EL MUNDO
› TRAS UNA CRISIS DIPLOMATICA, URUGUAY ROMPIO RELACIONES CON CUBA
Insultos que terminan en ruptura
Luego de las críticas cubanas por el papel de Uruguay denunciando a Cuba ante la ONU, Montevideo decidió romper con La Habana.
Los problemas en América latina derivados de la influencia de Estados Unidos en la región están desatando crisis cada vez más seguido. A pocos días del golpe frustrado contra el presidente venezolano Hugo Chávez, que contó con el apoyo, directo o indirecto, de la Administración Bush, la polémica condena contra Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU provocó que Uruguay rompiera todas las relaciones diplomáticas con la isla. El presidente uruguayo Jorge Batlle reaccionó a las palabras que le dedicó el propio Fidel Castro. “Batlle es un trasnochado y abyecto Judas”, había dicho. México, tradicional aliado de Cuba, también está enfrentado con el gobierno de Castro por el pedido que hiciera en la Cumbre de Monterrey el presidente mexicano Vicente Fox, bajo presión de Estados Unidos, al líder cubano para que abandonara la reunión. Castro admitió que Cuba podría romper relaciones con México. Y la novedad adicional es que los protagonistas de estas crisis, usualmente tratadas con el alambicado discurso diplomático, dialogan en los términos de una telenovela.
Más de uno recordará las rosas que Castro arrojó sobre el ex presidente argentino Fernando de la Rúa. “Lamebotas”, le dijo cuando el gobierno de la Alianza se disponía a votar contra Cuba en la ONU. En el caso de Uruguay, ese país fue directamente quien presentó la resolución ante la ONU. Entonces Fidel Castro le dedicó unas palabras más. “El trasnochado y abyecto Judas que preside el Uruguay, asumiendo el inglorioso papel de lacayo, presentó ante la Comisión de Derechos Humanos el engendro contra Cuba, concebido y fraguado con Washington”, declaró. En las primeras horas, el gobierno uruguayo reaccionó con cautela. “Por el momento nos reservamos la reacción”, dijo primero el canciller Didier Opertti. “Mire, yo hablo de cosas importantes”, declaró después el propio Batlle. Un poco más tarde, el presidente uruguayo anunciaba la ruptura de relaciones con Cuba. “No es un asunto que me afecte personalmente, sino que en esto va algo que es esencial a las relaciones entre los Estados, que deben guardar un clima de respeto, para que ellas, aun en la diversidad de opiniones y confrontación de ideas, puedan mantenerse estables”, agregó. “Pero cuando las relaciones se colocan en un clima de agresión, de agravio, no a una persona sino a un país, al romperse ese clima genera un distanciamiento inexorable en las relaciones”. La embajada cubana en Montevideo no reaccionó, pero sí lo hizo Castro. “¿Cómo se llama el presidente uruguayo? Nadie se acordará de él en ocho o diez años”.
La crisis entre Uruguay y Cuba se hizo terminal el 6 de abril, cuando el embajador uruguayo en La Habana, Enrique Estrázulas, fue llamado a consultas luego de que el canciller cubano, Felipe Pérez Roque, acusara a Uruguay de “servil” y “genuflexo” respecto de Estados Unidos por su intención de promover la resolución contra Cuba en la ONU. En aquel momento, Castro ratificó los dichos de Pérez Roque y denunció que Uruguay “amenazó con romper relaciones”. También, según el líder cubano, se negó por ese hecho a recibir gratuitamente una donación de vacunas cubanas contra la meningitis. “Los uruguayos tienen un gobierno en el cual un ministro de Salud asesino permitió que murieran niños sencillamente para no adquirir las vacunas de Cuba”, señaló.
Las palabras de Fidel Castro contra Batlle fueron pronunciadas en una rueda de prensa dedicada a otro conflicto diplomático, el de México, por el que el líder cubano intentaba demostrar de qué manera Vicente Fox le pedía que abandonara la Cumbre para el Desarrollo de Monterrey. Y para hacerlo, Castro mostró ante la opinión pública la grabación de la charla (ver nota aparte). El canciller mexicano Jorge Castañeda, ex izquierdista y fuerte crítico del gobierno cubano, subió aún más el tono del enfrentamiento: “Si hubiéramos aceptado el chantaje cubano de cambiar nuestro voto bajo esta amenaza tal vez no se hubiera vuelto a hablar del incidente”.
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