La dupla mexicana tuvo que afrontar el bochorno. El presidente Vicente Fox –por primera vez en la historia política del país– pidió disculpas públicas a los mexicanos tras el escándalo que se disparó cuando Cuba dio a conocer, el lunes pasado, las grabaciones de la charla que mantuvo con Fidel Castro: allí Fox le solicitaba que se retirara prematuramente de la Cumbre de Monterrey y que evitara “agresiones” contra George W. Bush. Al mismo tiempo, el canciller Jorge Castañeda –paladín del viraje anticubano de la política exterior mexicana– reconoció que recibió presiones de Estados Unidos para que el líder cubano volviera a su país y no se cruzara con el mandatario norteamericano. Ayer, los senadores de la oposición y todos los bloques de diputados del Parlamento mexicano se unieron para elevar un pedido de juicio político contra Castañeda.
Las históricas buenas relaciones entre México y Cuba –sostenidas durante toda la era priísta– cada día están más lejos. Todo comenzó el 21 de marzo, cuando Fidel Castro se retiró de la Cumbre organizada por la ONU, tras una breve intervención, acusando a México de forzar su vuelta a la isla por presiones de Estados Unidos. El gobierno de Fox negó esas intenciones hasta hace tres días: cuando Cuba divulgó la transcripción de la cinta en la que Fox pedía a Castro que limitara su estancia en Monterrey y evitara “agredir” a Estados Unidos y a George W. Bush. En ese interregno se sumó otro episodio de inédita confrontación; México votó contra Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, favoreciendo la moción presentada por Uruguay, el otro frente de conflicto actual de Cuba (ver nota aparte). Finalmente, ayer Fox debió disculparse con la población: “Si en algo alguien interpreta que hubo un engaño, a esos les pido disculpas por lo que dije. Fue, como siempre, trabajando por México”, confesó desde Acapulco. Y continuó: “Este tipo de conversaciones se dan habitualmente entre jefes de Estado y no representó engaño alguno. Al revés, tiene toda la transparencia, tiene toda la claridad que ustedes mismos escucharon”.
Claro que esa “transparencia” y “claridad” fue toda aportada por la divulgación de la grabación por Castro, que la hizo pública para contestar las afirmaciones mexicanas de que no se lo había presionado para abandonar Monterrey, pero, según Fox, el contenido de la conversación no se hizo público antes porque “había un compromiso, no porque me avergüence absolutamente de nada de lo que se dijo ahí. Al revés, yo creo que siempre lo hice pensando en México”.
Las disculpas llegaron después de una tormenta interna: el incidente con Castro provocó una avalancha de críticas contra Fox por parte de todos los sectores políticos y sociales mexicanos. Aún más: todos los analistas locales apuntaban ayer que la imagen presidencial se verá duramente cuestionada cuando se conozcan todos los detalles del caso. “Fox cumplió al pie de la letra lo que exigió Estados Unidos como su fiel servidor, tal como lo hizo durante los años que fue gerente de la Coca Cola para México y toda la región”, coincidieron varios legisladores. El segundo blanco de críticas contra el que arremetieron los políticas y la sociedad civil mexicana fue el ex izquierdista Castañeda. Ayer él mismo relató cómo fue el apriete de Estados Unidos: “Los funcionarios (norteamericanos) nos comentaron: ‘Oigan, si viniera Castro y si fuera al retiro (conferencia), les pedimos, eso sí, que busquemos la manera de evitar que se encuentren’”, confesó en declaraciones a radio Monitor. Y justificó: “¿Qué hace el presidente Fox cuando le pide eso a Castro? Hace lo que hizo con muchísimos jefes de Estado, por teléfono o a través de cancillerías, de Naciones Unidas, o de conversaciones bilaterales: ‘No me traigan sus pleitos bilaterales a Monterrey, para eso está Nueva York, para eso están otras instancias”. Castañeda reveló a TV Azteca, como forma de dar fundamento a su alineamiento con el pedido norteamericano, que Castro tenía planeadas varias presentaciones por fuera de la conferencia oficial. “Ya había un acto organizado de doctorado honoris causa, en la Universidad Autónoma de Nuevo León, ya tenía convocadas ruedas de prensa con mediosmexicanos, sobre la situación mexicana, ya tenía contactos previstos con los globalifóbicos y, en efecto, el presidente Fox no quería eso”, dijo. Tales explicaciones no convencieron al Parlamento: el Senado y todos los bloques de la Cámara de Diputados acordaron ayer elevar un pedido de juicio político en su contra.