EL MUNDO
› LA OPOSICION DICE QUE LAS NUEVAS
MEDIDAS SON “UN ENGAÑO” A LOS CIUDADANOS
Bush manos de tijera con el gasto social
Bush presentó un presupuesto de 2,57 billones de dólares con recortes sociales para controlar el déficit record. Los programas del Pentágono para el desarrollo de nuevas armas serán los principales beneficiarios del aumento de fondos públicos en 2006.
Por Sandro Pozzi *
Desde Nueva York
La Casa Blanca entregó ayer al Congreso su propuesta de presupuesto para el ejercicio 2006, que arranca en octubre próximo, valorado en 2,57 billones de dólares. El presidente George Bush apuesta por un incremento del gasto militar y seguridad interior para atender el frente en la campaña global contra el terrorismo y que compensa, en alarde de disciplina fiscal, con importantes recortes en el ámbito de la salud, la educación y el medioambiente.
El presupuesto 2006 está diseñado para mantener el déficit bajo control sin descuidar la bautizada como guerra contra el terror. La Casa Blanca prevé un incremento más moderado del gasto militar para el año próximo, del 4,8%, hasta alcanzar los 419.300 millones de dólares. Sin embargo, es un 41% más que en 2001, antes de los atentados suicidas del 11-S, y no se tienen en cuenta las operaciones militares en Irak y Afganistán, para las que la Casa Blanca va a solicitar 80.000 millones más para este año. Los programas del Pentágono para el desarrollo de nuevas armas serán los principales beneficiarios del aumento de fondos públicos en este capítulo en 2006. El Departamento de Defensa quiere dotar de mejores armas a sus soldados que en el campo de batalla luchan contra las “guerrillas”, en lugar de destinarlo a los busques y aviones, como hasta ahora. En paralelo, el gasto para la Seguridad Interior se incrementa en un 1,2 por ciento.
Para equilibrar la balanza, la administración Bush propone un recorte del 0,5% al margen de los capítulos de defensa, la acción más restrictiva desde la época de Ronald Reagan. Para ello, se propone pasar la tijera en los presupuestos de los que se nutren 12 de las 23 agencias gubernamentales, lo que se traduce en la desaparición total o casi de 150 programas, con lo que se espera ahorrar 20.000 millones de dólares en 2006. Una tercera parte de esos programas públicos que serán objeto de la eliminación están inscritos al Departamento de Educación, que verá recortado su presupuesto en cerca de un 1%. La Casa Blanca propone un recorte del gasto del 9,6% en los subsidios agrícolas, un 5,6% de reducción en el presupuesto de medioambiente, un recorte del 6,7% en transporte y un 11,5% menos para el desarrollo urbano y la vivienda. La restricción presupuestaria se impone además en los pagos sanitarios a los más pobres –Medicaid– y a los veteranos de guerra, con una caída global de 0,5%. Los departamentos de Justicia e Interior registran una reducción del 5,5% y del 1,1% respectivamente, mientras que el de empleo acusará una reducción del 4,4%.
Bush se declaró “muy optimista” sobre el futuro de su propuesta. “Estamos tomando los pasos necesarios para alcanzar nuestros objetivos de reducción del déficit”, recalcó el presidente, que para dar ejemplo aplica una reducción del 1,7% en su propio presupuesto. La previsión de la administración es que las cuentas públicas se cierren en septiembre con un agujero de 427.000 millones de dólares. Y en su promesa de recortar el déficit a la mitad para 2009 prevé una reducción gradual de los números rojos hasta los 390 millones en el ejercicio fiscal 2006 y de ahí hasta los 233.000 millones tres años más tarde.
La respuesta de la oposición demócrata fue inmediata y calificó el plan de gasto diseñado por la Casa Blanca de “engaño a los ciudadanos” y de ofrecer “una imagen falsa”, porque deja en el aire el gasto militar en los frentes iraquí y afgano, además de no incluir aún el impacto de la privatización parcial del sistema de pensiones, el objetivo número uno de George Bush en política doméstica. Si a estas dos incógnitas se les suma el recorte del gasto social, el enfrentamiento está garantizado, ya que muchas de las propuestas presentadas ahora fueron rechazadas el año pasado. Los demócratas no dudan en calificar el borrador de “irresponsable”, porque se procede a recortes sociales mientras se mantienen las reducciones de impuestos para los bolsillos más adinerados. “Los recortes en los programas para veteranos, salud y educación reflejan prioridades políticas equivocadas”, según el líder de los demócratas en el Senado, Harry Reid.
La nueva política de restricción presupuestaria de la Casa Blanca, si es aprobada por un Congreso dominado por el color rojo del partido del presidente George Bush, permitirá ahorrar hasta 137.000 millones de dólares durante la próxima década, según la propuesta de presupuesto presentada ayer en Washington. Pero eso se hace a costa del bolsillo de los ciudadanos, como muestran algunos ejemplos concretos.
La compañía ferroviaria Amtrak se quedará en breve sin los 1200 millones de dólares de ayudas públicas que recibe todos los años para funcionar, lo que podría traducirse en un aumento del precio de los billetes. Los pasajeros de avión lo verán antes, ya que se incrementa la prima de seguridad actual de 2,50 dólares hasta los 5,50 dólares por trayecto. Y los veteranos de guerra, los más cuidados durante la campaña electoral para recabar su voto, tendrán que echar mano al bolsillo si no tienen problemas físicos o de salud, porque van a sufrir un incremento en el pago de los medicamentos con prescripción médica, que pasan de los 7 dólares actuales a 15 dólares, además de tener que pagar 250 dólares como cargo por el uso de un hospital para veteranos. A esto se le suma el recorte del 5% en los programas de vivienda para enfermos de sida y del 50% para los discapacitados.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.