Mié 04.08.2004

EL MUNDO  › ADMITEN EN EE.UU. QUE LA INTELIGENCIA DE LA ALERTA ES ANTIGUA

Que no crean que esto es puro

Después del ascenso del nivel de alerta a “naranja”, o alto, para edificios financieros de Washington, Nueva York y Newark, trascendió que se basa en datos viejos. Y los demócratas creen que se trata de un truco electoral.

Por José Manuel Calvo*
Desde Washington

Buena parte de los datos que justificaron en los últimos días la elevación de los niveles de alarma antiterrorista en varias instituciones financieras de Washington y Nueva York proceden de fotos, documentos e investigaciones de hace tres y cuatro años, anteriores a los atentados del 11 de septiembre de 2001. Tom Ridge, responsable de Seguridad Nacional, salió al paso de las reservas expresadas por la difusión de estas informaciones, anunció que había nuevos datos y aseguró que era “esencial” para la seguridad nacional darlos a conocer y aumentar el nivel de alerta. Diversas fuentes de inteligencia ofrecieron el martes algunas explicaciones sobre la nueva alerta antiterrorista.
“Nuestra labor es identificar las amenazas; nosotros no nos dedicamos a hacer política en el Departamento de Seguridad Nacional”, aseguró Ridge en Nueva York al intentar justificar las decisiones y responder a las voces que han denunciado el fondo político y electoral que puede encontrarse en el incremento de la alerta al nivel naranja, que equivale a “alto”. Ridge admitió que la nueva alerta, decretada el pasado domingo, se basa parcialmente en informaciones antiguas, pero dijo que Al-Qaida ha actualizado “tan recientemente como en enero de este año” su vigilancia de posibles objetivos: “Es la información más significativa y detallada que tenemos desde hace tiempo”. En la pulseada que desde hace meses mantienen el gobierno de Bush y los organismos de inteligencia y espionaje, tanto The New York Times como The Washington Post citaban fuentes relacionadas con esos organismos que expresaban su extrañeza ante el “rescate” de los antiguos datos, aunque las mismas fuentes entienden que la información es importante y ofrece motivos de preocupación, porque da la impresión de haber sido actualizada. Mientras tanto, John Lehman, presidente de la comisión del 11-S, pidió a George W. Bush que adopte las recomendaciones de su informe en pleno y no parcialmente, como amagó hacerlo anteayer.
Según Frances Townsend, asesora de Seguridad Nacional en la Casa Blanca, las informaciones de Al-Qaida sobre las instituciones financieras norteamericanas e internacionales en Washington y Nueva York como posibles objetivos terroristas proceden del pasado mes de enero. La Casa Blanca insiste en que, si ha sido revelada ahora, es porque se acaba de saber, gracias a nuevos datos procedentes de Pakistán, datos que habrían sido procesados en las últimas 72 horas y que se basan en cientos de documentos, fotos y dibujos encontrados a un técnico informático paquistaní, Abu Talha, detenido hace dos semanas y que había enviado mensajes en clave a personas sospechosas de pertenecer a Al-Qaida. Otras fuentes de inteligencia en Washington que prefieren mantenerse en el anonimato indican que el aumento del nivel de alarma se justifica a partir de tres factores: una fuente extranjera que habría revelado un plan de infiltración de terroristas no árabes a través de la frontera entre México y EE.UU., informes interceptados sobre vigilancia de ciertos edificios y, en tercer lugar, la detención de una mujer con pasaporte sudafricano, una cierta cantidad de dinero en efectivo y un pasaje de avión de sólo ida a Nueva York. La mujer se llama, según estas fuentes, Farida Ahmed, y fue detenida en Texas tras haber cruzado ilegalmente a EE.UU. desde México, pero no está clara su relación con alguna organización terrorista. Y, por último, se alude también a otra reciente detención, también en Pakistán, la del tanzano Ahmad Gailani.
En Washington, la vigilancia especial se concentra en las sedes del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial en Washington, con un despliegue de seguridad que incluye 14 puntos de control de vehículos por las calles cercanas a las dos instituciones, al Capitolio y a la sede de la Corte Suprema. Además, hay pizarras electrónicas en las calles en las que se pide a los ciudadanos que informen sobre movimientos sospechosos y patrullas especiales de policía en el metro. En Nueva York, los edificios más vigilados son los de la Bolsa, en Wall Street, y la sede de Citigroup. Hay también puntos especiales de control y restricción de entrada de grandes camiones en la ciudad. También hay una alerta especial en el cuartel general del conglomerado de servicios financieros Prudencial en Newark, cerca de Nueva York. El FBI investiga y contrasta los nuevos datos con la antigua información y revisa anteriores elementos de inteligencia que podrían haber sido descartados y que ahora, con la información más actualizada, pueden tener sentido.
Ante la inquietud de dirigentes demócratas –que sospechan que hay evidentes razones electorales que tratan de aprovechar el miedo creado, pero que tampoco pueden denunciarlo abiertamente, porque cualquier atentado sería políticamente devastador para ellos–, Ridge aprovechó la ocasión para reivindicar la eficacia de las medidas tomadas y para asegurar que, a pesar de las acusaciones e inquietudes, la lucha antiterrorista no afectará las libertades democráticas: “Hemos hecho que sea mucho más difícil para los terroristas conseguir sus objetivos, pero no convertiremos a este país en la Fortaleza América”. En palabras de Townsend, “no ha habido ningún tipo de consideración política al dar a conocer estos datos; no tiene nada que ver con que haya ocurrido apenas terminó la convención demócrata de Boston”.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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