“Todo en ella es combustión”, dijo Vinicius de Moraes en 1965, cuando la conoció. Ahora, celebrando sus cuarenta años de carrera, una María Bethânia en su mejor forma devuelve el piropo con Que falta vocé me faz, un disco-homenaje en el que versiona los clásicos tristes del gurú de la bossa nova.
En Rosario, un psiquiatra (subdirector del Hospital Psiquiátrico Agudo Avila) y un antropólogo trabajan junto a un chamán peruano en la investigación rigurosa de las propiedades curativas de la ayahuasca, el brebaje que las poblaciones indígenas vienen utilizando desde hace siglos para inducir trances en los que el paciente, sin perder la conciencia y con ayuda del chamán, cura patologías y conflictos. Radar habló con los responsables de esta fundación que intenta conciliar la tradición occidental con el conocimiento de culturas ancestrales en sesiones que quedan rigurosamente registradas.
› Por María Moreno
Fue el primer artista total, capaz de pintar, escribir, actuar, animar, coser y reportear. Inventó el rejunte chic de San Telmo, el café concert, la insolencia con el público, el cholulismo como bella arte. Se hizo famoso con la Botica del Angel, museo excéntrico del tango que supo tener su época de oro en la TV y hoy funciona en la ex iglesia de Montserrat, donde también vive. Pero las gracias máximas de Eduardo Bergara Leumann son la charla, la memoria y la indiscreción. Las tres campean en esta entrevista donde el hombre que cenó con Fellini (y se emocionó como Cipe Lincovsky) saca los trapitos al sol de medio show business tanguero.
El Festival de Mar del Plata se inaugura el fin de semana y viene con verdaderos pesos pesado en su competencia oficial, como Downfall (la película que narra descarnadamente los últimos días de Hitler) y A Hole In My Heart (un virulento making off de una película porno). Corriendo el foco de lo que tendrá amplia cobertura en los próximos días, Radar ofrece una guía de lo que sería bueno no perderse en las diferentes secciones que no compiten por el codiciado Astor de Oro.
› Por Moira Soto
Venía de hacer Shakespeare y Brecht cuando, a mediados de los ‘60, se aventuró a hacer televisión y sedujo a medio mundo como Emma Peel, la inigualable detective viuda de Los vengadores. Cuarenta años después, tras interpretaciones memorables en Medea, Madre Coraje y Quién le teme a Virginia Woolf, Diana Rigg volvió a la pantalla chica con un telefilm de la BBC lleno de guiños a su propia leyenda en el que despliega una vez más su gracia interpretando a... una detective viuda.
› Por Rodrigo Fresán
Originalmente pensado para una miniserie que iba a producir Martin Scorsese, el Frankenstein de Dean Koontz desfigura el mito de Mary Shelley hasta volverlo irreconocible. La historia es actual: mientras el Monstruo –cada vez más humano– medita en un monasterio tibetano, su creador, en Nueva Orleans, evoca con nostalgia sus experimentos con el doctor Mengele y un elenco de freaks –una cabeza con poderes telekinéticos llamada Karloff, esposas artificiales que leen a Emily Dickinson– hace de las suyas en segundo plano. Todo sobre la remake literaria más bizarra del momento.
› Por Mariano Kairuz
Primero que todos y antes que nada, está Spielberg con Tiburón. Atrás, un cardumen de películas con tiburones que viene proliferando desde hace años. Pero la última, Mar abierto, viene con sorpresa: por una vez, gana el pez.
Judith con la cabeza de Holofernes, 1613, óleo sobre tela, 139 x 116 cm, Galleria Palatina (Palazzo Pitti), Florencia
Cristófano Allori estudió en la escuela de su padre y de su abuelo, el principal pintor manierista florentino Agnolo Allori, conocido como Bronzino. Aunque se suele considerar que Cristófano rompió con las últimas tendencias manieristas, es evidente para muchos que en éste, su cuadro más famoso (pintado para el Gran Duque Cosimo II), el extremo contraste entre la cabeza oscura y barbada de Holofernes y el rostro angelical de su asesina le debe mucho a aquella corriente en la que fue entrenado inicialmente.
Se cree que Allori realizó un retrato de su amante Mazzafirra en la figura de Judith y el de la madre de ésta (su suegra) en la de la anciana sierva, así como la cabeza de Holofernes sería un autorretrato. Sea o no cierta la versión (y se supone que Mazzafirra acababa de abandonar al pintor), la clave de la pintura parece residir en la enorme tensión erótica que emana no sólo de los rostros sino de toda la figura de esta heroína judía del Viejo Testamento: Judith, vencedora del general asirio Holofernes.
¿Andrea Arana, el galán de televisión?
¿Facundo Casiraghi, el hijo de Carolina de Mónaco?
› Por Claudio Zeiger
“Una vez mi padre me dio un consejo
que nunca pude olvidar: ¡También los
paranoicos tienen enemigos!”
Ricardo Piglia, Prisión perpetua
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