Sáb 06.11.2004

EL MUNDO

Una vigilia más desde la muerte que desde la vida

Leila Chahid, delegada palestina en Francia, admitió ayer que el histórico líder Yasser Arafat se encuentra “entre la vida y la muerte”, mientras se unían los palestinos de Gaza.

Por Joaquín Prieto *
Desde París

Las autoridades francesas dejaron pasar el día de ayer sin aclarar el estado de Yasser Arafat. El portavoz del hospital militar leyó un nuevo parte médico, que no incluía mentís alguno a las informaciones oficiosas sobre la situación de coma profundo en que Arafat se encuentra sumido, lo cual puede interpretarse implícitamente como una confirmación. El portavoz indicó que el presidente palestino seguía en el hospital, que “no se había agravado” y que permanecía “estable en relación con el parte médico anterior”, leído el jueves y que simplemente se había limitado a negar su fallecimiento. Los anuncios se produjeron mientras en Gaza nueve facciones palestinas, incluidas Fatah, de Arafat, y las fundamentalistas Hamas y Jihad Islámica, acordaban formar un gobierno colegiado.
Horas antes de este segundo parte, la delegada de Palestina en Francia, Leila Chahid, había dado el paso de reconocer que Arafat se encontraba “entre la vida y la muerte”, no sin añadir que le funcionaban “todos los órganos vitales”. La diplomática palestina atacó políticamente a Israel por “mantener la desinformación”, argumentando que eso es lo que habían hecho una televisión y una radio israelíes cuando anunciaron, el jueves, la muerte de Arafat. Y culpó a estos medios de la equivocación cometida por el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, que expresó el deseo de que “Dios bendiga el alma” de Arafat, dando por cierta su muerte. La delegada palestina aportó también un detalle de la visita del jueves de Jacques Chirac a Arafat. Según su versión, el presidente francés “entró en la unidad de cuidados intensivos” y Arafat “reabrió los ojos y le sonrió”. Ella misma se encargó de poner en duda la importancia de este hecho, al añadir que no se puede decir si fue “una reacción mecánica” o si el líder palestino había reconocido verdaderamente al presidente francés. “Fui a estrecharle la mano”, apuntó ayer en Bruselas el propio Chirac, tomando la precaución de no precisar cuál había sido la reacción del paciente.
¿Cuánto tiempo puede prolongarse esta situación? Suha Arafat, la esposa del líder palestino, es la persona que “tiene poderes para decidir cuándo se lo desconecta de los aparatos que lo mantienen con vida”, según una información de la radio pública israelí citada por la agencia Europa Press. La mujer del presidente de la Autoridad Palestina se encuentra con él en el hospital desde su llegada a Francia, el pasado 29 de octubre.
Sin llegar tan lejos, el general Christian Estripeau, portavoz militar del hospital de Percy, dijo que el comunicado médico leído ayer había sido “establecido en el respeto de la discreción exigido por su esposa”. Las autoridades francesas, que miden con sumo cuidado cada palabra utilizada, se curan así en salud ante posibles acusaciones futuras de no haber dicho toda la verdad.
La puntualización, por implícita que sea, era necesaria tras los sistemáticos desmentidos de distintas fuentes palestinas a las informaciones que describen a Arafat en situación de muerte cerebral. “El presidente no está ni inconsciente ni en coma”, aseveró Nabil Abu Rudeina, uno de los consejeros de Arafat, ayer por la mañana. Más diplomática, la representante palestina en Francia, Leila Chahid, usó la expresión de que Arafat se encontraba “entre la vida y la muerte” para referirse al estado del líder, añadiendo: “El coma es una situación en la que se puede permanecer mucho tiempo, pero de la que se puede salir”. La consigna difundida a las autoridades francesas es que no hagan ni digan nada que pueda implicar a su país en una situación embarazosa. “Está en manos de médicos excelentes”, se limitó a contestar Chirac, cuando le preguntaron en Bruselas por la situación del líder palestino. Y evitó ir más allá “teniendo en cuenta, por una parte, el secreto médico; y sobre todo, mi incompetencia completa para realizar un juicio cualquiera de esta naturaleza”.
Las autoridades francesas tampoco quieren mezclarse en las tensiones internas de los palestinos en la organización de la sucesión de Arafat. Sobre todo, no quieren intervenir en las negociaciones de éstos con los israelíes sobre el lugar de la futura inhumación de Arafat.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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