Vie 03.05.2002

EL MUNDO

A ver si probamos esto una vez más

Colin Powell anunció una vaga conferencia internacional para Medio Oriente a mediados de año. Es difícil que Israel acepte.

La liberación del líder palestino Yasser Arafat y la disminución de la tensión en varias zonas de Cisjordania parecen haber entusiasmado al Departamento de Estado. Tanto, que el secretario de Estado Colin Powell anunció que en el verano (en nuestro invierno) se realizará una conferencia internacional para lograr la paz en la región, con la presencia de Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y la ONU. “Llegó el momento de actuar rápido para aprovechar la oportunidad que se nos presenta, y tenemos la intención de hacerlo”, dijo feliz Powell. Antes, el mismo Powell y su presidente, George Bush, habían presionado a Arafat para que “adopte otra actitud” respecto del conflicto con Israel, y el Senado norteamericano había aprobado una resolución de apoyo al Estado hebreo.
Powell enunció su “estrategia” luego de que Bush se reuniera con José María Aznar, presidente de turno de la Unión Europea y jefe de gobierno español, y el titular de la Comisión Europea, Romano Prodi. Para Powell, habría tres elementos en la conferencia internacional: “1) La restauración de la seguridad; 2) La asistencia económica y humanitaria y la reconstrucción de instituciones fuertes, responsables, democráticas y abiertas a la economía de mercado; 3) La preparación de negociaciones serias y aceleradas con vistas a una solución del conflicto”. Powell señaló que “los detalles acerca de dónde y cuándo tendrá lugar y quiénes serán los participantes todavía están por decidirse”.
Entretanto, Arafat salió ayer de su bunker en Ramalá. Pero la tensión no decayó sino que se concentró en Belén. Allí, un palestino murió en la puerta de la Iglesia de la Natividad y un grupo de pacifistas consiguió entrar a toda velocidad en el edificio cuando tropas israelíes abrieron fuego contra tres milicianos palestinos que salieron de allí.
Mientras tanto, los guardias norteamericanos y británicos tomaron sus posiciones en una cárcel construida por los británicos en los años ‘30 en Jericó. Los guardias estarán encargados de vigilar a los seis palestinos detenidos en el bunker de Ramalá: cuatro acusados del asesinato del ministro de Turismo israelí, Rehavam Zeevi, el jefe actual del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), grupo responsable del crimen, y un responsable económico de la Autoridad Palestina, implicado, según Israel, en el tráfico de armas desde Irán.
Ya hay demandas para que se llegue a un acuerdo similar para terminar con el conflicto en Belén. El alcalde de la ciudad, Hanna Nasser, dijo ayer que los palestinos propusieron que los milicianos buscados por Israel dentro de la Iglesia de la Natividad sean enviados a Jericó. “Si son encontrados culpables de cualquier crimen, deben quedar en manos británicas y norteamericanas, como ocurrió en Ramalá.”

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