EL MUNDO
› EL EJERCITO DE OBSERVADORES
INTERNACIONALES VALIDO LOS COMICIOS
Déjà vu de vencedor y vencido en Ucrania
Viktor Yuschenko ganó la segunda vuelta “bis”. Pero su contendiente, Viktor Yanukovich, dijo que apelará a la Justicia para impugnar las elecciones. La Corte Suprema ya había anulado el voto del 21 de noviembre por acusaciones de fraude contra Yanukovich.
Por Rodrigo Fernández *
Desde Kiev
“Ahora todo cambiará”, prometió Viktor Yuschenko al proclamarse ayer vencedor de las elecciones presidenciales celebradas el domingo en Ucrania. Con el 99,8 por ciento de los votos escrutados, este economista prooccidental se imponía sobre el primer ministro Viktor Yanukovich por más de siete puntos: el 52,05 contra el 44,15 por ciento. Aunque reconoce que las cifras dan la victoria a su rival, los seguidores del rusohablante Yanukovich han decidido impugnar los resultados de esta repetición de la segunda vuelta electoral ante el Tribunal Supremo por “irregularidades sistemáticas y falsificación”. Los observadores internacionales, sin embargo, no han detectado anomalías de importancia durante la votación y es sumamente improbable que el alto tribunal vuelva a anular las elecciones, como hizo con las del 21 de noviembre pasado, en las que el fraude fue masivo.
“El pueblo de Ucrania se opuso a uno de los regímenes más cínicos y corruptos del Este de Europa”, dijo Yuschenko ante miles de partidarios que se habían congregado en la Plaza de la Independencia, principal centro su “Revolución Naranja”. “Hace 14 años que somos independientes. Ahora también somos libres, pero hay que defender y afianzar esta libertad que hemos conquistado”, agregó. Los naranjas no piensan abandonar su campamento en la calle Kreshatik, la principal de Kiev, hasta que no se den a conocer los resultados oficiales definitivos, lo que probablemente sucederá después de Año Nuevo. Antes de hacerlos públicos, la Comisión Electoral Central (CEC) seguramente decidirá esperar el veredicto del Tribunal Supremo, al que los seguidores de Yanukovich han anunciado que recurrirán para conseguir la anulación de estos comicios.
Nestror Sufrich, diputado que representa a Yanukovich ante la comisión electoral, explicó que había resuelto apelar al Supremo debido a las “anomalías sistemáticas” que impiden conocer cuál es la auténtica voluntad popular. Taras Chornovil, jefe de la campaña electoral de Yanukovich, denunció por su parte la supuesta introducción en las urnas de cerca de millón y medio de papeletas falsas en las regiones centrales y occidentales del país. Además sostuvo que otro millón y medio de personas no había podido hacer uso de su derecho a votar en casa por motivos de salud.
En la segunda ronda de noviembre pasado, Yuschenko afirmó que le habían robado entre 3 y 4 millones de sufragios. Ahora, los partidarios del primer ministro acusan a las víctimas de la votación anterior de haber cometido fraude. Aunque la acusación de falsificación se repita, nadie cree que el Supremo anule la tercera ronda de los comicios presidenciales más largos e importantes que ha vivido Ucrania.
Los resultados por provincias muestran claramente que el país está profundamente dividido política y geográficamente. Las regiones agrícolas pobres del oeste de Ucrania han apoyado mayoritariamente a Yuschenko, que preconiza la integración con Europa. Mientras tanto, las zonas del sudeste, industriales y rusohablantes, votaron por Yanukovich, que abogaba por profundizar aún más las relaciones con Rusia. Por ejemplo, en la provincia occidental de Ternopol, el economista liberal obtuvo más del 96 por ciento de los votos, mientras que el primer ministro se hizo con más del 93 por ciento de los sufragios en la sudoriental Donetsk. Ganarse la confianza de todas las regiones del país y ser el presidente de “todos los ucranios”, como lo ha prometido, es el gran desafío que ahora afronta Yuschenko.
Además, el panorama político de Ucrania no parece haberse despejado con la victoria del líder de la oposición al régimen del presidente saliente, Leonid Kuchma, y quienes ayudaron a ganar a Yuschenko mañana pueden convertirse en sus opositores. Alexandr Moroz, jefe del Partido Socialista, reconoce que puede dar la espalda al nuevo jefe de Estado. “Todo depende de la política que aplique Yuschenko”, declaró ayer Moroz, al tiempo que dijo que no estaba en negociaciones para ocupar determinados puestos en el futuro gobierno. Hasta hace poco, Moroz se perfilaba como uno de los candidatos a primer ministro, cargo que le podrían dar en agradecimiento al apoyo vital que dio a Yuschenko en la segunda y tercera rondas electorales. Otro asunto que complicará la situación política es el futuro de Kuchma. Yulia Timoshenko, la aliada radical de Yuschenko, reiteró ayer que el presidente saliente debería ser juzgado por los numerosos escándalos que estallaron durante su gestión. Particularmente aludió al asesinato de Guergui Gongadze, supuestamente cometido con la autorización de Kuchma. Timoshenko advirtió que votará en contra de la ley de garantías para el ex presidente, que Yuschenko propone adoptar.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
Subnotas