Por Juan Arias *
Desde Río de Janeiro

Nuevas denuncias aparecidas en las revistas Veja e Istoé contra Henrique Meirelles, presidente del Banco Central y figura de primer plano del gobierno, crean preocupación a Lula, quien ayer mismo seguía viendo el caso como “intrigas políticas” y dando apoyo a Meirelles, según informó éste en el programa de televisión Bom dia Brasil, de la Red Globo. La oposición ha convocado a Meirelles ante el Senado para que explique las presuntas ilegalidades en sus declaraciones a Hacienda antes de tomar la dirección del Banco Central, pero el gobierno está haciendo todo lo posible para aplazar dicha cita por miedo a abrir una caja de Pandora, ya que la oposición está aprovechando el caso como un regalo en vísperas de las importantes elecciones municipales de octubre.
De momento, ha dimitido solo, por propia voluntad, Luiz Augusto Candiota, director de Política Monetaria del Banco Central, acusado por la prensa, junto con Meirelles, de movimientos irregulares de recursos, mientras los analistas políticos consideran difícil la permanencia de Meirelles en un cargo de tanta responsabilidad ante la lluvia de acusaciones sobre presuntas irregularidades con el fisco. Los analistas se inclinan en pensar que más que una operación de la oposición (ya que Meirelles era afiliado al PSDB de Cardoso y no al PT, es decir del partido de la oposición, cuando fue elegido para dirigir el Banco Central) podría tratarse de la lucha interna que zarandea al gobierno de Lula y a su partido, el PT, entre quienes apoyan la política del ministro de Economía Antonio Palocci, de intereses altos para atraer a los inversores y de fidelidad al FMI, para evitar que se dispare la inflación, y los que preferirían una política económica menos rigurosa para dar mayor espacio de gasto en lo social. Lula apoya incondicionalmente a Palocci y Meirelles, mientras la izquierda del PT ha seguido todo este tiempo librando una lucha sorda contra ellos.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.