Vie 10.12.2004

EL MUNDO

Un juez procesa a un militar por el asesinato del artista Víctor Jara

El presunto asesino del cantante y dramaturgo chileno, teniente coronel retirado Mario Manríquez Bravo, fue procesado ayer. Pasaron 31 años desde su brutal ejecución.

Transcurridos 31 años desde su asesinato, la Justicia chilena abrió un juicio contra el presunto asesino del cantante y compositor Víctor Jara, ejecutado días después del golpe militar que encabezó el general Augusto Pinochet el 11 de septiembre de 1973. Por otra parte, el presidente Ricardo Lagos estimó que la publicación del informe sobre las torturas durante la dictadura pone fin al silencio y al olvido de ese período de la historia del país. La Corte Suprema anunciará que asume su responsabilidad en el tema de derechos humanos.
El juez Juan Carlos Urrutia ordenó la detención del retirado teniente coronel del ejército Mario Manríquez Bravo, como autor del homicidio realizado “con ensañamiento y premeditación”. Se trata del primer procesado por el asesinato de Jara. El juez pudo identificar a Manríquez Bravo como el jefe del campo de prisioneros del Estadio Nacional de Chile mediante careos. “El era el oficial de mayor graduación que había en ese momento, por todo lo cual facilitó los medios con que se cometió el homicidio de Víctor Jara, o al menos lo presenció sin tomar parte inmediata en él”, agrega la resolución de Urrutia. Uno de los testigos que identificó a Manríquez fue el arquitecto Miguel Lawner, que estuvo detenido durante la dictadura. Lawner dijo que hace poco se enteró de que todavía no estaba identificado el jefe del campo y concurrió a declarar. Pudo divisar a Jara cerca de otros detenidos de la universidad y recuerda que el cantautor intentaba animar a otros prisioneros.
El abogado de la familia del cantante, Nelson Cautoto, señaló que “éste es un día feliz para la cultura del país” y agregó: “Creo que hemos dado un paso fundamental porque está procesado el jefe del Estadio Chile con información que el ejército nunca entregó de manera oficial a los tribunales, por lo que creo que hay que apuntar a los autores materiales, con lo que se abren las compuertas para por fin descansar en paz”. “Lo mataron simplemente por dedicar sus canciones, su arte, su danza y el folclore al mundo popular, y fue tomado casi como un trofeo para los militares”, dijo el abogado al conocer la decisión del juez.
Jara, que también fue actor y director teatral, fue detenido el mismo día del golpe militar en la Universidad Técnica del Estado. La universidad fue rodeada por militares, quienes detuvieron a cerca de 600 personas, entre estudiantes, docentes y personal administrativo. Desde allí los detenidos fueron trasladados en micros al Estadio Chile, un recinto techado en el centro de Santiago que, tras el alzamiento militar, fue habilitado como centro de detención y torturas, según numerosos testigos.
El dictamen del juez Urrutia precisa que en este lugar Jara “fue brutalmente golpeado y torturado” y que sus manos “sufrieron golpes de culatas de fusiles, lo que las dejó reducidas a una sola llaga”. “Al cantautor se le dio muerte en el mismo Estadio Chile, mediante múltiples disparos realizados presumiblemente con armas automáticas, y su cadáver, junto con los cuerpos de otros detenidos, permaneció en el lado oriente del foyer o hall de acceso a dicho recinto por un tiempo determinado”, señala el texto. “Posteriormente –agrega–, su cadáver fue sacado del Estadio Chile y arrojado con los cuerpos de otras cinco personas en las inmediaciones del Cementerio Metropolitano, cerca de la línea férrea.” Jara es una de las más de 3000 víctimas, entre muertos y desaparecidos, que dejó el mandato de hierro de Pinochet.

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