Hace meses escribía que si en Latinoamérica se alteran los grandes intereses del empresariado nacional asociado a las finanzas multinacionales, siempre se producía inevitablemente un golpe (Cuba, Granada, Santo Domingo, Panamá, Nicaragua, Haití, Chile) patrocinado por Estados Unidos. La ley de Tierras, la ley de Hidrocarburos, la ley de Costas y la ley de Pesca que promulgó Chávez iban a producir tremendas resistencias en el empresariado y en la burguesía terrateniente venezolana. En Venezuela el 1 por ciento de los estancieros tiene el 46 por ciento de las tierras. Chávez sólo les exigía hacer producir la tierra.
Amigo de Fidel, y teniendo conversaciones con Saddam, no era difícil imaginar su caída inminente. El golpe “de los medios”, unido al empresariado y a un sector de la clase media, con el guiño de Estados Unidos y un sector de las Fuerzas Armadas, facilitó la caída de Chávez. Como dice Bonasso, “no cayó por las cosas que hacía mal sino por las que estaba haciendo bien y por su antiimperialismo”.
Hasta aquí todo es conocido. Ese tipo de “golpe democrático” lo conocemos en Latinoamérica. Pero lo que es inédito es la vuelta de Chávez al poder. La fuerza en las calles y el sector fiel del ejército fueron las armas que posibilitaron su vuelta inmediata. Aquí tal vez se marca el “acontecimiento”. El cambio de naturaleza. No va a ser fácil al imperialismo derrocar gobiernos populares. Si sus pueblos salen a ocupar las calles dispuestos a jugarse el cuerpo por la dignidad amenazada.
Esto es un verdadero cambio en Latinoamérica. Para no olvidar.
El pueblo argentino que conquistó las calles y carreteras de nuestro país, defendiendo su dignidad y recuperando “la voz de su cuerpo”, no va a permitir aventuras militares. Hubo un paso adelante. El “nunca más” y “que se vayan todos” no son simples enunciados. Son fundantes. Se acabaron los golpes desde esa dignidad reconquistada. Ese pueblo saldrá a la calle frente a cualquier atropello militar. No hay vuelta atrás.
El imperialismo tendría que inventar tácticas para derrocar gobiernos constitucionales. Pero tiene que saber que el pueblo latinoamericano ya está en las calles para defender sus derechos y sus dignidades. Aquí y en toda Latinoamérica. Las nuevas formas civiles de resistencia son la gran vacuna contra las intervenciones del imperialismo.
De eso se trata el acontecimiento “Chávez” en Venezuela como gran formador de subjetividad. El evento es lo anecdótico. El acontecimiento es la pura intensidad popular.