Mar 07.12.2004

EL MUNDO

Las bombas puestas por la ETA hicieron pasar un feriado explosivo

Las explosiones de baja intensidad en siete ciudades costeras de España evidenciaron que la organización separatista vasca sigue operativa.

Por Elizabeth Nash *
Desde Madrid

Siete bombas que los separatistas vascos de ETA se adjudicaron explotaron ayer en varias ciudades de España, interrumpiendo el feriado anual que celebra la constitución pos Franco. El ministro del Interior, Juan Antonio Alonso, dijo ayer que los servicios de seguridad estaban preparados para más ataques hasta, e incluido, el período de feriado de Navidad. “Los ataques no deben afectar la vida normal de los vascos o de los españoles, pero demuestran que ETA todavía tiene capacidad operacional, de manera que permanecemos en alerta máxima”, dijo Alonso.
La policía recibió advertencias precisas a tiempo para acordonar y evacuar las áreas elegidas como blancos, de manera que las bombas causaron daños menores y pocos heridos. Unas 18 personas fueron afectadas por pedazos de escombros o por el sonido de las explosiones. Los objetivos incluían lugares públicos llenos de gente disfrutando uno de los feriados más importantes de los españoles, considerado la fiesta de la democracia española. Las explosiones de ayer fueron posteriores a las cinco pequeñas explosiones que ETA se adjudicó en estaciones de servicio cerca de Madrid el viernes. El jefe de gobierno José Luis Rodríguez Zapatero se enteró de los ataques mientras estaba presidiendo una celebración en el Parlamento el día de la Constitución, el primero desde que su gobierno socialista fuera electo en marzo. “El único destino de ETA es deponer las armas y espero que eso suceda muy pronto”, dijo Zapatero.
Los servicios de seguridad temían un ataque de la organización separatista vasca durante este largo feriado de fin de semana, y habían examinado tachos de basura y basurales en todo el país en esfuerzos redoblados de contraterrorismo. Pero no se encontró ni una bomba antes de que explotara, salvo una descubierta por casualidad, que debía estallar ayer y fue desactivada el sábado en el lugar de veraneo mediterráneo de Almería.
Los militantes de ETA no buscaron causar serios daños. Estas eran pequeñas bombas de propaganda. Ello resultaba claro por las dos advertencias explícitas dadas por el diario proseparatista vasco Gara, 20 minutos antes de las explosiones alrededor de la hora del almuerzo ayer. Los que llamaron se identificaron como voceros de ETA y advirtieron que las bombas explotarían en lugares específicos en Santillana del Mar en la costa del norte, Avila, Valladolid, León, Ciudad Real, Alicante y Málaga. Las dos últimas son populares lugares mediterráneos de vacaciones.
Madrid, donde cinco explosiones en las autopistas que conducían a las afueras de la ciudad paralizaron el tráfico del feriado el viernes a la noche, no fue un objetivo ayer, como tampoco lo fue el País Vasco. Cataluña, cuyo gobierno regional de izquierda incluye a separatistas catalanes y donde ETA declaró una tregua, tampoco fue afectada. Muchos de los objetivos de ayer eran calles o plazas con nombres españoles u otros símbolos de lo que los separatistas llaman “Españolismo”, y habían sido cuidadosamente elegidos por su significado político. Al atacar en el aniversario del día que el País Vasco fue declarado parte de la España de pos Franco en una Constitución que la mayoría de los vascos rechazan, ETA mostró su espectacular habilidad para operar cuando y donde quiera con el máximo de impacto.
La campaña de terror de baja intensidad de ETA es vista como destinada a aumentar la presión sobre el gobierno de Zapatero para legalizar el partido Batasuna, considerado el ala política de ETA. El líder de Batasuna Arnaldo Otegi es la única figura política en España que no condenó las bombas, ganándose el repudio de todos, menos sus propios simpatizantes. El estallido de violencia separatista parece contradecir el deseo de Batasuna anunciado en una reunión pública el 14 de noviembre, para reingresar a la arena política y “sacar la lucha de las calles”. Muchos ven los ataques como una demostración de que Otegi está a merced de los terroristas. Pero Batasuna, que es un apoyo esencial para ETA, está desesperado por participar en las elecciones regionales vascas en la próxima primavera, o enfrentarse a la perspectiva de desaparecer del mapa. El gobierno se niega a legalizarlo, a no ser que Batasuna condene la violencia. Estos últimos ataques de ETA son un desafío para que el gobierno busque otra salida al conflicto.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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