Sáb 15.01.2005

EL MUNDO  › UN INFORME DE LA CIA DICE QUE IRAK SE CONVIRTIO EN UN AMPO PARA ENTRENAR TERRORISTAS

La invasión que inventó un Afganistán

La ocupación de Irak se justificó sobre la base de la guerra contra el terrorismo. Pero, en un informe potencialmente demoledor para la administración Bush, un panel contratado por la CIA afirma ahora que el país se ha convertido en una base de Al Qaida.

Por Javier del Pino *
Desde Washington

Un organismo de expertos independientes que asesora al director de la CIA considera que Irak ha reemplazado a Afganistán como sede central de reclutamiento y entrenamiento de terroristas. Las condiciones precarias de seguridad y la hostilidad hacia las tropas invasoras proporcionan un excelente caldo de cultivo para organizaciones extremistas. El informe considera que Al Qaida ha comenzado un proceso de disolución que impulsa la aparición de grupos terroristas más dispersos y, por tanto, más difíciles de controlar y combatir y que actuarán durante los próximos años.
En cambio, los expertos creen que la posibilidad de una “guerra total” en el mundo está en el nivel más bajo del último siglo. El documento lleva el sello del Consejo Nacional de Inteligencia, compuesto por un millar de expertos internacionales que durante un año han redactado un análisis sobre las tendencias globales de seguridad y conflictividad en el mundo. El CNI es un organismo creado para asesorar al director de la CIA y a la cúpula de los servicios de espionaje de EE.UU. Las 119 páginas del informe estaban disponibles ayer en inglés en el servidor de la CIA en Internet (www.foia.cia.gov/2020/20 20.pdf). Algunas de las conclusiones más alarmantes se detallan en un capítulo titulado Inseguridad Extendida en el que los autores anticipan un futuro inmediato caracterizado por una creciente “sensación de inseguridad basada tanto en percepciones psicológicas como en amenazas físicas”.
La primera categoría hace referencia al desempleo y a los movimientos migratorios; la segunda detalla de manera explícita el aumento del riesgo terrorista y sus consecuencias políticas, económicas y comerciales. Según el informe, los factores que figuran en el trasfondo del terrorismo internacional no muestran signos de desaparición en los próximos 15 años, el período de análisis fijado por los expertos. Por el contrario, los autores identifican un renacimiento del islamismo radical que promueve la extensión del fundamentalismo más allá de su zona histórica de influencia, especialmente hacia el occidente europeo y el centro y el sudeste asiático. Según el texto, los movimientos “antiglobalización y la oposición a las políticas de EE.UU. pueden cimentar un crecimiento del número de personas que simpatizan, colaboran o financian el terrorismo”. En ese escenario, Al Qaida comenzará un proceso de disolución del que nacerán múltiples organizaciones independientes con la misma ideología y los mismos métodos, amparadas por los beneficios que proporcionan las tecnologías. Los terroristas compartirán sus conocimientos, intenciones y medios financieros a través del anonimato que proporciona Internet.
Irak se convertirá así en el territorio de “reclutamiento activo, entrenamiento, enseñanzas técnicas y práctica del idioma para una nueva clase de terroristas que estarán “profesionalizados” y para quienes la violencia política proporciona “un fin en sí mismo”. Aunque el documento es cauto a la hora de vincular expresamente la invasión de Irak con el aumento del terrorismo, una de las conclusiones establece genéricamente que los “luchadores extranjeros –individuos listos para combatir allá donde crean que los territorios islámicos están siendo atacados por quienes contemplan como ‘invasores infieles’– disfrutan de un creciente sentimiento de apoyo entre musulmanes que no apoyan necesariamente el terrorismo”. “Incluso si decrece el número de extremistas”, dice el informe, “la amenaza terrorista tenderá a permanecer”. Los analistas muestran su temor a la disponibilidad futura de armas de destrucción masiva pero, consideran que “la mayoría de los ataques terroristas seguirán empleando fundamentalmente armas convencionales, aunque incorporarán giros para desequilibrar a quienes planifican la lucha antiterrorista”.
Los terroristas, asegura el documento, no serán originales en las tecnologías o en las armas, pero sí en “los conceptos operativos como el alcance del ataque, el diseño o los apoyos”. Uno de esos conceptos es la planificación de ataques simultáneos en lugares distintos. Aun así, los analistas creen “probable” que los terroristas adquieran y utilicen armas biológicas capaces de dispersar enfermedades “mucho antes de que las autoridades lo descubran”. Tampoco se descarta que los terroristas puedan hacerse con armas nucleares de Rusia o Pakistán en los próximos 15 años. El principal objetivo de los ataques seguirá siendo el territorio de EE.UU. y sus intereses en el extranjero. Según Robert Hurchings, presidente del CNI, Irak es “en este momento un imán para la actividad terrorista internacional”. Sólo una de las conclusiones del informe es alentadora: la probabilidad de “un gran conflicto capaz de escalar hasta convertirse en una guerra total” es menor que en cualquier momento del siglo pasado.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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