Por Ciro Krauthausen *

Un sindicato alemán cifró ayer en 70.000 los empleos que podrían correr peligro una vez que EE.UU. ponga en marcha la retirada de cerca de 30.000 soldados de Alemania, anunciada el lunes por su presidente, George W. Bush. Aunque la decisión afectará duramente a unas cuantas localidades que viven de la presencia estadounidense, su trasfondo estratégico es aceptado ampliamente en Berlín, donde se entiende que ya no tiene sentido para EE.UU. mantener en Europa occidental decenas de miles de soldados y tanques de combate. En Alemania, por lo demás, continuarán funcionando la base aérea de Ramstein y otras instalaciones de EE.UU.
Al contrario de lo que se creía en Berlín, el presidente estadounidense no dio detalles operativos sobre cuáles unidades serán las más afectadas. Todo indica, sin embargo, que EE.UU. trasladará por fuera de Alemania a una división de infantería y a una división blindada, 30.000 soldados en total. Otros 40.000 uniformados permanecerán en el país. Los cálculos sobre el impacto económico de esta decisión se basan en que con estos soldados también abandonarán el país sus familiares (más de 50.000 personas), al igual que miles de empleados civiles estadounidenses. Por el cierre de las bases, en las que también trabajan alemanes, en total se perderían 70.000 puestos de trabajo, según calculó ayer el sindicato Verdi. En localidades como Baumholder, en el Estado federado de Renania-Palatinado, más de la mitad de los 25.000 habitantes son estadounidenses.
Ramstein, en cercanías de Karlsruhe, seguirá siendo la principal base aérea que EE.UU. mantiene fuera de sus propias fronteras. En sus inmediaciones se encuentran también un gigantesco depósito de municiones y el hospital militar de Landstuhl, adonde son trasladados los heridos en combate en Irak o Afganistán. Más al sur, en Baviera, EE.UU. está invirtiendo 630 millones de dólares en acondicionar su mayor campo de entrenamiento de tropas en toda Europa.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.