EL MUNDO
› LA HISTORIA DE UN SOLDADO A QUIEN EL PENTAGONO LE FALSIFICO SU MUERTE
Vivir, morir y mentir en las guerras de W2
Durante la invasión de Irak, el Pentágono y la Casa Blanca falsificaron el rescate de la soldado Jessica Lynch por unidades de la Fuerza Delta. Pero no fue el único caso de falsificación en una guerra plagada de mentiras. Esta semana estalló el caso de Pat Tillman, quien murió en un falso combate inventado por el ejército en Afganistán.
Por Andrew Buncombe *
Desde Washington
Pat Tillman era el típico héroe americano. Bien parecido y vigoroso, la estrella de deportes de la universidad rápidamente se hizo conocida como un jugador de fútbol americano profesional. En 2000 impuso un nuevo record defensivo para su equipo, los Cardinales de Arizona, y le ofrecieron un contrato por 3,6 millones de dólares. Rechazó la oferta y en lugar de eso, inspirado por los ataques terroristas del 11 de septiembre, Tillman y su hermano, Kevin, se alistaron en el ejército norteamericano y se unieron a la llamada guerra antiterrorista del presidente George W. Bush.
Estuvo en combates en Irak y luego fue trasladado a Afganistán, donde él y sus compañeros Rangers tuvieron la tarea de rastrear a Osama bin Laden y sus combatientes de Al Qaida en la salvaje región fronteriza con Pakistán. Y fue allí, el 22 de abril de 2004, donde murió el joven de 27 años. De la misma manera en que vivió, Pat Tillman murió como un héroe. Según un informe del Comando de Fuerzas Especiales del Ejército, la unidad de Tillman fue emboscada mientras realizaba patrullajes, y dice que lideró a sus hombres sin miedo, mientras disparaba al enemigo con su ametralladora liviana M-249. “A través de los disparos se escuchó la voz de Tillman dando órdenes para combatir contra el enemigo”, decía el informe. Tillman recibió póstumamente un Corazón Púrpura y la Estrella Plateada por Valor. La Casa Blanca hizo una declaración diciendo que el presidente mismo estaba rezando por su familia.
Pero a la ex estrella de la Liga Nacional de Fútbol no lo mató el enemigo. Esta semana, en una serie de revelaciones sorprendentes, surgió que el Pentágono había abierto en silencio una nueva investigación sobre la muerte de Tillman después de quejas de su familia. La verdad es que el 22 de abril, en las penumbras del atardecer, en un cerro rocoso cerca del pueblo afgano Sperah, Tillman no murió a manos de combatientes de Al Qaida sino en un incidente de “fuego amigo” a manos de miembros de su propia unidad. Las órdenes a las cuales se refería la declaración del ejército eran en realidad un intento desesperado y fallido para aclarar a sus compañeros que él era amigo y no el enemigo. Peor aún, la muerte de Tillman hubiera sido fácilmente evitable si no hubiera sido por una serie de errores básicos de los comandantes superiores de la unidad. Es más, es bastante probable que nunca haya habido combatientes enemigos presentes esa noche que murió.
Errores y equivocaciones ocurren todo el tiempo en combate y Tillman no será el último soldado que muera accidentalmente a manos de sus colegas. Pero la forma en que el Pentágono reinterpretó a su conveniencia la muerte del voluntario más famoso en la “guerra antiterrorista” de Estados Unidos dice mucho sobre la disparidad entre lo que la administración Bush quiere que el público norteamericano crea sobre lo que está ocurriendo y la realidad en el terreno. Al igual que con la distorsionada historia de Jessica Lynch, la prisionera de guerra “rescatada” por las tropas de la Fuerza Delta norteamericana en Irak, la diferencia entre la verdad real y la verdad retratada por los asesores de imagen es a menudo considerable.
La familia de Tillman acusó al Pentágono de mentir y de difundir una serie de declaraciones confusas y poco consistentes. “La investigación es una mentira”, dijo a Los Angeles Times el padre de Tillman, también llamado Patrick, esta semana. “Es un insulto a Pat.”
Pat Tillman nació el 6 de noviembre de 1976 en San José, California, y empezó a jugar fútbol americano en la Universidad del estado de Arizona en 1994. A pesar de su relativamente poca estatura, se destacó como defensor y en su último año fue votado como el Jugador Defensivo Regional del Año. Pero Tillman era mucho más que un deportista. A pesar de que consiguió una beca deportiva, se graduó cuatro años después con una especialización en marketing y con un alto promedio académico. Era más que una cara bonita.Después de graduarse en 1994, Tillman fue a jugar para los Cardinales de Arizona, donde también se destacó. “No se encuentran muchos tipos que tengan esa combinación de inteligencia y rudeza”, dijo su entrenador universitario, Phil Snow, en 2002. Cuando los Cardinales le ofrecieron un contrato de U$S 3,6 millones, era claro que tenía por delante un brillante y lucrativo futuro.
Pero, como ocurrió con tantas otras personas, la vida de Tillman cambió con los ataques de Al Qaida contra Nueva York y Washington. Sin bombos ni platillos, Tillman y su hermano decidieron enrolarse en el ejército respondiendo a un llamado a las armas en lo que muchos creían que era la hora más oscura de Estados Unidos.
Tillman no quería tratamientos especiales y no dio entrevistas sobre su decisión de enrolarse. La única perspectiva real y pública sobre sus sentimientos fue el mismo día de los ataques del 11-S, cuando le dijo a un canal estadounidense lo que pensaba. “Mi bisabuelo estuvo en Pearl Harbor y muchos de mis familiares han ido y han peleado en guerras”, dijo. “Y realmente yo no me he jugado de esa manera.” Según los informes, finalmente tomó la decisión de enrolarse después de volver de su luna de miel con su nueva esposa, Marie.
Tillman y su hermano completaron su entrenamiento a fines de 2002 y fueron desplegados en Irak durante la invasión del año pasado. No queda claro cuándo fueron redesplegados en Afganistán, pero en la primavera de 2004 estaban en la región fronteriza considerada como una ruta clave para Al Qaida y los combatientes talibanes que circulaban entre Afganistán y Pakistán. En la mañana del 22 de abril, su pelotón se había dividido después de que se rompió su camioneta blindada. El comandante, presionado por un superior para que empezara a moverse, decidió dividir al grupo en dos, una decisión luego criticada por los investigadores del ejército. El hermano de Tillman fue con el segundo grupo.
En un momento el grupo de Tillman pensó que estaba bajo ataque. El sumario del Pentágono dijo que una emboscada enemiga gatilló un combate de fuego feroz que duró 20 minutos y que “aproximadamente 10 o 12 rebeldes atacaron en un terreno estrecho y en malas condiciones de iluminación”.
Cuando escuchó el fragor del combate, el segundo grupo volvió a la escena y comenzó a disparar, dijo el Pentágono. Uno de los comandantes creyó que un combatiente miliciano afgano con barba parado al lado de Tillman era en realidad un rebelde y abrió fuego, indicándoles a sus compañeros que hicieran lo mismo. Tillman y el afgano murieron. Su hermano, Kevin, estaba entre los que habían recibido órdenes de vigilar la escena del combate, sin saber que su hermano había muerto.
El informe inicial sobre la muerte de Tillman no hizo ninguna mención sobre el incidente de fuego amigo. En lugar de eso, los escasísimos detalles del incidente fueron tapados con elogios de sus amigos y oficiales. Era el primer futbolista profesional que caía en combate desde Bob Kalsu de los Buffalo Bills, que murió en Vietnam en 1970. Un vocero de la Casa Blanca dijo en ese momento: “Pat Tillman era una inspiración dentro y fuera del campo de juego. Al igual que todos los que han hecho el gran sacrificio en la guerra contra el terror, su familia está en los pensamientos y las plegarias del presidente y la Sra. Bush”.
Más de un mes después del incidente, el Pentágono dio a conocer un nuevo informe en el que admitía que era probable que Tillman hubiera muerto por fuego amigo. Sostuvo que esta conclusión era el resultado de una nueva investigación, a pesar de que sus compañeros inmediatamente se dieron cuenta de que ellos eran los que lo habían matado. No se hizo mención de los errores cometidos por la unidad de Tillman ni del oficial que estaba dando las órdenes.
Esta semana, una extensa investigación llevada a cabo por el Washington Post reveló una serie de errores evitables que llevaron a la muerte de Tillman. El diario concluyó que la ex estrella de fútbol “murió innecesariamente después de comunicaciones erradas, una decisión equivocada de dividir a su pelotón a pesar de las objeciones de su líder y disparos negligentes por parte de jóvenes Rangers impulsivos”.
La familia de Tillman ha expresado su enojo. Su madre, Mary, dijo a los periodistas que cuando se enteró de que su hijo había sido muerto por fuego amigo tuvo que aceptar el hecho. “Estaba furiosa por eso, pero pensé, ‘bueno, los accidentes ocurren’”, dijo. “Pero luego, cuando descubrí que había sido por culpa de enormes negligencias en toda la operación, ahí tuve tiempo de procesarlo y me puse realmente muy mal.”
La familia dijo que el hermano de Tillman, Kevin, insistió en que la unidad había sido atacada por insurgentes. Pero incluso eso puede no ser cierto. Las investigaciones del Post y del Times sugieren que la unidad de Tillman puede haber gatillado una mina o una bomba caminera y que el segundo grupo, confundiendo esas explosiones con fuego de mortero, empezó a disparar en esa dirección. La milicia afgana en la región, citada en las investigaciones, dijo que no había habido fuego enemigo. Karim Khan, jefe de seguridad para el área en torno a la ciudad de Sperah, declaró: “Se trató sólo de los norteamericanos y los milicianos disparándose mutuamente, sólo un terrible error”. Su segundo, Yusef Din, agregó: “Hubo una explosión y ambos pensaron que era un ataque talibán. No lo era, eran solamente ambos lados atacándose mutuamente”.
El Pentágono ha anunciado ahora que se abrirá una nueva investigación sobre el incidente, diciendo que la investigación original no había tocado ciertas cuestiones. “La familia Tillman también tenía algunas preguntas que no fueron respondidas en la primera investigación. El ejército comparte la tristeza de los Tillman y otras familias que han perdido a sus seres queridos durante este esfuerzo de guerra y extendemos el profundo agradecimiento y las condolencias de nuestra nación.”
Para su familia y sus amigos, Pat Tillman siempre será un héroe. Sin contar una columna en el diario estudiantil que criticó a Tillman por ir a la guerra –el autor luego se disculpó–, solamente ha habido halagos hacia el ex jugador de fútbol americano.
Su familia está intentando sacar algo positivo de su muerte y han establecido una fundación que busca inspirar a la gente “para hacer cambios positivos en ellos mismos y en el mundo que los rodea”. Están juntando fondos y armando un programa para ayudar “a los líderes del mañana para que identifiquen problemas y males sociales que los afectan”.
Pero después de los esfuerzos por proteger la memoria y el legado de su hijo, parece claro que su familia ahora pensará dos veces sobre las historias que le cuentan sobre lo que ocurrió tan lejos de su casa. Su madre ha acusado al ejército de quemar el uniforme de su hijo en un esfuerzo por ocultar las circunstancias de su muerte.
“Estoy asqueada por las cosas que han ocurrido en el Pentágono desde la muerte de mi hijo”, dijo. “No confío en ellos ni un poco.”
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Ximena Federman.