EL MUNDO
A ver si ponemos el carro de la paz antes del caballo de la sangre
Las negociaciones interpalestinas derivaron ayer en el logro de un cese del fuego del extremismo fundamentalista con Israel, pero nadie sabe si será mantenido. La tregua es frágil, pero de ella depende el reinicio de las negociaciones de paz entre ambas partes.
Por Donald Macintyre *
Desde Ciudad de Gaza
Mahmud Abbas, el presidente palestino, confrontó anoche a Hamas demandando que observe un estricto cese del fuego con Israel después de que los ataques con cohetes y morteros pusieran en peligro la tregua que él y el primer ministro israelí Ariel Sharon declararon esta semana. Tras la reunión, Hamas prometió que mantendría la tregua. Un importante representante del movimiento, Ismail Haniyé, al finalizar el encuentro, afirmó haber obtenido de Abbas “una confirmación de que Israel se ha comprometido a detener esas agresiones, incluyendo los asesinatos”, selectivos de activistas palestinos.
Un vocero de Hamas en Gaza, Sami Abu Zuhari, dijo que la organización estaba interesada en un cese del fuego, pero agregó que la condición era que se detenga toda actividad militar israelí contra sus miembros. En reuniones cara a cara, Abbas advirtió a Hamas y a los líderes islámicos de la Jihad que tenía un claro mandato popular desde la elección presidencial del mes pasado para detener la violencia, y que continuar con el cese del fuego ofrecía mejores posibilidades para que avanzara la causa palestina, incluyendo la cuestión clave de la liberación de prisioneros. En una movida alentadora para Abbas, antes de las conversaciones cruciales de anoche, Israel accedió al retorno de 56 militantes deportados de Cisjordania, incluyendo 39 exiliados por el acuerdo que terminó con el asalto de la iglesia de la Natividad en Belén en mayo de 2002. Veintiséis fugitivos que se habían refugiado en la iglesia fueron enviados a Gaza y otros 13 a Europa. Raanan Gissin, un vocero de Sharon, confirmó el acuerdo –bajo el cual otros 17 militantes de Cisjordania deportados a Gaza durante los últimos cuatro años y medio de conflicto también tendrían permitido volver–, pero dijo que todavía no había un calendario para su implementación. “Prometemos que no serán arrestados cuando vuelvan”, agregó. “Estamos congelando todos los procedimientos legales contra ellos en tanto que se abstengan de realizar actividades terroristas.”
La urgencia de la reunión de Abbas con Hamas fue subrayada el jueves cuando la facción reivindicó más de 40 ataques sobre Gush Katif, el principal asentamiento de Gaza, diciendo que eran en venganza por la muerte a tiros de dos palestinos a manos de tropas israelíes en Gaza y Cisjordania. Abbas, quien redesplegó a las fuerzas palestinas en Gaza hace tres semanas para ayudar a mantener el cese del fuego, en ese momento aún no declarado, reaccionó pocas horas después de los ataques despidiendo a ocho jefes de seguridad palestinos.
Ziad Abu Amr, el principal negociador de Abbas con las facciones, dijo antes de las charlas de anoche que era optimista acerca de que Hamas acordaría respetar el cese del fuego. Sugirió que los ataques de Hamas habían sido lanzados en parte como un recordatorio de sus demandas –incluyendo la rápida liberación de prisioneros– después de la reunión de Sharm el-Sheij la semana pasada. Abbas utilizó la reunión de anoche para delinear los avances que cree que hizo en la reunión, en la cual Sharon prometió detener las actividades militares contra los palestinos.
Abu Amr dejó en claro que Abbas tenía la intención de llegar a un acuerdo que no requiriera el uso de la fuerza contra facciones militares. Agregó que Abbas quería que ambos lados eviten las venganzas que darían lugar a que incidentes aislados escalaran hasta continuar el conflicto. “Tenemos que convencer a Hamas para que se contengan frente a las provocaciones de Israel. Pero Israel también tiene la responsabilidad de honrar el acuerdo de Sharm el-Sheij”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Ximena Federman.