EL MUNDO
› SELLARON UNA ALIANZA OPOSITORA PARA ENFRENTAR A CARLOS MESA
Campesinos unidos y en pie de guerra
Después de que los partidos tradicionales se unieran detrás del presidente Carlos Mesa, los principales movimientos campesinos suscribieron ayer una alianza para mantener los bloqueos de caminos y enfrentar al gobierno.
Bolivia amaneció ayer al borde de la polarización. Mientras de un lado se agruparon los partidos tradicionales como el MNR, el MIR y la NFR junto con el presidente Carlos Mesa, tras ratificarlo el martes, por el otro los dispersos líderes radicales de campesinos, sindicalistas y trabajadores saldaron sus diferencias y formaron un pacto de oposición. El cocalero Evo Morales, el líder indígena Felipe Quispe, el sindicalista Jaime Solares y el concejal de El Alto Roberto Cruz aunaron fuerzas y llamaron a intensificar los bloqueos. Mesa, por su parte, redobló la apuesta y convocó a “todos los bolivianos y bolivianas” a salir hoy a las calles a respaldarlo, anunciando que arrestará a los bloqueadores.
Los líderes sindicales más intransigentes de Bolivia formaron ayer un frente contra “la oligarquía y las transnacionales que representa el presidente” Mesa, en medio de un rebrote de las protestas, con cerca de 39 puntos cortados entre Santa Cruz, Cochabamba, Oruro, Potosí y Chuquisaca, cinco de los nueve departamentos que tiene Bolivia. De este modo, los dirigentes opositores hasta ahora dispersos se unieron y formaron una alianza de oposición en respuesta al acuerdo nacional firmado el martes por el presidente y los partidos conservadores, que supone la permanencia de Mesa en la presidencia y la aprobación de una ley de hidrocarburos que resulte y sobre todo sea vista como “viable” para las inversiones extranjeras.
El pacto de “unidad nacional” fue concretado en la sede de la histórica Central Obrera Boliviana (COB), que ayer recuperó protagonismo a causa del acercamiento de su dirigente, el sindicalista Solares, al cocalero Morales. El concejal de El Alto, los dirigentes campesinos Román Loayza y Alejo Veliz, y Miguel Zubieta, de los mineros, el dirigente indígena Quispe, y representantes de maestros, trabajadores fabriles, universitarios y del Movimiento Sin Tierra completaron la alianza.
Solares, que hasta ayer se había mantenido a distancia de Morales, a quien acusaba de ser aliado de Mesa, remarcó que el objetivo es pedir que se cambien los contratos con las multinacionales para que paguen una regalía del 50 por ciento. La regalía, un pago fijo por explotar recursos naturales, es ahora del 18 por ciento para los contratos de las multinacionales. El gobierno propone sumar a esta regalía un nuevo impuesto de hasta el 32 por ciento discriminando el tamaño de los campos, pero la oposición pide una subida directa al 50 por ciento para todas.
Morales calificó el reencuentro de los líderes de “histórico” y advirtió que “a partir de este momento las movilizaciones van a continuar porque fundamentalmente son para hacer aprobar la ley de hidrocarburos con 5 por ciento de regalías para el Estado. Cuando el Congreso apruebe esto, recién pararán las movilizaciones”. Quispe, cuyo liderazgo estaba en picada, se sumó al desafío y dijo que representan a “la mayoría histórica de Bolivia que elegirá su propio presidente, porque el mestizo Carlos Mesa nos ha traicionado”.
La nueva coalición coincidió con el establecimiento de nuevos bloqueos, cuyo principal blanco fueron los campos petroleros y gasíferos de compañías extranjeras como British Petroleum, cuya filial está en Cochabamba, y otros yacimientos en Santa Cruz. De los 39 cortes de ruta, 20 fueron en la región cocalera de Chaparé, bastión de Morales.
La primera reacción oficial a la alianza de la oposición fue el anuncio de Mesa de que someterá a la Justicia y eventualmente enviará a la cárcel a los manifestantes que corten rutas por protestas sociales. El mandatario declaró que aplicará “la apertura de investigación, juicio y eventual detención de quienes están cometiendo actos sediciosos, delitos y vulnerando los derechos ajenos al interrumpir el libre tráfico en el país”. Descartó, sin embargo, que fuera a reprimir las protestas sociales violentas con el uso de la fuerza militar. “Los bloqueos no son un camino que hoy los bolivianos acepten”, dijo ayer el mandatario. Sin embargo, “voy a hacer el máximo esfuerzo para lograr el tema de los bloqueos por la vía del diálogo”, aseveró.
Mesa acusó a Morales de “marcar una línea de presión y de presencia política” por su intransigencia frente a la ley de hidrocarburos. Además convocó al pueblo boliviano a llenar hoy las plazas y pronunciarse en contra de los bloqueos. Con un acuerdo político en el bolsillo para continuar en el poder, pero sin estabilidad social, Mesa enfrenta la rearticulación de los movimientos populares y de izquierda” en pie de guerra” que lo tildan de “mestizo traidor”.
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