Mar 21.12.2004

EL MUNDO

No se pusieron de acuerdo ni en el idioma para discutir

Viktor Yuschenko habló en ucraniano y su rival, Viktor Yanukovich, lo hizo en ruso en el debate televisado de ayer rumbo a las elecciones del próximo domingo en Ucrania, reflejando el abismo abierto en el país.

Por Rodrigo Fernández*
Desde Donetsk, Ucrania

El debate televisivo en directo entre los pretendientes a las presidencia de Ucrania se realizó ayer en un ambiente de gran interés por parte de la población de este país de poco menos de 50 millones de habitantes. En Donetsk, centro industrial ucraniano de población rusohablante, prácticamente todos se pegaron a los televisores dejando la ciudad semidesierta. No era para menos. Se trataba del duelo entre dos enemigos casi irreconciliables. Viktor Yanukovich, el primer ministro “en vacaciones electorales”, arguye que le han robado la victoria que afirma obtuvo en la segunda ronda de los comicios, el 21 de noviembre pasado. La Corte Suprema, debido a masivas falsificaciones, los declaró inválidos y convocó a nuevas elecciones presidenciales para el próximo domingo 26. Su tocayo, Viktor Yuschenko, puede sospechar que la desgracia que hoy vive -su seria enfermedad y su cara desfigurada por haber sido envenenado, como confirmaron los médicos austríacos, con dioxina– se la debe, si no a Yanukovich en persona, sí a las fuerzas que éste representa.
Los candidatos representan a dos Ucranias y a ideologías muy diferentes, a tal punto que Yuschenko habló todo el tiempo en ucraniano y Yanukovich en ruso. Yuschenko es el economista liberal que cuenta con el apoyo mayoritario de las regiones occidentales y centrales de Ucrania; a él le dan su voto los que desean un mayor acercamiento a Occidente y particularmente a Europa. Yanukovich, en cambio, es el líder de las regiones orientales y del sur, de los rusohablantes, partidarios de una mayor integración con su gran vecina, Rusia, y adeptos a una economía menos liberal y más social. En los debates del 15 de noviembre pasado, antes de la segunda ronda, Yanukovich y Yuschenko decidieron no enzarzarse en una polémica directa y optaron por utilizar su tiempo en monólogos. Insatisfecho, Yuschenko retó al primer ministro a una auténtica discusión televisa en directo, pero éste no aceptó. Ahora, por fin, se encontraron y el diálogo fue, como era de esperar, de sordos. Pero sorpresivamente el “duro” Yanukovich, que había tratado de “idiotas” y “ratas” a los seguidores de Yuschenko, se presentó como el pacificador y llamó a su oponente a olvidar las antiguas ofensas y trabajar juntos por el futuro de Ucrania. El discurso de Yuschenko, en cambio, fue agresivo, reflejando el fuerte color de su corbata y pañuelo: rojo vivo.
El liberal en cada oportunidad sacó el tema de la falsificación en la segunda ronda de las elecciones celebradas el 21 de noviembre pasado. A las propuestas de paz de Yanukovich, Yuschenko respondió que hay un gran abismo entre sus palabras conciliadoras y las acciones realizadas durante la campaña electoral. “La esencia del problema es que usted y su equipo robaron tres millones de votos. La manipulación del régimen no tuvo límites”, sentenció Yuschenko, al tiempo que pedía explicar a Yanukovich cómo era que ahora él se declaraba opositor al presidente Leonid Kuchma al tiempo que seguía siendo primer ministro. Yuschenko en varias ocasiones hizo insinuaciones al pasado judicial de Yanukovich, que en su tiempo fue condenado por los tribunales por acciones criminales, entre las que supuestamente figuraba una por violación, aunque no hay ninguna prueba al respecto, ya que todos los documentos de aquellos juicios no existen porque fueron destruidos. Mostrando la palma de su mano derecha, Yuschenko dijo: “Tengo las manos limpias, yo no he robado, no he sido nunca juzgado ni sentenciado”. Esta idea, variando mínimamente las palabras, la repitió a lo largo del debate unas cinco veces, hasta que Yanukovich no resistió, perdió la calma y recriminó a su rival que tratara de referirse a su vida –dura vida en la que conoció lo que es la pobreza, según explicó–, asegurando que las condenas que le habían dado fueron injustas. Pero Yuschenko, que se perfila ahora como el favorito indiscutible de los nuevos comicios, arremetía una y otra vez acusando a Yanukovich prácticamente de ladrón, por ser el responsable de las falsificaciones masivas cometidas el 21 de noviembre pasado.
Inútiles fueron los intentos de Yanukovich de llevar a Yuschenko a un terreno conciliador, de ponerse de acuerdo con su rival en cómo unir a Ucrania, hoy dividida prácticamente por la mitad, política y geográficamente. Yuschenko no cambió un ápice su táctica agresiva, dando impresión de una mayor seguridad que probablemente reforzará la ventaja de 10 puntos que actualmente le lleva, según las encuestas, al primer ministro. Yanukovich también fue consecuente hasta el final, y en sus palabras de despedida pidió al pueblo mantener la calma cualesquiera que sean los resultados de los comicios y prometió continuar sirviendo a Ucrania independientemente del veredicto de las urnas el próximo domingo.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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