de Basora. Estos eventos hacen que éste sea el período más sangriento en Irak en varias semanas y subrayan lo que oficiales norteamericanos e iraquíes han sabido por mucho tiempo: el traspaso del poder el 30 de junio está plagado de riesgos y oportunidades políticas. Es mucho lo que hay en juego ya que el futuro de más de un país depende de los resultados. Irak es el talón de Aquiles de George Bush en su batalla por la reelección en noviembre. Después de las desastrosas revelaciones de las torturas a prisioneros iraquíes en la prisión de Abu Ghraib, que todavía se siguen conociendo y luego de las dañinas conclusiones de la comisión investigadora de los ataques del 11 de septiembre de 2001 que han tirado abajo las declaraciones de la Casa Blanca sobre un vínculo entre Saddam Hussein y Al Qaida. Después del embarazoso fracaso por encontrar armas de destrucción masiva en Irak, el presidente Bush necesita desesperadamente ofrecerle al electorado norteamericano alguna indicación de que las cosas están encaminadas. Durante varias semanas, podía, de forma creíble, decir que la violencia en Irak estaba disminuyendo. Las semanas desastrosas en abril y a principios de mayo –Faluja estaba sitiada, se conocieron las torturas de Abu Ghraib y ocurrió la primera serie de secuestros y asesinatos de contratistas occidentales– fueron seguidas por una tranquilidad relativa. La retirada norteamericana de Faluja, en particular, pareció aliviar las tensiones y permitió una tregua de facto a principios de este mes con la figura de la resistencia chiíta, Muqtada al-Sadr.
Las mejores noticias tuvieron su efecto sobre los índices de aprobación del presidente Bush y la prensa la semana pasada demostró que el 57 por ciento de los norteamericanos pensaban que las cosas en Irak habían mejorado –un aumento importante del 46 por ciento un mes antes–. El optimismo de Bush en la campaña podría, sin embargo, ser más difícil de mantener si continúa la violencia.
La incursión de ayer sobre Faluja preocupa por los crudos recuerdos de los cientos de civiles iraquíes que murieron allí a manos de los norteamericanos en abril que han vuelto a la memoria. Tenía el sello distintivo de un ataque de venganza salido de un manual israelí, lo que implicaba la posibilidad de una reacción similar a la de los palestinos víctimas de los ataques aéreos sobre Gaza y Cisjordania. Estados Unidos ha culpado a Abu Musab Al-Zarqawi, un supuesto terrorista cercano a Al Qaida, por los coche bomba recientes y el ataque del jueves en Bagdad. Funcionarios norteamericanos sospechan que Al-Zarqawi está atrincherado en Faluja.
El consorcio electrónico alemán Siemens retiró a 20 técnicos y empleados alemanes que estaban trabajando en Irak a causa de la inseguridad general. Por otra parte, el último de tres libaneses secuestrados en Irak fue liberado en Bagdad, confirmó el Ministerio de Relaciones Exteriores enBeirut. El hombre “aún está en Bagdad y en buenas condiciones de salud”, añadió. George Fernando se desempeñaba como conductor de camiones para una empresa constructora en Irak.
Todavía queda por ver el impacto de estos eventos sobre la opinión pública norteamericana. La cobertura de los medios sobre el ataque en Faluja fue relativamente silenciosa ayer, en parte porque el ejército norteamericano se negó a hacer comentarios y en parte porque los noticieros estuvieron dominados por la decapitación del contratista militar secuestrado, Paul Johnson, en Arabia Saudita.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Ximena Federman.

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