Mar 07.05.2002

EL MUNDO

Cuando la ultraderecha que sube es bajada a los tiros

A una semana de las elecciones generales en Holanda, el líder xenófobo Pim Fortuyn fue asesinado en Hilversum. El slogan de su campaña era “Holanda está llena”. De inmigrantes, claro.

Por Ian Black y Andrew Osborn
Desde Bruselas y Hilversum

El paisaje político de Europa fue sacudido anoche cuando el político holandés de ultraderecha, Pim Fortuyn, fue asesinado a pocos días de la elección general en la que la inmigración y la raza son temas centrales. A Fortuyn, un gay ostentoso y mediático que hizo a los musulmanes blanco de una campaña basada en inmigración cero, le dispararon seis veces a la salida de una estación de radio en la ciudad de Hilversum, a unos 16 kilómetros al sur de Amsterdam.
El ataque, que lo dejó con heridas fatales en la cabeza y en el pecho, ocurrió cuando se dirigía a su automóvil tras una entrevista en la cadena de radio 3FM. Los paramédicos bombearon su pecho desesperadamente mientras yacía en el estacionamiento. El reportero de televisión Dave Abspoel dijo: “Vi a Pim Fortuyn en el suelo con una herida de bala en su cabeza”. Se vio cómo un hombre con un arma era perseguido y capturado por policías con perros: la policía confirmó que un hombre armado había sido arrestado. Multitudes se reunieron en el lugar del asesinato, que fue acordonado por la policía mientras se armaban altares provisorios con flores y velas. Los políticos y el público reaccionaron con horror e incredulidad ante el único asesinato en la historia moderna del país.
Su muerte ocurrió en un momento de creciente preocupación por el aumento del extremismo y la xenofobia en el continente, y menos de 24 horas después que Jean-Marie Le Pen, líder del Frente Nacional, fuera derrotado en la segunda vuelta en las elecciones presidenciales francesas. Los partidos de derecha han aumentado su caudal de votos recientemente en Italia, Dinamarca, Bélgica y Austria. El de Fortuyn fue el primer asesinato de un prominente político europeo desde que le dispararan al primer ministro sueco, Olof Palme, en Estocolmo en 1986. Los informes de anoche dijeron que Fortuyn había expresado recientemente temores por su seguridad después de un incidente en que manifestantes tiraron tortas de crema rociadas con orina en su cara. Harry Mens, un amigo cercano, dijo a la televisión holandesa que Fortuyn estaba preocupado porque había recibido amenazas telefónicas en los últimos días. “Es un escándalo que el departamento de justicia no haya tomado acción después del incidente de la torta”, dijo su abogado, Oscar Hammerstein.
Previamente ayer, Fortuyn dijo que esperaba convertirse en primer ministro en una carrera que verá al veterano primer ministro laborista Wim Kok retirarse de la vida pública después de las elecciones del 15 de mayo. Kok abandonó su campaña en Haarlem y regresó a La Haya después de la noticia de Hilversum. “Esto es profundamente trágico para nuestra democracia”, dijo. El jefe del partido Liberal, VVD, Hans Dijkstal, pidió un alto inmediato a la campaña de su partido. Ad Melkert, el sucesor de Kok como jefe del partido Laborista y su candidato a primer ministro, dijo: “Estas son las cosas que uno cree imposibles en los Países Bajos”.
Las encuestas habían sugerido que Fortuyn podía ganar hasta 20 escaños en el Parlamento de 150 escaños, pero en los últimos días parecía posicionado para conseguir más, quizás logrando un tercer lugar. Fortuyn, de 54 años, un ex académico marxista, fue catapultado a la fama en marzo cuando derrotó al Partido Laborista en la elección municipal de Rotterdam, ganando el 35 por ciento de los votos en una ciudad con una gran población de inmigrantes. Había dirigido sus ataques a la fuerte comunidad musulmana de 800.000 de los Países Bajos, llamando al Islam “atrasado”. Antes este año había concluido su liderazgo del partido Leefbaar Nederland (“Holanda vivible”) después de dar una entrevista que escandalizó hasta a sus propios partidarios. Entonces estableció su propio partido llamado la Lista de Pim Fortuyn.
Fortuyn surgió de la oscuridad para convertirse en un nombre bien conocido en las recientes encuestas de la extrema derecha europea, aunque algunos de sus críticos más feroces insistían en que no era un fascista. La inmigración ha sido un gran tema en los Países Bajos durante varios años. En 1998, el gobierno introdujo un requisito de que todo inmigrante externo de la Unión Europea se anotara para un curso de idioma holandés de 600 horas. Ahora los partidos están exigiendo que los ciudadanos que deseen “importar” un cónyuge de afuera de la Unión Europea paguen 2752 dólares para un curso de asimilación, aunque el dinero será devuelto si el curso es completado. Los musulmanes conforman un cinco por ciento de la población de 16 millones en los Países Bajos, el país más densamente poblado de Europa.

De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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