EL MUNDO
El día que Ariel Sharon se convirtió en laborista
El primer ministro israelí Ariel Sharon, que negocia un gobierno de unidad nacional con los laboristas, usó un argumento de estos últimos para justificar su retiro de Gaza: la bomba demográfica palestina.
Por Ferrán Sales*
Desde Jerusalén
El crecimiento demográfico galopante de la población palestina, en cuyos territorios se amontonan ya millones de habitantes, amenaza con destruir el carácter “judío y democrático” de Israel, por lo que se hace más necesario que nunca la aplicación del Plan de Separación y la salida y descolonización de la Franja de Gaza, aseguró el primer ministro Ariel Sharon en un discurso pronunciado en la ceremonia de graduación de nuevos oficiales de la Escuela Militar de Israel.
“Nosotros no podemos preservar el carácter judío y democrático del Estado si continuamos reinando sobre millones de palestinos de Gaza, Judea y Samaria”, afirmó el jueves el primer ministro ante los nuevos oficiales del ejército. Sharon blandió por primera vez para dejar Gaza el espectro de la bomba demográfica palestina, que prevé que en el 2020 la población judía sólo será un 42 por ciento de los habitantes entre el Mediterráneo y el Jordán, y defendió el plan de separación con Palestina. Según estas previsiones, en los judíos serán 6,4 millones de habitantes, que convivirán con unos 3 millones de árabes-israelíes, quienes a su vez tendrán como vecinos a 3,3 millones de palestinos en Cisjordania y 2,5 millones en Gaza.
“Quienes piensen que es posible asentarse en todas las tierras de Israel y al mismo tiempo mantener un Estado judío y democrático, es posible que se acabe encontrando sin asentamientos, sin democracia y sin Estado judío. Cualquiera que piense que es posible apoyar al mismo tiempo Netzarim –asentamiento de Gaza– y Meladumin –colonia de Cisjordania– puede quedarse sin los dos’, recalcó Sharon a los militares, abrogando de esta manera por una ocupación selectiva. La filosofía de la ocupación selectiva supone para muchos observadores la adopción por parte de Sharon de los argumentos que ha estado durante muchos años esgrimiendo la izquierda laborista y una crítica del discurso nacionalista radical, especialmente del propio partido Likud, que ha estado propugnando el mantenimiento del control sobre Gaza y Cisjordania como parte constitutiva del Gran Israel. La declaración de Sharon supone al mismo tiempo un guiño al secretario general del partido Laborista, Shimon Peres, con el que está previsto que se vuelva a reunir el próximo domingo para ultimar los detalles de un gran gobierno de unidad nacional. En este gobierno podrían colaborar también los líderes del partido ultraortodoxo sefardí Shas y de la Unidad de la Torah, lo que permitiría la formación de una coalición de 75 escaños en un Parlamento de 120 diputados.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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