EL MUNDO
› MATARON A 22 PERSONAS EN UN COMEDOR NORTEAMERICANO EN IRAK
El ataque más sangriento para EE.UU.
En uno de los mayores ataques sobre fuerzas estadounidenses desde la invasión del año pasado, 22 personas murieron y 60 resultaron heridas por una explosión en una carpa comedor para soldados. Un grupo militante ligado a Al Qaida se adjudicó el hecho por Internet.
Por Patrick Cockburn y Jeremy Redmod *
Desde Bagdad y Mosul
Una explosión en una carpa comedor mientras los soldados se sentaban para almorzar en una base cerca de la ciudad norteña de Mosul mató a por lo menos 22 personas e hirió a alrededor de 60, en uno de los ataques más sangrientos contra fuerzas norteamericanas en Irak desde la invasión. La fuerza de las explosiones hizo que los soldados cayeran al piso. Una bola de fuego envolvió el techo de la carpa y esquirlas cayeron sobre los hombres.
Entre los gritos y el humo negro que siguieron, los soldados dieron vuelta sus mesas, acostaron a los heridos sobre ellas y cuidadosamente los llevaron al estacionamiento. “¡Médico! ¡Médico!”, gritaban los soldados. Los médicos corrieron hacia el interior de la carpa y sacaron al resto de los heridos en camillas. Decenas de tropas se metieron en los refugios antibombas de cemento en el exterior. Otros deambulaban temblorosamente por la carpa para luego colapsar, mareados por la explosión. “¡No puedo oír! ¡No puedo oír!”, lloraba una soldado mientras una amiga la abrazaba. Cerca de la entrada del comedor, las tropas atendían a un soldado con una gran herida en la cabeza. A los pocos minutos lo metían en una bolsa negra para cadáveres. Había tres cuerpos más en el estacionamiento. Soldados corrieron hacia la carpa para ver si había más heridos. Las explosiones dejaron un enorme agujero en el techo de la carpa. Charcos de sangre, bandejas y mesas y sillas dadas vueltas cubrían el piso. Soldados con caras ensombrecidas gruñían enojados y maldecían mientras abandonaban el lugar.
El sargento Evan Byler intentaba calmarse en uno de los refugios anti-bomba. Estaba comiendo pollo con fideos cuando explotó la bomba. La explosión lo hizo volar de su silla. Cuando el humo se dispersó, se sacó su camisa y envolvió con ella a un soldado gravemente herido. Byler sostenía luego la camisa ensangrentada en su mano, sin saber qué hacer con ella. “No es la primera vez que me toca algo así”, dijo Byler, de Virginia, que sobrevivió una explosión de un artefacto improvisado mientras conducía su vehículo este año.
Las fuertes pérdidas norteamericanas probablemente lleven a investigaciones para establecer por qué había tantos soldados juntos en la carpa comedor. El ejército norteamericano dijo después que había habido una sola explosión, pero que no sabía si había sido causada por un suicida, un cohete o morteros. El grupo militante Ansar al Sunna, ligado a Al Qaida, afirmó luego en un sitio de Internet que había llevado a cabo un ataque suicida sobre una base norteamericana.
Los rebeldes han disparado morteros al comedor más de 30 veces este año. Una vez mataron a una soldado de la Tercera Brigada de la Segunda División de Infantería durante el verano mientras corría a cubrirse en uno de los refugios anti-bomba. A unos metros, se está construyendo un nuevo comedor de hierro y cemento para los soldados.
La teniente Dawn Wheeler, miembro del Batallón de Ingeniería 276, basado en Richmond, estaba haciendo cola para servirse pollo cuando morteros golpearon en la parte externa de una pared cerca de ella. Un soldado que había estado parado al lado de ella cayó al piso luchando con una esquirla que se había hundido en su cuello. “Tenemos ángeles sobre nosotros”, dijo mientras se iba en una camioneta blindada.
Wheeler rápidamente se reunió de emergencia con otros oficiales de la 276 minutos después de la explosión. El mayor James Zollar, comandante actuante de la unidad, habló con más de una docena de sus oficiales con la voz llena de emoción. Les pidió que mantuvieran sus tropas focalizadas en sus misiones. “Esto es algo muy trágico para todos nosotros pero tenemos misiones”, les dijo. “Somos nosotros, los líderes, los que tenemos que mantenerlos unidos.” Zollar luego cedió la palabra al capellán Eddie Barnett, quien pronunció una oración: “Ayúdanos ahora, Dios, en este tiempo de circunstancias trágicas”, dijo Barnett. “Rogamos para que cures a nuestros soldados heridos.” Con sus cabezas gachas, los soldados salieron. Tenían mucho trabajo para hacer.
La posición militar norteamericana en el norte de Irak se ha deteriorado rápidamente en los últimos dos meses. Durante los primeros nueve meses de la ocupación, Mosul fue retratado como un modelo para el resto de Irak, con la División Aérea 101 a cargo. Ahora ha dejado de ser así.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Ximena Federman.
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