Mié 18.08.2004

EL MUNDO  › DESCONCIERTO Y CRISIS ENTRE LOS
ANTICHAVISTAS TRAS SU DERROTA EN EL REFERENDUM

Cuando la oposición misma resulta un fraude

Los opositores a Hugo Chávez se aferraban ayer a las denuncias de fraude como última línea de resistencia contra su derrota en el referéndum. El gobierno respondió aceptando una segunda auditoría, mientras los antichavistas empezaban a dividirse.

› Por Luis Bruschtein

“No hay ninguna evidencia de fraude y cualquier denuncia en ese sentido no tiene sustento”, afirmó ayer de manera rotunda el ex presidente norteamericano Jimmy Carter, aunque aceptó hacer una segunda auditoría del referéndum que ganó el domingo el presidente Hugo Chávez. La oposición pretende eternizar esta discusión, pero tiene el obstáculo que ella misma se creó, ya que ella fue la que exigió la presencia de estos observadores internacionales del Centro Carter y del secretario general de la OEA, César Gaviria, que ahora rechazan sus denuncias de fraude. El vicepresidente, José Vicente Rangel, conocido como uno de los más dispuestos al diálogo en el equipo de Chávez, declaró en forma enérgica que estaban dispuestos a cualquier tipo de control del referéndum, mientras los principales dirigentes de la oposición se aferran en forma desesperada a las denuncias de un fraude que nadie ha podido comprobar para retrasar un proceso de resquebrajamiento que ya manifestó sus primeros síntomas.
Mientras este país empieza a retomar su ritmo normal, los dirigentes de la Coordinadora Democrática sienten que sus cabezas penden de un hilo. Por lo pronto tuvieron profundas diferencias el lunes, el día posterior a su derrota. Mientras los grupos más radicalizados convocaron a la calle a sus seguidores para pelear “por la victoria usurpada”, los dirigentes de los otros grupos se negaron a movilizar a su gente ante el peligro de que se produjeran choques con los simpatizantes chavistas que estaban festejando su triunfo. Felipe Mujica, el principal dirigente del sector del Movimiento Al Socialismo (MAS), que está en la oposición, fue muy crítico con los partidos que intentaron movilizar. De todos modos y pese a la fuerte polarización, la convocatoria fue un fracaso y sólo se movilizó muy poca gente. Desde la segunda línea de los partidos tradicionales comenzaron a escucharse voces que llamaban a aceptar el resultado y prepararse para las inminentes elecciones de alcaldes y gobernadores que deberán efectuarse en septiembre. Las centrales gremiales y de empresarios, enrolados en la oposición, aceptaron también el resultado del referéndum.
Sin embargo, es muy difícil que puedan resolver la crisis que se desató en su seno en tan poco tiempo, porque la tradición política venezolana estipula que los dirigentes que fracasan son depuestos. Eso pasó con el golpe y el responsable descabezado fue Pedro Carmona, Pedro “el Breve”, como le dice con ironía Chávez, el dirigente empresario que asumió la presidencia durante las pocas horas que Chávez estuvo prisionero. Carmona está ahora totalmente desprestigiado entre la misma gente que antes lo consideraba un estadista. El otro defenestrado fue Carlos Ortega, el dirigente de la Central de Trabajadores de Venezuela, adscripto al partido socialdemócrata Acción Democrática, que encabezó la furiosa huelga que desbarató la economía de este país durante dos meses y llegó a desabastecer de petróleo al principal comprador, Estados Unidos.
En los círculos políticos se da como un hecho que el gobernador del estado de Miranda, Enrique Mendoza, coordinador general de la Coordinadora Democrática y la cabeza más visible de la oposición durante la campaña de recolección de firmas y el referéndum, será el próximo defenestrado. Ayer los teléfonos de los dirigentes opositores estaban apagados. No querían responder a la inquisitoria periodística porque no tenían una respuesta consensuada. Mujica, el dirigente del MAS, respondió a regañadientes que “por ahora no podemos pensar en el futuro, lo único que podemos decir es que hubo fraude”. El fraude es la palabra mágica que permite seguir unidos a partidos de signos opuestos, desde la derecha a la izquierda, cuyo único punto en común es su furioso rechazo al chavismo.
Teodoro Petkoff, que fue ministro de Planificación en la última presidencia del socialcristiano Rafael Caldera, afirma que la oposición equivocó la táctica al jugar a todo o nada por la deposición inmediata de Chávez sin plantearse un proyecto en común de país. Aunque se ha alejado del MAS, Petkoff es un crítico del chavismo. Sin embargo, es respetado por el mismo Chávez, quien lo ha mencionado como uno de los periodistas críticos con quien puede mantener contacto. “El proyecto está, pero hay que asumirlo, y debe apuntar a los sectores más humildes si se quiere ganarle a Chávez.” Si ese proyecto existe, seguramente no será compartido por la mayoría de agrupaciones reaccionarias unificadas en la Coordinadora, que no ocultan su condición elitista y que prefieren basarse en un discurso sobre el “mesianismo” de Chávez, a quien insisten en presentar como un tirano. Por supuesto, ese sector se referencia con Miami.
Lo cierto es que la oposición tiene un verdadero problema para enfrentar a un presidente que tras más de cinco desgastantes años de ejercicio del poder gana un referéndum con todas las fuerzas políticas tradicionales en su contra. Y además debieron usar las herramientas democráticas que el mismo chavismo incluyó en la nueva Constitución como la figura del referéndum, que ningún otro país del mundo se atreve a instrumentar.

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