Mié 17.04.2002

EL MUNDO  › EL GOBIERNO DE EE.UU. ADMITIO QUE EL GOLPE FUE CONSULTADO CON WASHINGTON

La mano de Bush no existe, pero que la hay...

La Casa Blanca reconoció que los golpistas venezolanos la sondearon desde hace varios meses para pedirle el OK. A pesar de su reacción inicial a favor del golpe, Washington jura en público que no dio el visto bueno.

“Nuestro mensaje ha sido consistente. La situación política en Venezuela la tienen que resolver los venezolanos de manera pacífica, democrática y constitucional. Les dijimos explícitamente a los dirigentes opositores que Estados Unidos no apoyaría un golpe”, dijo el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer. Si alguien tenía dudas sobre la injerencia norteamericana en el golpe fallido contra el gobierno venezolano de Hugo Chávez Frías, allí está el mismísimo George Bush, a través de su vocero, mostrando sus “credenciales democráticas” al confirmar que los golpistas lo consultaron hace bastante tiempo sobre un eventual apoyo al golpe. Si alguien quisiera enfatizar que esto no indica nada, ya que “le dijimos que no apoyaríamos un golpe”, el viernes mismo la administración Bush celebraba desembozadamente el “gobierno” de Pedro Carmona Estanga. Y si alguien pretendiera, todavía, criticar al gobierno norteamericano por esta actitud, hay que reconocerle por lo menos una cosa: su “transparencia” para admitir lo que otros gobiernos, sin ir más lejos la administración Clinton, aunque sea hubieran tapado.
Hasta el domingo, la sospecha de este lado del “hemisferio” era demasiado grande y se citaba la presencia flamante en Caracas del embajador norteamericano, Charles Shapiro, que supo estar en Chile, Trinidad y Tobago, El Salvador y se ocupó de Cuba dentro del Departamento de Estado. Anteayer, la sospecha comenzó a emerger con datos desde la sede misma del Gran Hermano. Newsweek publicó una nota con una versión similar a la que dio ayer la Casa Blanca: los golpistas sondearon a Estados Unidos para hacer su intentona, pero Washington no le dio el visto bueno. Ayer, fue el New York Times el que publicó que altos funcionarios de la Administración Bush se reunieron varias veces en meses recientes con los principales dirigentes del golpe, entre ellos, el mismo Pedro Carmona. Si hay que creerle al diario neoyorquino y también al gobierno norteamericano, entonces pareciera que hicieron falta varias reuniones para decir un simple “no”.
Riordan Roett, director del programa del Hemisferio Occidental en la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados en Washington, dijo que “de acuerdo a mis contactos con gente en la Administración Bush en los últimos dos días –ellos no lo van a decir públicamente– pero es bastante claro que volvieron a analizar la decisión tomada la semana pasada al momento del golpe”. La conclusión de Roett es terminante: con la percepción que este episodio dejó en Latinoamérica, “parece que el ALCA no irá a ninguna parte”. Larry Birns, director del Consejo sobre Asuntos Hemisféricos, declaró que “he conversado con muchas personas y ellos reconocen el daño causado. No hay dudas respecto a eso”, y remarcó que Bush era el principal perdedor con el fracaso del golpe. La ola del mea culpa arrastró al propio New York Times, que luego de haber “celebrado” la salida de Chávez publicó que su actitud “había dejado pasar por alto la forma no democrática por la cual había sido removido”.
Varios demócratas y ex funcionarios de Clinton salieron a comerse vivo al gobierno. “Yo sería el último en defender las decisiones y políticas del presidente Hugo Chávez y su gobierno en Venezuela. Pero permanecer en silencio cuando se está destituyendo ilegalmente a un gobierno es profundamente preocupante”, dijo el senador Christopher Dodd, que preside la subcomisión de Asuntos del Hemisferio Occidental de la comisión de Política Exterior del Senado. “Me preocupa mucho el tipo de mensaje que esto envía sobre nuestro apoyo a la democracia. Tenemos que apoyar los principios democráticos aún cuando son elegidos personas que no nos gustan”, señaló el senador Tom Daschle, líder de la mayoría demócrata en la Cámara alta. Arturo Valenzuela, director del Centro de Estudios Latinoamericanos y funcionario de la Administración Clinton, dijo que “desafortunadamente, la Administración Bush pareció no entender qué era lo que estaba en juego en Venezuela”. Estados Unidos ofreció pasajes aéreos gratuitos al personal de su embajada en Caracas y sus familiares debido a que la situación de seguridad en Venezuela era “volátil e impredecible”. Claro que el viernes pasado, cuando mandaba alguien como la gente, la volatilidad era un problema menor.

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