Dom 18.07.2004

EL MUNDO

“Hay que desmilitarizar la relación con Washington”

Es el hijo del legendario general Omar Torrijos, quien obtuvo de EE.UU. la soberanía sobre el estratégico Canal de Panamá. Será presidente de su país el 1º de septiembre y aquí cuenta lo que piensa hacer.

Por Juan Miguel Muñoz *

Martín Torrijos (1963) dirigirá Panamá a partir del 1º de septiembre. Hijo del general que firmó el tratado con Jimmy Carter por el que se devolvió la soberanía del canal el 31 de diciembre de 1999, venció en su segundo asalto a la presidencia a Mireya Moscoso, viuda de otro prócer de la patria, Arnulfo Arias. Y además de afrontar una serie de reformas sociales, fiscales y de la Justicia, tiene ante sí el proyecto para ampliar el canal que une el Pacífico con el Atlántico, que todavía se halla en fase de definición. Torrijos asegura que hay que buscar una nueva relación con Estados Unidos en la que “no tenga tanta influencia la cuestión militar”.
–Usted aseguró el día de su triunfo electoral que comenzaba “una nueva etapa para el país” y prometió que el político corrupto pagará las consecuencias. Pero estas promesas se han escuchado demasiadas veces en América latina.
–Estoy seguro de que van a cambiar las cosas. El apellido pesa, pero además tengo trayectoria y la gente puede comparar. No habrá contradicciones entre lo que diga y lo que haga.
–Habla de que en su país “la modernización es necesaria desde hace años”.
–Hay que hacer una red social y unas políticas sociales que casi no existen. Hay que transformar la educación para hacerla accesible a todos los ciudadanos. Hay que transformar la justicia y se requieren nuevas políticas fiscales.
–Pero en Panamá no está contemplada en la Constitución la reelección del presidente. ¿Es posible llevar a cabo todos esos proyectos en cinco años?
–En cinco años sólo se pueden construir las bases. Ese es nuestro objetivo. Con políticas severas, habrá mejoras sociales. Hay que ser coherentes. No tiene justificación que el 40 por ciento de la población viva por debajo del umbral de la pobreza.
–¿Cuánto calcula que puede reducir ese porcentaje en un lustro?
–Pretendemos rebajarlo en cinco puntos, concentrándonos sobre todo en las regiones indígenas.
–Panamá está negociando un tratado de libre comercio con Estados Unidos y otro con Singapur. ¿Por qué no hay acuerdos comerciales con sus vecinos más próximos de América Central?
–Incluso ya hemos firmado uno con Taiwan. Ahora lo primero es Colombia, es un mercado más atractivo. No obstante, buscaremos el acercamiento con países centroamericanos, sobre todo a efectos del centro de distribución de mercancías que queremos construir, pero son países que aún están resolviendo problemas internos.
–Dice usted que es vital alcanzar un consenso entre los partidos en cuestiones vitales para Panamá.
–Primero, el canal. La decisión sobre la ampliación se someterá a un referéndum en el que se preguntará a la población si está de acuerdo con el proyecto de ampliación. Pero también es imprescindible el consenso en política internacional.
–¿Para cuándo la consulta?
–No hay fecha, pero este año estarán terminados los estudios para la ampliación.
–¿Se prevé alguna suerte de participación de empresas privadas?
–En primer lugar hay que ver los costos de la ampliación, que se situarán entre los 2000 y 5000 millones de dólares. No se descarta la participación de la banca multilateral. La arquitectura financiera no está definida. Puede ser suficiente con los peajes, que aportan 1250 millones de dólares anuales. Pero también se pueden contratar empresas para ciertos servicios. Por ejemplo, dos compañías están diseñando nuevas esclusas. Una es franco-belga y la otra de Estados Unidos. No hay obstáculos a la participación de empresas norteamericanas, se trata de un mecanismomoderno de contratación. Nada de lo relativo a la financiación supondrá una relación especial con ningún país. No hay que reavivar reminiscencias de otros tiempos.
–Ya no hay soldados de EE.UU. en Panamá. Pero durante años se ha hablado de levantar en su país un centro de vigilancia contra el narcotráfico.
–No hay proyecto para el centro antidrogas. La concesión del canal para uso militar terminó en 2000. Hoy es el instrumento que nos da el potencial para ayudar al comercio mundial. Hay que fundar una relación con EE.UU. en la que no tenga tanta influencia la cuestión militar.
–Recientemente ha habido informaciones sobre supuestos planes de ataques terroristas en el canal. Y también denuncias de Greenpeace sobre el transporte de materiales radiactivos a través del canal.
–Desde el 11 de septiembre de 2001 hay medidas adicionales de seguridad. En cuanto a la denuncia de Greenpeace, la Autoridad del Canal no discrimina por la carga que transportan los buques. No hay cambio al respecto.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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