EL MUNDO
› EL ANTICHAVISMO RECHAZA LAS AUDITORIAS EN MARCHA
El eterno retorno opositor
Después de ser derrotados en el referéndum, los antichavistas volvieron a la carga desconociendo las auditorías, mientras sus amigos norteamericanos los apoyaban desde dentro y fuera del gobierno.
Los opositores venezolanos no se rinden. Hoy no participarán de la auditoría que lleva a cabo el Consejo Nacional Electoral y el Centro Carter para despejar dudas sobre las acusaciones de fraude, desconocerán sus resultados y realizarán marchas en su contra. Los resultados preliminares de votos del último informe del CNE confirmaron la victoria chavista con un 59,06 por ciento de votos para el presidente venezolano contra un 40,94% para la oposición. La obstinación de los antichavistas coincidió con un endurecimiento del gobierno norteamericano, que ayer dio marcha atrás en su decisión de reconocer plenamente la victoria de Hugo Chávez y decidió declararse oficialmente sólo cuando esté completa la auditoría. Varios analistas norteamericanos temen “la cubanización” de Venezuela y que Chávez se convierta en un “mini Fidel” en Latinoamérica.
La oposición, inamovible en su acusación de fraude ante los resultados del referendo revocatorio del domingo, se automarginó de la auditoría para disipar dudas que lleva a cabo hoy el ex presidente estadounidense Jimmy Carter sobre una muestra aleatoria de 150 mesas de votación. La opositora Coordinadora Democrática (CD) convocó a marchas en contra del “fraude” y anunció que no participaría hoy en la auditoría porque “los términos deben ser pautados por el que pide la auditoría y no por el auditado”, según el vocero Jesús Torrealba. Por otro lado, el rector de la CNE, Jorge Rodríguez, invitó a los actores políticos a que participasen, pero no los consideró “imprescindibles” para el proceso, ya que “no hay ninguna garantía de que realizando todas las auditorías que ellos piden acepten los resultados”. Además, rechazó las acusaciones opositoras de que el software de las máquinas de votación fue modificado para ponerle un tope a la opción Sí (contra el No del presidente Hugo Chávez). “Para topes habría que modificar el software, y si el software de las máquinas se manipulaba se destruía, es una de las medidas de seguridad. Si alguien trataba de cambiarlo desaparecía”, explicó Rodríguez. Puso como ejemplo de la falsedad de la denuncia opositora de fraude que con los votos manuales, donde no intervino el sistema automatizado, se mantuvo la tendencia a favor del No, la opción oficialista en el referendo.
Activistas de la oposición se manifestaron ayer ante la sede de la empresa Smartmatic encargada del sistema de votación. En paredes y el piso escribieron consignas que decían: “Smartmatic ladrón, sí hubo fraude”.
Un comunicado de la OEA, emitido tras un encuentro con la oposición, señaló que, según sus observadores, “el sistema electrónico de votación y transmisión de datos implementado para la votación fue adecuadamente auditado, teniendo todas las condiciones para asegurar el secreto y fidelidad del voto como la transparencia del proceso”. Los últimos resultados arrojados por el último informe del CNE otorgó un 59,06 por ciento de votos para Hugo Chávez contra el 40,94 por ciento para la oposición.
El Departamento de Estado norteamericano emitió el pasado martes una declaración cuidadosamente redactada en la cual felicitó al pueblo venezolano por el ejercicio ordenado de su derecho al voto, pero se abstuvo de felicitar al gobernante, como es tradición, y de reconocer plenamente el resultado del escrutinio. El portavoz del Departamento de Estado, Adam Ereli, manifestó ayer que el gobierno seguía trabajando en la redacción de una declaración oficial sobre el referendo venezolano.
Ereli señaló que los grupos opositores han denunciado irregularidades y, “a la luz de eso, creemos que esperaremos hasta que se lleve a cabo una auditoría del escrutinio, y entonces haremos una declaración”. Un sector del gobierno norteamericano teme que Chávez se convierta en el brazo de Fidel Castro en Sudamérica, pero algunos expertos aseguran que su miedo, producto de una “mentalidad de Guerra Fría”, es irreal y desmesurado.
“El proceso de cubanización de Venezuela está en marcha. Que el presidente venezolano, ayudado por los ingresos petroleros, aspire a ser un mini Fidel en el continente sudamericano es escalofriante”, sostuvo la columnista conservadora Mary Anastasia O’Grady en el diario The Wall Street Journal la semana pasada.
Ariel Cohen, un experto en asuntos de energía en la Fundación Heritage, una organización privada estadounidense de tendencia conservadora, sugirió que ahora que ha salido fortalecido por el triunfo en el plebiscito del domingo pasado, Chávez podría hacer más agresiva su política exterior en la región. Según Cohen, Chávez buscaría “desestabilizar y reemplazar a los gobiernos democráticos en países ricos en hidrocarburos como Bolivia, Colombia y Ecuador, y Chávez podría alcanzar un monopolio energético regional”. En un artículo de opinión publicado el martes en el diario The Washington Times, Cohen declaraba que ese eventual “monopolio” del petróleo en la región “podría apoyar a regímenes aventureros frustrando los intereses de Estados Unidos” en Latinoamérica. A su vez, Lowel Fleischer, un experto del Centro para Estudios Estratégicos Internacionales de Estados Unidos, manifestó que “Chávez tomará su triunfo como una luz verde para seguir adelante con su revolución bolivariana”.